sábado, 20 de febrero de 2021

Entre la verdad y la ficción EN SUS MARCAS LISTOS. . . ¡FUERA! Por Jorge Luis Falcón Arévalo*


“La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo.”

-José María Vargas Vila, escritor colombiano-

 

Los distintos partidos políticos que se han pronunciado por la competencia electoral 2021 no consiguen construir una marca que convenza a los votantes de que pueden confiar en sus promesas electorales, como en sus aspirantes-candidatos. No. Hay desconfianza. ¿Saben por qué? Porque son los mismos de siempre. Personajes que, si trabajaran en un circo se hubieran medio matado porque son malos trapecistas. Solo servirán de ejemplo del concepto: payasos-cínicos, payasos-hipócritas. Porque de esa ralea se impone la moda. Y de paso, ofenden al verdadero payaso de profesión.

 

Los partidos que se constituyen o constituidos se movilizan ante la expectativa de las elecciones que se celebrarán en junio. Hay algarabía donde prevalece la unidad. Donde no, se respira y se siente apatía, desacuerdos, intromisiones, fugas de información, delatores y un padrinazgo caciquil torpe y bruto. Se respira y huele a pobreza. Bien dijo el político mexicano, Carlos Hank González: “político pobre es un pobre político”. Son títeres de ambiciosos políticos de partidos que no tienen rostro; que solo se aparecen cada tres o seis años.

 

Las promesas político-sociales-económicas de campaña entre el pueblo se desquebrajan ante un sistema federal corrupto, escondido bajo una política incierta e inefable del discurso de López Obrador, el primero de febrero del 2019, “Si es necesario, iremos de la austeridad republicana a la pobreza franciscana”. Es decir: no hay dinero. ¿Cómo le harán algunos candidatos? ¿De dónde vendrá ese dinero para la compra de votos? Pues este fenómeno es difícil de erradicar. Está enraizado en la conciencia de los votantes. Y más de los patrocinadores de estas campañas.

El pago de dinero en efectivo antes de las elecciones es lo único que consiguen de futuros gobiernos ineficaces. Desde tiempos inmemorables en la antigua Grecia y Atenas el primer trueque de una dracma por un voto hace más de 2500 años, los políticos han ejercido y practicado el arte bien perfeccionado y desarrollado bajo artimañas, aunque rudimentario, de la compra de votos.

 

La palabra corrupción viene del latín - com, que significa "con, juntos," y rumpere, que significa "romper". La corrupción rompe tu honradez, tu buena reputación con otros. Cuando corrompes algo que es puro o honesto, le quitas esas cualidades. Es por eso la "corrupción de menores" es un delito grave en nuestro ordenamiento jurídico.

 

Es un mundo en el cual la política está podrida donde permites que te corrompan con la compra de tu voto, no tienes el mínimo derecho a protestar. Las becas, pensiones y demás programas sociales, no es más que una compra silenciosa de tu conciencia y dignidad. Eres un paria, eres un relegado, un excluido, eres lumpen, sin derecho a discutir o maldecir.  No hay ley ni orden, para ti.

 

Por eso te imponen al candidato. Por eso te distraen, por eso se asumen en tus decisiones. Los gobiernos han dejado de ser instituciones para servir a la sociedad; solo son empresas de capital variable, una parte; la otra, de sociedad anónima. Donde el 90% de los que allí trabajan buscan hacer negocios y el 10% presta de manera ineficiencia e irregular un servicio a la población. Porque ese 90%, compró su representatividad, su puesto, su coto de poder. Por ello, no hay marca ni rostro que convenza.

Por esas grandes ilegalidades que desvirtúan la voluntad popular, esto se acabó. Vendrán nuevas teorías, leyes y estructuras para formar ciudadanos conscientes y responsables y con ellos, la nueva política.

Dijo en una ocasión el escritor francés Honorato de Balzac: “Detrás de cada gran fortuna hay un delito”.

 

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