Durante cuatro años, de 2008
a 2012, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta fue coordinador nacional de la influyente
corriente perredista Nueva Izquierda, de ahí saltó al estrellato plurinominal, sin
sudar campaña llegó al Senado y fue elegido coordinador de los senadores del
PRD, por méritos propios si usted quiere, por presión de la tribu mayoritaria
de Los Chuchos, si le place, ¿por qué no?
Hasta ayer se entendía que
Barbosa era correligionario del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, pero a su
proceder protagonista y chocarrero cuando se le pega la gana, concertador y
amable compañero de escaño de sus contrapartes del PRI y del PAN, de pronto
evidencia una doble personalidad que linda entre la inteligencia y el abandono
de las formas de respeto a quienes piensan diferentes, aunque sean sus
compañeros de bancada y de partido.
Quizá el abogado Barbosa
Huerta pretende pasar a la historia como un legislador de iniciativa libre y
convicciones que nada tienen de comunistas o de izquierda, porque de pronto le
entró el gusto por las candilejas y si, hace diez años, cuando diputado federal
comenzaba a agarrar en la LVIII Legislatura federal un brillo propio, ahora
como senador se asume dueño de la verdad y Oráculo legislativo.
Decíamos que hasta ayer
parecía correligionario de Graco, porque al final de cuentas, como Carlos
Navarrete y Jesús Zambrano y Jesús Ortega, es parte de ese esquema de
prohombres al frente de una tribu que está en el poder, éste que le chista la
otra corriente, la de los bejaranos.
¿A qué viene esta referencia
respecto de Barbosa? Bueno, quizá el senador poblano sufre del mal del
ladrillo, éste que implica tener un poco de poder, un poco de nivel político
para marearse y olvidar las virtudes aprendidas en la oposición.
Y es que, con la postura que
ha asumido desde septiembre del año pasado cuando ocupó la coordinación de la
bancada senatorial perredista, Barbosa se convierte en factor de desencuentros
con sus propios compañeros de partido y, sustancial y peligrosamente, de sus
contrapartes del PRI y del PAN que impulsan reformas de suyo fundamentales para
el país, en especial en este momento la energética.
Posturas y declaraciones del
senador, por ejemplo en esto de los foros en torno de la iniciativa de reforma
energética, lo apuntalan en la discordia y el protagonismo, la ruptura de
acuerdos y la decisión de libre consistencia para armar un foro paralelo al
convocado por el igual protagonista senador priista David Penchyna Grub.
Ambos personajes
indudablemente van más por la certidumbre que garantice su futuro político,
acaso candidatos a gobernador de Puebla e Hidalgo, respectivamente, sustentado
en la resultante de los foros, aunque el convocado por Barbosa es de botepronto
y con ánimo de quedar bien con una parte del PRD que, por supuesto, se
identifica con otro protagonista: Andrés Manuel López Obrador.
¿A qué pretende jugar
Barbosa con la descalificación al proceder y libre pensamiento del gobernador
de Morelos?
En la edición de Milenio de
este jueves 26 de septiembre, se publica una entrevista de Juan Pablo
Becerra-Acosta a Graco Ramírez, quien se declara a favor de las reformas
energética y hacendaria propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto.
“No tengo esa visión
fatalista (de Cuauhtémoc Cárdenas) de que se va a hacer lo que quieran PRI y
PAN. Si nos ausentamos del debate en las Cámaras (del Congreso de la Unión) y
cometemos ese error, entonces sí va a ocurrir eso”, declaró Graco entre otras
referencias discrepantes incluso de Andrés Manuel López Obrador, a quien con
cierto dejo de sorna llama “el salvador de la patria”.
Respetables las posturas de
Graco. Pero no le cayeron nada bien a Barbosa, quizá porque el gobernador
simplemente recuerda que fundamentos de las reformas aludidas, fueron
esgrimidos por el PRD en su momento.
Por eso Barbosa quería
descalificar a Graco, pero en la entrevista que le hacían los colegas en el
Senado, este jueves, ninguno le pedía opinar respecto de lo dicho por Graco,
así que obligó a la pregunta. A saber:
“Bueno, y
por qué no me preguntan de la entrevista de Graco en Milenio”, retó a los
reporteros. Y entonces alguien le tomo la palabra y preguntó. Barbosa fue burdo
en esa maniobra protagonista. Nadie como él para el diálogo con el presidente
Peña Nieto y Gamboa y Cordero y Preciado y…
“Yo creo que Graco perfectamente claro dejó su
alineamiento a las propuestas del gobierno federal, del Presidente Peña, así lo
dijo expresamente y su desapego y distancia a las propuestas del PRD. Prefiero
preguntarle a Peña Nieto de las propuestas de Peña que a Graco”, sostuvo
Barbosa y luego volvió a su escaño en el Olimpo.
Y si Penchyna tiene su foro en materia de reforma
energética, él por qué no. ¡Faltaba más! Se organizó su foro de consulta que
derivará en 18 foritos. ¿Alguien discrepa del senador Barbosa? Conste.