“El Estado soy yo” -Luis
XIV de Francia, El Rey Sol,-
No hay día, en que
denoste, insulte, enfrente, calumnie, difame, mienta, engañe, vocifere,
pretenda dar clases de historia –en su boca rancia y a modo- universal la cual desconoce; No hay espacio en la TV, que
use para zaherir, vilipendie, falsifique, exagere, tergiverse e intente dar
cátedra de economía o ciencia política.
“El ‘síndrome del niño
rico’ es un estilo educativo que tiene consecuencias negativas en la conducta o
en futuros rasgos de su personalidad adulta”. Resalta Ralph Minear en su libro
El niño que tiene de todo.
México desde hace 16 meses
solo ha visto a un niño furioso, a un infante gruñón, pendenciero, bravucón,
tramposo; no se ha visto a un hombre prudente, sensato, ecuánime, cuerdo en sus
decisiones; maduro en sus haberes políticos; objetivo ante los problemas, que
dijo resolver en un chasquido de dedos.
La historia nos ilustra. En
siglo XVII, del reinado de Luis XIV, el absolutismo y en el despotismo ilustrado,
la nobleza fue despojada de su función política convirtiéndose en aristocracia
cortesana que contribuyó junto con la burocracia, la compleja diplomacia y el
ejército especializado, a la intensificación de las crisis demográficas (alta
mortalidad), crisis en la agricultura (desigualdad), crisis de distribución de
alimentos (hambruna).
Cientos de vídeos cuentan
y narran de sus peroratas y sus “propuestas” de Nintendo; de sus soluciones
“benditas y milagrosas”; de sus gestos y manos solo se muestran más de un
prestidigitador o mago, que de un personaje de Estado. Como cuando en una
entrevista en televisión y a nivel
nacional hizo gala de sus “conocimientos” de ser un perfecto petrolero con “sapiencia”
en exploración y explotación del oro negro, reseñó que no es tan difícil extraer petróleo
del subsuelo: “solo se hace un hoyo y listo”.
Ya pasó el año en que
normalmente los presidentes como cabo de año, empiezan echándoles la culpa a
los gobiernos pasados, de los errores, de las fallas administrativas y las
malas decisiones políticas; pero no. Este señor, ha seguido la ruta cómoda y
holgazana, de embaucar al electorado. ¡Ya basta!
Perdido y mal aconsejado. Banxico,
no tiene en sus entre las atribuciones rescatar empresas, hay un solo acuerdo
entre el Consejo Mexicano de Negocios y el Banco Interamericano de Desarrollo
para traer créditos a medianas y pequeñas empresas. Donde el gobierno federal
nada tiene que ver o gestionar.
Nada le embona, nada le
acomoda. Como el costeño, desde la hamaca pide el antídoto, porque el alacrán
lo va a picar, en vez de levantarse y solucionar. Por su proceder solo muestra
que no está preparado más que para la verborrea, para la charlatanería y la
monserga. No para la acción inmediata, porque carece de sentido común y
criterio para lograr beneficios. Actitud propia de un hombre de ninguna parte.
A diario es la misma
imagen de niño llorón, Él se quedó en la fase de niño caprichoso. Punto.
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