martes, 13 de octubre de 2020

ZONA CERO *Con Héctor Astudillo Flores, los homicidios en Guerrero disminuyen 59 por ciento / Por Roberto Santos Salvador


*Las contradicciones en Morena

Roberto Santos

Mañana el gobernador Héctor Astudillo Flores ofrecerá su quinto informe de labores. Con ello se encaminará hacia la ruta final de su gobierno.

Su gobierno se caracteriza por no evadir las diversas problemáticas existentes, y gracias a ello, ha construido un estado con estabilidad política y social. Muy distinto a lo que encontró cuando asumió la gubernatura.

Aunque es un tema que le ha generado muchas críticas por sus opositores, su lema de Orden y Paz, finalmente lo puede mencionar como algo que va haciendo realidad.

Los datos que ofrece el sistema de seguridad nacional le dan la razón al gobernador.

En Guerrero disminuyó 59 por ciento el delito de homicidio en comparación con los últimos 5 años.

Esto es por las estrategias que se realizan en materia de seguridad por la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, presidida por el Gobernador  Héctor Astudillo Flores.

Derivado de esto, la Fiscalía General del Estado, a cargo de Jorge Zuriel de los Santos, informa que en 2020 en Guerrero, el delito de homicidio disminuyó en un 59 por ciento en comparación con los últimos 5 años.

Con estos datos, se extrae que la estrategia de seguridad seguida por los tres órdenes de gobierno dan cuenta que el máximo en homicidios se obtuvo en 2017 con 63.91 por ciento y el nivel más bajo es en este año, 2020, con 22.56 por ciento, incidencia registrada por cada cien mil habitantes.

Está claro que como nunca, ahora existe una coordinación conjunta entre la Secretaría de Marina, Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Seguridad Pública Estatal, la Fiscalía General del Estado y las policías municipales, en el combate a los delitos del fuero común de alto impacto.

Es cierto, siguen existiendo muertos en Guerrero, y esto parece que nadie lo va a poder evitar, debido a la naturaleza del estado, con zonas productoras de drogas y con presencia de grupos narcotraficantes peleando territorios y zonas de influencia.

EN OTROS TEMAS, DE NO SER POR UN GRUPO de feministas que tomaron la sede de Morena, en ese partido ya habría nuevo autonombrado dirigente nacional en la persona de Porfirio Muñoz Ledo. 

Espurio, le llamó Mario Delgado.

Acosador, le llamaron las mujeres que protestaron y clausuraron simbólicamente la sede de Morena.

Lo que sucede en este partido es una muestra de las divisiones internas existentes, y por la naturaleza de este movimiento que aspira a ser partido.

Parece que Muñoz Ledo entiende que justo por ser un movimiento, las contradicciones entre grupos será la constante.

Por eso la necesidad de darle un impulso para darle formalidad de partido, al costo que sea, incluso de separar a ciertos personajes que ahora figuran en el gobierno federal, como es Ebrard.

Este golpeteo entre el sector duro y la parte más moderada, origina discursos de confrontación y de exclusión, y que hace recordar algunas malas experiencias como lo fueron las purgas soviéticas.

Ajustar su actuar a la ley y al respeto a la pluralidad política e ideológica con flexibilidad y tolerancia va a necesitar no solo meses, quizá años, para que Morena se convierta en un partido moderno.

Veremos a donde llegan y si verdaderamente consiguen que su naturaleza sea de verdadera izquierda, porque lamentablemente hasta el momento vemos que hay grupos que asumen comportamientos autoritarios y persiguen a quienes no piensan como ellos.

Sería lamentable que, como en el pasado, estas izquierdas se devoren entre sí y Morena termine desfigurado en un partido sin identidad ideológica y política.