viernes, 2 de agosto de 2013

Entresemana Policías y ladrones, Por Moisés Sánchez Limón

Moisés Sánchez Limón

Convertida en trending topic, la exoneración de Raúl Salinas de Gortari por una autoridad jurisdiccional, respecto de la presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito, reduce el tema a términos de buenos y malos, policías y ladrones.
Elemental. La Procuraduría General de la República apeló a la sentencia absolutoria dictada en beneficio de Salinas de Gortari. El caso, por ende, se ventila ahora en un Tribunal Unitario. La historia sin fin.
Una postura similar habría ocurrido si en abril de 1996, más que asegurarle bienes y congelarle cuentas bancarias, el juez de la causa hubiese resuelto inocencia de Raúl Salinas. Aunque, sin duda, en esa administración de la PGR, encabezada por el entonces diputado federal panista con licencia Fernando Antonio Lozano Gracia, la reacción habría sido furibunda.
El fallo del juez 13 de Procesos Penales Federales del Distrito Federal, Carlos López Cruz, ha contrariado a un importante segmento de la opinión pública, a políticos de oposición por delante y a quienes en las redes sociales y mediante artículos periodísticos aún consideran a Raúl Salinas como el hermano incómodo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Cada quien tiene sus razones, cada cual carga sus fardos de penas propias y ajenas, afrentas y todos esos asegunes que la familia real en turno suele generar en su entorno social, político y económico. Por eso, lo mismo hay quien considera que se ha resuelto favorablemente en este juicio merced al retorno del PRI a la Presidencia de la República, o porque de plano hubo intermediación del aún influyente Carlos Salinas de Gortari.
Un punto es cierto en esta sentencia absolutoria dictada el pasado 19 de julio y apelada tres días después por la administración de Jesús Murillo Karam en la PGR: Raúl Salinas se enriqueció a su paso por cargos públicos, o mejor dicho: amplió subrayadamente su fortuna, mas la fiscalía, es decir, la PGR no pudo demostrar documentalmente que ello ocurrió porque aprovechó los puestos que ocupó desde 1985 y hasta 1992.
Pero, bueno, esto no es culpa del procurador Murillo Karam, ni siquiera de sus antecesores en el cargo en las administraciones panistas, es decir, Maricela Morales Ibáñez, Eduardo Medina Mora Icaza, Arturo Chávez Chávez, Daniel Francisco Cabeza de Vaca o el general Rafael Macedo de la Concha. Tal vez sí de Jorge Madrazo Cuéllar, quien heredó los despropósitos y pillerías de Lozano Gracia y socios durante su gestión al frente de la PGR con carácter de policías justicieros, o lo que es lo mismo: el brazo vengativo-justiciero de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Precisamente ésa es la vertiente que el trending topic #RaúlSalinas no deja ver más allá del tema coyuntural y, por tanto, mantiene ese manto de impunidad sobre aquellos que, a pesar de la gravedad de sus delitos como funcionarios públicos, fueron exonerados por autoridades jurisdiccionales. Impunes, sí, Fernando Antonio Lozano Gracia y Pablo Chapa Bezanilla al frente de una pléyade de entonces funcionarios del Ministerio Público de la Federación, aunque hubo chivos expiatorios del calibre de Francisca La Paca Zetina Chávez que se pasó doce años en prisión.
Contubernios con venta de protección oficial, a personajes como Fernando Rodríguez González, el amigo del entonces diputado federal priista Manuel Muñoz Rocha, a quien Lozano Gracia y Chapa Bezanilla dieron por desaparecido y maniobraron para que sus bienes fueran descongelados y entregados a su “viuda”, Marcia Cano.
¿Sabrán de esto los diputados perredistas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Esthela Damián, Daniel Ordóñez y Efraín Morales? ¿Estará enterado de esos entretelones el diputado federal, también perredista, Carlos Augusto Morales? Y es que estos legisladores, a toro pasado, se rasgan las vestimentas y advierten que, en caso de que la PGR pierda la apelación en el caso Raúl Salinas ante un tribunal de alzada, solicitarán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que atraiga el caso.
En un exceso protagonista justiciero, estos diputados dicen que incluso llevarán el caso ante la Corte Penal Internacional. Protagonismo justiciero, sin duda, porque seguramente desconocen que Lozano Gracia y Chapa Bezanilla, con anuencia y postura omisa del entonces presidente Ernesto Zedillo hicieron de la justicia mexicana un cochinero.
“Nos vamos a divertir”, dijo Lozano Gracia cuando le informaron que Othón Cortés Vázquez anunció que lo demandaría, apenas excarcelado y absuelto en agosto de 1996, también a Chapa Bezanilla quien le fabricó el papel de segundo tirador en el caso Colosio. Policías y ladrones impunes. ¿Algún diputado se ha preocupado por hacer justicia a quienes, como Othón Cortés, fueron víctimas de estos justicieros? Digo.
sanchezlimon@gmail.com