Karmelynda Valverde |
El Bello Nido es un pueblo
‘’cuetero’’ y tratándose del mes patrio
ese afán de estar tronando cohetes o ‘’cuetes’’ como coloquialmente les
llamamos aquí en Ometepierdes, se eleva como a la décima potencia. Y pue’que
hasta más.
Pues bueno, la mega tronada
del cueterío comenzó desde anoche, y a nadie pareció sorprenderle, sabida como
está la cuatitud ometepequense que las mayordomas de los San Nico (el uno
penitente y el otro Tolentino) gustan de quemar ociosamente un chiflotonal de
billullo en esta onerosa tradición de reventar toritos tronadores y cantidades
industriales de ‘’cuetes’’ y bombas desde 9 días antes del festejo. Pero hoy
esa dichosa tronata se siguió de largo y esta palomita sin nido, desvelada como
estaba por la mala noche que me hizo pasar el nervio ciático que corre por la
pierna izquierda, salí a hacer mi acostumbrado recorrido en busca de alguna
buena nota ya bastante tardecito, como a eso de la una y media de la tarde.
He de comentarles que las
calles del Bello Nido –sobre todo las que rodean el zócalo- están intransitables
porque al presidente Municipal, el Profe None, -luego de meses de estar
meditando en la inmortalidad del ostión, se le ocurre, precisamente en el mes de septiembre ponerse a arreglar el
cochinero de calles ¡y ahorita están ‘’pior!. Así, que tuve que tomar el
caminito más corto, pasando por la casa del Góber Aguirre Rivero, donde afuera
su cocinero de cabecera, Tito Cuache saboreaba un postrecito mientras observaba
a dos trabajadores que colocaban medallones con la imagen de algunos de
nuestros héroes en la fachada de la vivienda.
Luego de sortear las
máquinas, los cerros de escombros y mucho lodazal, me apersoné en el edificio
del Ayuntamiento, percatándome de que en la Plaza Cívica había varias
camionetas blancas estacionadas…y hombre con facha de guaruras. La Plaza del
Taco se encontraba rodeada por barandales con los que impedía el paso vehicular
y peatonal. Una vez dentro del Palacio Municipal, un señor me impide el paso a
la parte superior del mismo. Cuando le pregunto el porqué, dice de forma
escueta ‘’Son instrucciones por la visita del Gobernador.
¡Ah jijo! Tardé como 5
minutos en procesar la información. ¿El Gober…viene hoy?.....Ah chintehua…¿y
sería por eso tanto cuete y que los diablos del Barrio de la Ermita se
sorrajarran bailando desde las 8 de la mañanita?...mmmm ¿ y porqué nadie dijo
nada?.
Seguramente porque como
habían estado diciendo desde hace dos semanas que venía a colocar la primera
piedra de la remodelación del Mercado Municipal…¡y luego que siempre no!. Y una
semana después, vuelta más el run rún de que ‘’Vien e Layo, mañana llega! Y ‘’chisme te engañé’’ pensé que tal vez por
eso esta vez todo fue más como que a la sorda. Caray, Caray, pero ni la
Matahari, que tooodo lo sabe, se olió esta sorpresiva visita. Ajajá, entonces
me pude percatar del movimiento. Chincuales por aquí y por aca.
En el pasillo
de la planta baja, unas chavas corrían huipilote en mano. Genchi, (así es
ampliamente conocido quien fuera chofer y guarura del Profe None y ahora
coordinador de edecanes de los eventos municipales, por lo que ví) daba
indicaciones a unas secres habilitadas como edecanes de que fueran a medirse
los huipiles que iban consiguiendo las asistentes. Ya para esas horas la
Matahari ya se había enterado que la cuatitud edilicia del bello nido y
municipios circunvecinos, estaba esperando al Góber y que este ba a subir a
sepa Judas qué al Palacio Municipal.
Pero que también la Rosarito Robles iba
pelo suelto y carretera rumbo a Vista Hermosa, Municipio de Ometepequi. Así que
unos iban a ganar para esa comunidad y otros, encabezados por el Profe None,
esperarían a papá Layo ahí en el Ayuntamiento. De pronto, baja el susodicho
enfundado en una camisita rosada, hecho la reverenda raya y a unos pasitos
atrás, lo seguía su inseparable Griselda, su itinerante y personalizada secre y
una comitiva de mequenques y huele moles. Se treparon a una camioneta blanca de
doble cabina y el chofer metió clochazo, segundón, volantazo y ¡agarraron
monte!.
Una de las secres de las varias
oficinas municipales aseguró con actitud de ‘’me las se de todas todas’’ que el
convoy que salió disparado iba a encontrar al Góber que ya estaba en el
mercado. Diez minutos después, hizo su aparición el presidente municipal de
Marquelia, Javier Adame Montalván, recorrió el pasillo hasta cerca de las
oficinas del DIF, saludando amablemente a todo mundo y con la misma salió
saludó, palmeó espaldas, apretó manos y abrazó a un policía municipal que se
encontraba afuera de la Escuela de Enfermería. ‘’Ya no tarda’’ ‘’Ya avisaron
que del mercado se viene para acá’’ comentaban en voz alta unos señores con
playeras de colores y escudito de ‘’Guerrero Cumple’’.
Pero Layo, no llegó. La
gente que lo esperaba en la Plaza Cívica, comenzó a dispersarse, pero no para
regresar a sus domicilios, no, ¡Qué va! Fueron a apersonarse a la casa del
Góber. Por ahí de las 5 de la tarde, los trabajadores municipales comenzaron a
quitar las vallas, y con ello llegó completito el desencanto. ‘’Puro chisme,
eso de que venía Layo hoy’’. ¡Pellizcashion!. Pero oh sorprais, el Góber
efectivamente no se apareció esta tarde en la Plaza Cívica ni en el
Ayuntamiento. ¡Pero sí en su casita de la calle de Juan García Jiménez!.
Al
menos ahí están apelotadas varias
decenas de paisanos que buscan hablar con él o entregarle alguna solicitud.
Aunque la Mata Hari, siempre metiochona, jura y perjura que don Layo Aguirre
esta noche pernocta en su rancho El Pantano. Quiera papá Dios que no, porque
las pellizcashions nocturnas como que son más sentidas, sobre todo cuando son
lluviosas como esta nochecita. Que pena que le haya tocado ‘’jallar’’ las
calles de su bello nido del alma en tan fiero estado. Pozudas y lodosas. Pero
que bueno que está aquí, en su tierra y con la paisanada que le tiene tanta
querencia. Pellizcashions aparte.