Una
constitución es una real unión de todos en una sola idéntica persona,
lograda por convenio de cada hombre con cada
hombre, de tal manera que
uno de
ellos pueda decir al otro: Yo autorizo y otorgo mi derecho de gobernante
a este
hombre o a esta asamblea, con la condición de que tú desde el mismo
derecho
lo autorices para actuar en todo de esta manera’.
Thomas Hobbes, Leviatán
Que paradoja hoy
todos resultaron constitucionalistas, se esgrimen argumentos en foros y
encuentros de sabios sobre la constitución para realizar un balance honesto y
real sobre su eficacia o nulidad republicana
y tender puentes sobre el entendimiento jurídico. Pero ¿qué carajos es
una constitución? La palabra “constitución” viene del latín cum, “con” y statuere,
“establecer”. "Forma o manera de establecer las reglas de funcionamiento y
distribución del Poder publico”. Aristóteles la definió en el libro III de la
Política como: “un
orden instituido por los ciudadanos de una polis
con el fin de regular la distribución del poder”.
Y como un espacio periodístico no es para
hacer una historiografía de la constitución, simplemente señalaré que es: “la norma jurídica suprema que rige la
organización de un Estado, estableciendo: la autoridad, la forma de ejercicio
de esa autoridad, los límites de los órganos públicos, derechos y deberes fundamentales
de los ciudadanos garantizando la libertad política y civil del individuo”.
Dejamos en el
tintero a otros pensadores y aterrizamos en México, el Constituyente del 17,
específicamente Carranza, se pasó por las barbas el articulo 127 de la
Constitución de 1857, casi idéntico al 135 actual; mi abuelo decía que Carranza
se “carranció” la Constitución para mandar en México en plena hoguera
postrevolucionaria, desde ahí está el mal. Y la pregunta es muy seria, aunque
parezca ridícula. ¿Se respeta en México los preceptos y lineamientos
constitucionales?
La vox populi,
afirma que no. Entonces, ¿a cien años de proclamada la constitución de México
ha resultado un fiasco o un instrumento del poder direccionado a ciertos segmentos
y no a todos los mexicanos?
Vasta con echar
una ojeada a los últimos años de la vida nacional para percatarse de que
infinidad de leyes constitucionales han ido a parar al cesto de la basura: normas
jurídicas, la organización de un estado, la autoridad y su ejercicio, los
límites de los órganos públicos, los derechos y deberes fundamentales de los
ciudadanos y la libertad política y civil del individuo.
Y entre
paréntesis, existen estados de la nación donde la constitucionalidad no vale
nada, otro poder metaconstitucional rige la vida de centenas de miles de
mexicanos en territorios cogobernados por el crimen organizado, o por
gobernantes corrompidos como en Veracruz, Sonora, Chetumal, Chihuahua, Nuevo
León, por citar solo a los más sobresalientes donde la violación sistémica a la
norma constitucional es un escándalo. México está perdido en las garras del anticonstitucionalismo
terminal, por ejemplo, la división de poderes es una utopía en nuestro país, no
existe, galimatías que ha podrido los cimientos de la propia constitución y ha
menguado su supremacía jurídica, propalando lo contrario a su espíritu como eje
rector de una nación.
Suena gacho, pero
esta es la realidad. ¿Y qué hay que hacer? ¿Otra Constitución como pretenden o
enmendar y corregir la existente? Lo más sano, respetarla y someterse a sus
ordenamientos y al mismo tiempo limpiar la casa de atrocidades cometidas al
amparo de la constitución y contrario a su espíritu. La constitución se ha
convertido en una herramienta al servicio del poder y no de los mexicanos.
No es una chamba
imposible, es un deber. Los encargados de guardarla y hacerla cumplir hacen lo
contrario, ¿qué nos queda a nosotros, hombres y mujeres de la calle? Exigir que
se cumpla. Nosotros no tenemos nada que festejar, los que se han aprovechado de
ella en cien años, si, y que ojeis… ¿no? Estamos hablando de gobernantes,
senadores, diputados, alcaldes y hasta el último eslabón de la cadena del
poder. A la constitución la han tomado como instrumento de poder para unos
cuantos, violando su espíritu liberador, democrático y de ordenamiento de un
estado de derecho. “Tú sabrás si permites que te humillen…”. Canción de moda idónea
para la Constitución y los migrantes
mexicanos a los que Trump persigue con saña y benevolencia de Videgaray. La
rola la escribió una mexicana ejemplar, la sonorense Alma Rosa Siller Contreras, al regresar su visa a Estados
Unidos y propinarle una cachetada mediática en su “carota” a Trump.
JORNADAS ALTAMIRANISTAS
Como ya es una
tradición en Tixtla, Guerrero, el próximo sábado 11 de febrero se inaugura una
emisión más de las jornadas Altamiranistas en honor del gran pensador,
escritor, novelista, periodista y hombre de acción, Ignacio Manuel Altamirano Basilio
quien nació en esa población en el año de 1834 y
falleciera en San Remo en 1893.
En esta
emisión se contará con artistas de diversas regiones del estado y del país.
Habrá conferencias, recitales, presentaciones de libros y comenzarán las Jornadas
con un magno desfile por las céntricas calles de esa villa cuyo frescor
provinciano nos recuerda a las poblaciones del México de principios de siglo
por sus callejuelas, barrios y esa vida donde la pasión y las tertulias,
fandangos, fiestas familiares y comunitarias nos retrotraen a la propia
narrativa de Altamirano.
La
Secretaría de Cultura que preside el también escritor, Mauricio Leyva
Castrejón, ha puesto especial atención a este evento. En hora buena.
Pues a
prepararse para disfrutar del arte, cultura, gastronomía, mezcales y eventos en
Tixtla, Guerrero, en honor al pueblo tixtleco y del autor de Navidad en las Montañas.
DE REOJO
¿Que pasa con la
basura Jefa, la basura? Que tristeza ver a Chilpancingo convertido en una
pocilga envenenada y un escenario imparable de violencia, y para acabarla de
amolar al inicio de la cuaresma, sin agua.
El alcalde
capitalino debería decir “Yo” y agarrar al toro por los cuernos. ¿Si no, quién?