Las migraciones humanas
desde los principios de los tiempos han sido el motor del desarrollo, del
cambio tecnológico y del intercambio cultural.
En pleno siglo xx las migraciones
humanas producto de guerras, hambrunas, desplazamientos de grupos humanos han
motivado mudanzas de todo tipo.
Durante la segunda
guerra mundial, las migraciones fueron de dos tipos, a territorios liberados o
a campos de concentración, hornos crematorios, cámaras de gases y campos de
trabajos forzados.
Un empresario de origen
Checo, (1908-1974) Oskar Schindler salvó a más de mil quinientos judíos del
exterminio nazi.
En Cracovia se
construyó un campo de exterminio en 1943. Ese sitió sirvió para el exterminio
de judíos en forma masiva. Tras vivir y ser testigo del genocidio, Schindler
convenció a los jerarcas nazis para utilizar prisioneros del campo de
concentración de Cracovia en su fábrica. Con el dinero que ganaba de la
fábrica, Schindler lograría sobornar, corriendo miles de riesgos, a varios
comandantes de la SS para que todos sus trabajadores fueran conducidos a
Checoslovaquia y no a la muerte en los campos de concentración. Steven Spielberg recuperó a través del cine
esta historia en la cinta; La lista de Schindler, filme que obtuvo siete
Óscares.
De la
lista de Schindler a las listas de Trump, hay un objetivo opuesto. Mientras
Schindler hizo esta hazaña para salvar vidas, Trump, alegando que 8 millones de
mexicanos son delincuentes los regresa a México donde no existen las
condiciones económicas para recibir esta retromigración humana. Schindler los
salva del exterminio, Trump los manda a una especie de matadero, en un país sin
posibilidades para recibir con trabajo a esta primera oleada de migrantes.
Los hijos pródigos regresan por la fuerza,
amenazados, vejados, producto de redadas tras una golpe al puro estilo neonazi.
El presidente Donald Trump el 25 de enero signó
acuerdos ejecutivos sobre las nuevas medidas para mayor control de la población
indocumentada y la construcción del muro fronterizo. Ha desarrollado
estrategias y tácticas para expulsa r a 11 millones de indocumentados, la
mayoría mexicanos.
El general retirado Michael Kelly Secretario de Seguridad
Interior declaró: “la oleada de inmigración en la frontera sur ha desbordado a
las agencias federales y los recursos y ha creado una significativa
vulnerabilidad de seguridad nacional para Estados Unidos”.
Kelly justifica las medidas con argumentos banales: un inmigrante
condenado por un delito está sujeto a la deportación, y cualquiera que haya
sido acusado de un delito, o cometido actos “que pudieran constituir” un
delito; los que cometieron fraudes o mentido en un asunto oficial ante una
agencia gubernamental; todo aquel que haya “abusado” de los servicios públicos,
o “a juicio de un oficial de inmigración
represente un riesgo a la seguridad pública o la seguridad nacional”. O sea,
casi todos los 11 millones caben en alguna parte de esta lista.
Las medidas establecen que inmigrantes indocumentados
detenidos, no serán liberados antes de pasar por tribunales de inmigración, lo
cual entraña que los indocumentados podrían ser no solo encarcelados, sino
separados de su familia.
Todo aquel indocumentado que se pase un alto del
semáforo, que le comprueben que conduce con aliento alcohólico podrá ser
deportado ipso facto.
La Agencia de Aduanas y Control Fronterizo debe iniciar
la construcción del muro fronterizo. “Contratar a 10 mil agentes adicionales 5
mil más para la Patrulla Fronteriza, tal como se indicaba en las órdenes
ejecutivas de Trump”.
Y lo más monstruoso, se permitirá que otras policías y
cuerpos de seguridad como los Minuten men,
se sumen a la cacería de indocumentados a lo largo y ancho de la frontera y en
el territorio de los Estados Unidos.
¿Cómo es posible que según estar ordenes, 11millones de
indocumentados son delincuentes? Y los que llevan la mayor carga xenófoba son
los mexicanos que trabajan allá porque en este país del águila desplumada y la
serpiente chamuscada y mocha, no existen las condiciones para que tengan acceso
a trabajo, estudios, salud, calidad de vida y sobre todo trabajo, fuentes de
empelo dignas en una nación tan rica como cualquier país del mundo.
Mientras las listas de Schindler sirvieron para salvar
vidas, las listas de Trump son para enviarlas a errar en un país, que no tiene
las condiciones para recibirlos, darles empleo, seguridad social, casa
habitación, y mejor calidad de vida que les ha negado la la “pesadilla americana”,
a ocho millones de seres humanos que ya ven destrozadas sus vidas, su trabajo,
su pequeño mundo creado en los diversos estados de la Unión Americana donde han
fincado sus raíces y son el motor de la economía gringa.
Una nueva migración de regreso a México se avecina como
la tercera ola que vuelve sobre las crestas de una tormenta. Espero que el gobierno de México sepa que hacer,
porque de lo contrario, esto va ser el infierno aunque no creamos en él.