Es la pregunta
que debemos hacernos cuando vemos al delegado del gobierno federal en Acapulco
César Núñez en pleno lunes reunido con su grupo político para organizar la
defensa del gobierno municipal de Acapulco; cuando vemos a la alcaldesa Adela
Román enfrascada en la misma guerra de declaraciones de la actual con la
anterior administración ya tradicional en Acapulco, y a su secretario general Ernesto
Manzano parado sobre una nube imaginaria donde la violencia homicida es puro
mito de redes sociales.
Preciso, César
Núñez no es gobernante pero sí representante del máximo nivel de gobierno, el
federal, que a cien días de asumido debe tener bastante chamba como para que el
delegado se ocupe en asuntos partidistas ante la orfandad y la desorganización
en que Morena quedó luego del desatino de haber puesto todos los huevos en la
canasta de Pablo Amílcar Sandoval, el súper delegado que aún no se sabe dónde
despacha.
Esto en defensa
de Adela Román quien estalló en contra de su antecesor y sus funcionarios de la
CAPAMA a los que llamó “bola de mañosos”, lo cual tiene consistencia en el
hecho de que al menos tres enfrentan un procedimiento de la Auditoría Superior
del Estado por muchos millones de pesos detectados en su gestión.
Más allá de lo
políticamente correcto o incorrecto, la presidenta tiene ante sí un gran reto
en el que los meses se escurren como agua entre los dedos, si es que vale la
metáfora sin ofender a los miles de acapulqueños que padecen la escasez en sus
hogares, por lo que es cuestionable que pierda el tiempo cayendo en
provocaciones cuando a estas alturas, y siendo ex magistrada, seguramente ya
tiene todos los elementos para proceder conforme a derecho contra esa “bola de
mañosos”. Ojalá lo haga.
Mientras tanto,
la escasez sigue ahí, arreglada momentáneamente por el apoyo económico del
gobernador Héctor Astudillo que realizó un pago a la Comisión Federal de
Electricidad para que reactivara el suministro de energía al sistema de suministro
de agua del municipio.
La violencia
también, pese al persistente apoyo de la federación y el gobierno estatal a
través de la Fiscalía a cargo de Jorge Zuriel De los Santos Barrila, aunque tal
vez menos constante e intensa que en años anteriores, pero su existencia es
innegable como para que el secretario general del Ayuntamiento la considere un
mito de redes sociales.
La estadística
puede disminuir unos puntos, Acapulco bajar en el ranking de ciudades
violentas, los asesinatos parar unas horas, inclusive unos días, pero un solo
homicidio que se cometa basta para demostrar
que la inseguridad no ha terminado.
¿Por qué no mejor
en lugar de perder el tiempo en actos partidistas, en confrontaciones verbales
y en negar la realidad se empeñan mejor en resolver los graves problemas que
aquejan a los ciudadanos?