De respetarse los acuerdos pactados en noviembre de 2020, el PRI y el PRD irían juntos por primera vez en su historia en una elección de gobernador. Y es algo que inquieta a los dirigentes de Morena, ya que no se trata de cualquier alianza, sino de la unión de los dos partidos políticos que han gobernado a la entidad y que cuentan con una sólida estructura en los 81 municipios.
Actualmente,
el PRI gobierna Guerrero a través de Héctor
Antonio Astudillo Flores, quien es considerado como uno de los diez
gobernadores mejor evaluados del país y que le regresó la gobernabilidad al
estado. De hecho, el presidente Andrés
Manuel López Obrador ha reconocido en varias ocasiones a Astudillo como un buen
gobernador y un servidor público ejemplar.
El
PRD, partido del cual formaron parte la mayoría de los actuales dirigentes y
representantes populares de Morena,
sigue de pie y no fue borrado del mapa electoral en las pasadas elecciones.
Por el contrario, en 2018 ganó 24 presidencias municipales, y en alianza con el
PAN y Movimiento Ciudadano ganó nueve. Y su actual aliado (el PRI) se alzó con
el triunfo en 20 municipios.
Morena,
por su parte, solamente ganó 16 Alcaldías. O sea, el efecto AMLO no influyó en la elección de Ayuntamientos. Por lo que
la alianza entre el PRI y el PRD tiene altas probabilidades de retener la
mayoría de los municipios que gobierna y recuperar los que perdió. Lo digo por
una sencilla razón: el nombre del
presidente de la República no aparecerá en la boleta electoral.
El desgaste de Morena en el ejercicio
del poder presidencial, el gris papel de sus legisladores locales y federales,
y la evidente división que prevalece en su interior por la lucha de
candidaturas y cargos de dirección, le afectarán demasiado a sus candidatos en
la elección del próximo 6 de junio.
Si
el PRI y el PRD siguen como hasta ahora (cuidando la unidad) y eligen a un buen
candidato a la gubernatura, estarán en las mejores condiciones de dar batalla y
alzarse con el triunfo. Porque es claro que, solos no ganan. Y unidos, sí.
Obviamente,
necesitan postular a un candidato competitivo y que tenga menos negativos; un candidato que sea factor de unidad y
atraiga el voto de la sociedad civil y
de los sectores productivos de la entidad, y que inspire confianza a las mujeres.
El
pasado 9 de enero, el tricolor eligió al ex alcalde de Chilpancingo y ex
titular de la Secretaría de Desarrollo Social estatal, Mario Moreno Arcos, como su
gallo para la gubernatura. Setenta días antes (30 de octubre de 2020), el
Sol Azteca hizo lo propio al definir a J.
Evodio Velázquez Aguirre como su propuesta.
Tanto
Mario Moreno como J. Evodio se han conducido con total respeto, tanto en lo
público como en lo privado. Ambos personajes están conscientes que se necesitan
mutuamente para ganar la elección del 6 de junio. Pero solamente uno de ellos
será el que abandere a la alianza PRI-PRD.
A
través de tres encuestas que se realizaron el 5, 6 y 7 del mes que transcurre,
saldrá el candidato. Sí, al que enfrente a Morena y al candidato que dicho
instituto político registre ante el Instituto Electoral y de Participación
Ciudadana (IEPC) y que todo parece indicar será el impresentable Félix Salgado Macedonio, de quien pesan serias denuncias por violación sexual y
violencia de género.
De
acuerdo a Alberto Catalán Bastida y Esteban Albarrán Mendoza, dirigentes
estatales del PRD y del PRI, respectivamente, será esta semana (jueves 11) cuando
se dé a conocer el resultado de las encuestas y el nombre del ganador.
Al
interior de las bases priistas y perredistas prevalece un buen ánimo por la
alianza que amarraron sus dirigentes,
aunque también hay quienes se encuentran muy inquietos.
Lo
cierto es que Mario Moreno es el más
competitivo de los dos aspirantes de la alianza PRI-PRD y el que garantiza mejores
resultados como gobernante, ya que su trayectoria política y su sensibilidad
y compromiso social lo avalan.
Mario
Moreno no es un político improvisado, y su padrino es el pueblo. Y lo que se
requiere en este momento es un perfil ganador y que haya desempeñado un buen
papel en la administración pública.
J. Evodio no es una mala persona. Es
joven y tiene la mejor intención de servirle a Guerrero. El problema de éste personaje es que se rodea de un pésimo equipo de
trabajo y de aliados políticos que muy poco le ayudan. Además, el imberbe
ex edil porteño todavía tiene un largo camino que recorrer. En 2024, por
ejemplo, podría ser senador de la República…
Los principales dirigentes de Morena,
aunque a los cuatro vientos gritan que no les preocupa la alianza PRI-PRD, lo
cierto es que sí los tiene nerviosos.
El triunfo de la alianza PRI-PRD en
Guerrero dependerá, insisto, del candidato que postulen para la gubernatura.
Claro, los candidatos a las presidencias municipales y distritos locales y
federales también serán factor de triunfo.
ENTRE OTRAS COSAS… El
diputado Alberto Catalán Bastida informó
este lunes que no buscará la Alcaldía de Chilpancingo, porque se dijo
convencido que más allá de luchar por su proyecto personal, es momento de
cerrar filas.
“Quien
sea nominado candidato del PRD a la Alcaldía de Chilpancingo, y posteriormente
sea presentado como candidato de la alianza, recibirá nuestro apoyo en todo
momento”, señaló.
Luego
entonces, Beto Catalán le deja el
camino libre a Alejandro Arcos Catalán,
de Alternativa Democrática Guerrerense (ADG); a Servando de Jesús Salgado Guzmán, actual diputado local y ex
integrante del PT y de Morena, y a Antonio
Gaspar Beltrán, de Nueva Mayoría y que busca la reelección.
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