Tal parece que en cada
elección, sea para alcaldes, diputados locales, diputados federales, senadores
de la República o presidente de México, los llamados ‘’chapulines’’ se
reproducen a velocidades nunca antes vista, lo cual nos lleva a pensar que en
este país los partidos políticos no tienen militantes solidarios sino huéspedes
de ocasión, mismos que cuando les gusta su aposento se quedan ahí sin inmutarse,
pero cuando las circunstancias cambian y no son bien atendidos, buscan otro
refugio, importándoles muy poco la ideología de quienes los hospedan con el
interés inmediato de obtener un voto más a su favor.
Así hemos visto que sucede cada
tres o cada seis años en Guerrero y en Acapulco en particular.
Los priistas se convierten
en perredistas, los perredistas se hacen tricolores o los que antes fueron
independientes y se sumaron a una organización política están a disposición
después de cumplir con su responsabilidad para la que fueron alquilados. Los
vemos igualmente en el PRI, en el PAN o en el PRD y mas recientemente en el
PANAL. Y como ejemplo están algunas perlas de a libra.
Luis Walton Aburto,
candidato del movimiento progresista a la alcaldía de Acapulco acaba de aceptar
en su seno a los inefables cetemistas quienes con sus huestes corporativas se
suman a su proyecto. El candidato con efusividad les dio la bienvenida a los Dinosaurios
priistas, algunos con olor a naftalina y todavía con un tufo a don Fidel
Velázquez de quienes fueron fervorosos y disciplinados seguidores. Con ello se
abultará el número de sufragios a favor del
empresario a quien todos los adherentes nuevos lo conocen tiempo atrás
(sin albur).
Y por otro lado tenemos al también
inefable candidato del PRI y Verde, Fermín Alvarado Arroyo, quien quiso
amortiguar este golpe mediático que le propinó Walton con los cetemistas y se
atrevió una vez más a salir a la luz pública con otra empresaria chapulín quien
le dio su respaldo lo cual no fue nada original ya que anteriormente la misma
empresaria había ofertado su voto a la candidata al senado de la República, Claudia
Ruiz Massieu Salinas. Fermín ha tenido un verdadero desplome en sus simpatías
por el simple hecho de estar llevando sobre sus hombros a personajes
innombrables pero sobre todo impresentables que mucho mal han hecho a la
comunidad desde los puestos públicos que han ostentado y que solo les han
servido para saquear el erario público. Por ello, casi no se toma gráficas con
su equipo de regidores y de diputados locales, la mayoría le fueron impuesto
por las corrientes y los dueños de la franquicia tricolor y lo que le toca a
quienes deciden por el verde ecologista de México.
Y ya que hablamos de chapulines,
pues debemos poner los ojos sobre un personaje nada desconocido como es el
ahora nuevo dirigente estatal de la CNOP del PRI, César Flores Maldonado, quien
como se recordará fue primero priista, después se cambió al PRD para que lo
hicieran diputado federal y después cuando no consiguió mas prebendas se
regresó a su corral original y para que no se diga que en el PRI no se reconoce
la deslealtad ni la traición, pues lo condecoran con hacerlo dirigente de una
organización que antes—no se ahora—era poderosa pues abarca a las clases medias
y populares de su partido, así como a las organizaciones civiles de todo tipo.
No se le puede desconocer la
habilidad de César Flores de manejar los sentimientos y las emociones de sus
padrinos y protectores. Ahora cuando más necesita de una protección para no ser
alcanzado por los tentáculos del gobierno federal al través de la PGR le tiran
el manto cenopista.
Ser chapulín en Guerrero es
todo un acontecimiento en lugar de ser una desvergüenza o un sello de
deslealtad, incongruencia e inmoralidad política.
Por eso decimos y lo
reiteramos que ser chapulín en Guerrero no es poca cosa. En cada elección se
revalúan y si no pues pregúntenle a los cetemistas o al ahora dirigente
cenopista.
GUERRERO EN BLANCO Y NEGRO
Guerrero ha vivido siempre
dentro de márgenes estrechos de gobernabilidad, de paz social y de
tranquilidad, lo cual le ha impedido que su transformación en una entidad moderna
cada vez se aleje más. Los conflictos sociales y políticos que han enfrentado
desde los años sesentas del siglo próximo pasado se han estado constantemente
revaluados y no para disminuir su impacto sino para hacerlos cada día mas
grandes y graves casi sin ofertar una minúscula posibilidad de solución.
Solo debemos recordar que de
los problemas agrarios, esta entidad entró en conflictos por el turismo y por
las posiciones políticas para hacerse del poder y con ello lograr hacer
negocios redondos con los empresarios nacionales y extranjeros, con los
traficantes no solo de madera o especies en extinción sino también con quienes
se dedicaban a la producción y tráfico de drogas, particularmente la mariguana
y la heroína.
Mas tarde se produjeron los
desencuentros con los universitarios y con quienes se alzaron en contra del
caciquismo estatal, lo cual puso a la entidad en una verdadera encrucijada
social al borrarse cualquier posibilidad de que se procurara justicia, se
aplicara la ley o se respetaran las libertades fundamentales o de derechos
humanos.
Vivíamos y me atrevo a decir
que en una entidad todavía gobernada con los mismos mecanismos de represión y
autoritarismo, aunque haya muchos ojos vigilantes y mayores espacios para la
denuncia.
Lo cierto es que sexenios
van y sexenios vienen y Guerrero no tiene para cuando resolver sus conflictos
internos.
Hoy la entidad está envuelta
en una vorágine de violencia e intranquilidad por la falta de respuestas
puntuales a las demandas que hacen los diferentes sectores sociales como son
los estudiantes, maestros, campesinos, agricultores, mineros, trabajadores del
campo y la ciudad y de profesionistas, normalistas y pescadores o comerciantes.
¿Dónde está Aguirre?
Nadie está tranquilo, Todos
piden atención y solución. El gobierno no da respuesta solo ofrece diálogo
insustancial. Los acuerdos que se toman en las mesas de concertación
gubernamental no se cumplen y cuando se solicitan explicaciones a dicho
comportamiento se les envía de nueva cuenta a otra mesa de discusión y con
estos mecanismos lo único que se tiene como respuesta es que los inconformes
salgan a la calle y provoquen que los ciudadanos alteren su vida cotidiana y se
les incube la inconformidad social callejera y tilden al gobierno de
ineficiente e ineficaz.
Ahora, cuando surge de nuevo
la violencia, hasta el propio PRD exige solución inmediata.
La misma película que vimos
en el sexenio pasado con el asesinato de Armando Chavarría Barrera vuelve a
reeditarse.
Los mismos lamentos, las
mismas demandas, las mismas consideraciones para el gobernante en turno. Los
mismos argumentos. El crimen no fue cuestión de política, todo se quiere
involucrar con el crimen organizado, las apuestas o los lio de faldas. Lo mismo
que con Chavarría.
Lo cierto es que no hay
gobierno y que no hay procuración de justicia. Los problemas de este tipo de
acumulan. La pregunta es:
¿Hasta cuándo se le
permitirá al gobierno estatal hacer lo que quiera y se le obligue a cumplir con
su responsabilidad Constitucional?
Periodista/Analista
político*