Durante diez años buscó ser gobernador del estado de Guerrero. Y en esa búsqueda por el poder le pusieron piedras en el camino, pero él resistió y construyó alianzas, incluso con aquellos que en 2005 le dieron la espalda.
Con él, el PRI perdió por
primera vez la gubernatura del estado. De hecho, hubo quienes lo dieron por
muerto, políticamente hablando, en aquella elección en que el PRD y su
candidato (Zeferino Torreblanca Galindo) ganaron por amplio margen.
Desde luego que esa derrota
le afectó severamente. Pero también eso lo motivó a luchar con mayor cautela y
no confiar demasiado en ciertos personajes.
Héctor
Astudillo resurgió con mayor fuerza de aquella derrota del 6 de febrero de
2005, y diez años después recuperó para el PRI la gubernatura.
Lo que nunca se imaginó es
que recibiría el gobierno del estado en una de las situaciones más críticas en
su historia, por la inseguridad y los hechos vergonzantes de Iguala y los 43
normalistas desaparecidos.
Asimismo, recordemos,
recibió una administración estatal con pasivos superiores a los 18 mil millones
de pesos.
El 27 de octubre de 2015,
Héctor Astudillo rindió protesta de ley ante el Pleno del Congreso local como
gobernador constitucional de la entidad, en donde escuchó atentamente los
posicionamientos de los coordinadores parlamentarios y representantes de los
partidos de la LXI Legislatura.
Durante su primer mensaje
como titular del Poder Ejecutivo estatal, se comprometió a privilegiar el
Estado de Derecho sin excepción y anunció una restructuración radical de los
cuerpos policíacos para combatir la corrupción, la impunidad y la inseguridad
provocada por el crimen, así como la pobreza.
Dijo que en Guerrero “urge
la gobernabilidad, un nuevo pacto con la sociedad, que se traduzca en el
diálogo y acuerdos”, y a los funcionarios que lo habrán de acompañar en su
gabinete les exigió austeridad, sensibilidad y atención respetuosa a los
ciudadanos.
En efecto, el segundo gobierno de la alternancia en
Guerrero logró la gobernabilidad en poco tiempo, a través de un intenso diálogo
con las organizaciones sociales y con los diferentes actores políticos.
Este 13 de octubre, el
gobernador Héctor Astudillo rindió su quinto informe de labores y, a diferencia
de los anteriores, lo hizo de manera virtual, ya que la pandemia del Covid-19
no permitió realizarlo en la sede del Congreso local y ante cientos de
invitados especiales.
Lo importante de todo es que
cumplió con el acto republicano de rendición de cuentas, y escuchó a la vez los
posicionamientos de los legisladores de los diferentes grupos parlamentarios.
Sin lugar a dudas, han sido cinco años de intenso trabajo
realizado a favor de los guerrerenses.
Habrá quienes lo vean todo
negativo, especialmente los agoreros del desastre. Y es entendible, pues el
próximo año habrá elecciones en todo el país. En Guerrero, por ejemplo, se
elegirán diputados locales y federales, presidentes municipales y al próximo
gobernador de la entidad.
Insisto, a diferencia de hace cinco años, Guerrero
es mejor.
Se respira gobernabilidad y
prevalece una excelente coordinación institucional con el gobierno que encabeza
el presidente Andrés Manuel López
Obrador, quien ha reconocido en varias ocasiones a Héctor Astudillo por el
trabajo que ha realizado a favor de sus gobernados.
Los Ayuntamientos ya no
están tomados por integrantes de
organizaciones sociales. La inseguridad ha disminuido, de acuerdo a datos de la
Secretaría de Seguridad Pública federal.
Con el Congreso local, de
mayoría morenista, ha sido respetuoso. Y no se diga con los presidentes
municipales, a quienes ha atendido sin distingos, tanto en Casa Guerrero como
en Palacio de Gobierno.
Otro
acierto que se le reconoce al gobernador es el gran apoyo que ha brindado durante
su administración a la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).
Es evidente que entre Héctor
Astudillo y el rector Javier Saldaña Almazán prevalece una excelente amistad y
coordinación institucional.
Gobernar
Guerrero no es —ni será— fácil. Es una entidad con bastantes problemas
ancestrales.
Y ojalá todos los
guerrerenses nos unamos para enfrentar el Covid-19 y que nuestro estado no
regrese otra vez al semáforo rojo, ya que eso sería muy grave para el turismo y
la economía local.
Es necesario que atendamos
al pie de la letra las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Guerrero
nos necesita a todos.
ENTRE
OTRAS COSAS… La que nuevamente volvió a ser reprobada por
sus gobernados, es la presidenta municipal de Acapulco, Adela Román Ocampo.
Resulta que la morenista no
figura entre los mejores presidentes municipales del país.
Así lo indica la última
encuesta que realizó Consulta Mitofsky, correspondiente
al mes de septiembre.
De cien alcaldes evaluados,
Adela Román aparece en un lejano 69 lugar, ya que obtuvo solamente el 34.1 por
ciento de aprobación. ¡Zas!
¿Y así pretende buscar la
gubernatura de la entidad?
Mejor que se quede a
terminar el periodo para el cual fue electa por los acapulqueños.
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