El pasado 14 de enero, el
diputado Jesús Villanueva Vega
rindió protesta como coordinador del grupo parlamentario de Morena, y a su vez
como presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso
local.
Su designación fue
aplaudida por los demás grupos parlamentarios, ya que terminaba una etapa de
improvisación en la conducción de la Jucopo.
Recordemos que durante
varias semanas, los 22 legisladores de Morena andaban de la greña por el
control de la coordinación y por la defenestración del Antonio Helguera Jiménez, a quien acusaron de manejar con
discrecionalidad los recursos del Congreso local.
El 19 de noviembre, por
ejemplo, 11 diputados al servicio del delegado del gobierno federal en
Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval
Ballesteros, intentaron sin éxito destituir a Antonio Helguera.
Resulta que los 11 sandovalistas utilizaron y sin su
consentimiento la firma de la diputada Perla
Xóchitl García Silva, para presentar un oficio a la Mesa Directiva, en el
que informaban que a partir de esa fecha el diputado Helguera Jiménez quedaba
destituido de la coordinación del grupo parlamentario de Morena.
Esa es una de tantas
irregularidades que cometieron los sandovalistas
para echar de la coordinación de Morena y de la Presidencia de la Jucopo al
otrora comerciante de ropa del mercado “Adrián Castrejón” de Iguala.
Helguera
tuvo la oportunidad de quedarse al frente de la bancada morenista, pero cometió
infinidad de errores. Se peleó con los demás coordinadores parlamentarios y
abrió un inútil frente de batalla contra los demás poderes públicos del estado.
Y no se diga contra sus propios compañeros de bancada y de partido.
Pablo
Amílcar Sandoval nunca le perdonó que se le haya salido del huacal y
que le restara poder a uno de sus incondicionales: Netzahualcóyotl Bustamante Santín, secretario de Servicios
Financieros y Administrativos del Congreso local.
Otra de las estrategias
para tumbar a Helguera fue la denuncia
que el 9 de enero presentaron ocho diputados ante la Fiscalía General del
Estado (FGE), por la presunta comisión de abusos en el ejercicio de sus
funciones como presidente de la Jucopo.
Además, fue objeto de
chantaje, en especial de Moisés Reyes
Sandoval, su compañero de bancada y primo hermano de Pablo Amílcar
Sandoval, quien en una entrevista a la Agencia
de Noticias IRZA (06-I-2020)
advirtió que si Antonio Helguera no dejaba la coordinación del grupo
parlamentario de Morena, revelarían las irregularidades (financieras) ante los
órganos internos del Comité Ejecutivo Nacional de su partido.
Como último recurso,
Helguera anunció que antes de su salida como presidente de la Jucopo ordenaría
una auditoría a la Auditoría Superior del Estado (ASE) para despejar dudas en
torno a los ahorros que se han tenido en el Congreso.
“Moy (Moisés Reyes
Sandoval) hizo una declaración que sí yo no renuncio, él va a dar a conocer las
irregularidades, no es que no se deben dar a conocer con esas condiciones, si
ellos saben que tengo irregularidades deben darlas a conocer. Esa es su
obligación, no deberían estar sujetas a que se renuncie o no”, apuntó. (Enfoque Informativo Diario, 08-I-2020).
La
defenestración de Helguera estaba cantada. Pablo Amílcar Sandoval presionó a su
servidumbre en el Congreso local para golpetear mediáticamente a su antiguo
amigo y aliado. Y para eso ya tenía a tres prospectos para la coordinación de
Morena.
Se trata de Mariana Itallitzin García Guillén, Moisés Reyes Sandoval y Jesús Villanueva Vega, siendo éste
último el que logró el consenso de la mayoría de los legisladores de Morena.
¿Y por qué triunfó el
legislador calentano?
Muy sencillo: por su
experiencia en el ejercicio público, perfil bajo y por su “capacidad”
negociadora.
Insisto, su designación
como coordinador de Morena y presidente de la Jucopo fue bien visto por los
coordinadores de las demás bancadas, ya que confiaron en que realmente sacaría
adelante el trabajo rezagado en comisiones.
Pero es la hora en que
Villanueva Vega no asimila la gran responsabilidad que adquirió, ya que
prefiere hacer el papel de servidor “de la nación”, digo, de títere de Pablo
Amílcar Sandoval. Y, lo que es peor, es la hora en que no ha informado del proceso de entrega-recepción que se le realizó a su
predecesor.
Es más, el pasado 11 de
marzo, la ASE inició una auditoría que abarca desde el inicio de la LXII
Legislatura en 2018 y 2019. O sea, de los recursos que manejaron Pablo Amílcar
Sandoval y Antonio Helguera.
Que
conste, el propio Jesús Villanueva fue el que se comprometió que antes del 20
de marzo estaría informando los resultados de la revisión del periodo de
Helguera, en el cual se reflejaría cómo se ejercieron los recursos durante el
periodo de su antecesor.
“Yo creo que a fines de
semana ya estamos en virtud de dar un informe a la ciudadanía y a los
reporteros”. (Diario 21,
09-III-2020).
Por cierto, ninguno de los
22 diputados de Morena ha dicho nada del “ahorro” (subejercicio) de 36 millones
de pesos que generó Helguera en 2019 y que fue “repartido” equitativamente
entre los 46 legisladores para “gasto social”.
¿Será
acaso que Jesús Villanueva encontró serias irregularidades financieras y que
perjudican, no solamente a Helguera, sino también a su jefe Pablo Amílcar?
Ojalá el representante del
distrito 17 con cabecera en Coyuca de Catalán informe con veracidad y
responsabilidad de los resultados de la auditoría practicada a sus
predecesores. De lo contrario, manchará a un más la imagen de Morena. Sí, el
partido que en 2018 prometió ser transparente en el manejo de los recursos
públicos y en combatir la corrupción.
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