• ¿Y dónde quedó el rector?
• 2021, difícil para Guerrero
• Se tendrán menos recursos
CIERTAMENTE NO SOLO GUERRERO
tendrá una disminución en su presupuesto del 2021, de acuerdo a lo aprobado por
la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, sino la totalidad de los
estados del país, lo que indica que como nunca antes en los años recientes
tendrán menos recursos y en consecuencia sufrirán por la falta de éstos. Claro,
siempre han sido insuficientes, pero el año próximo serán mucho más.
La disminución del
presupuesto, es decir, de que habrá menos recursos para los estados el año
próximo, tiene que ver con la situación económica del país que, hay que
decirlo, cada vez está peor. Los indicadores de crecimiento económico, e
incluso los del propio gobierno federal señalan que será de menos cero, es
decir, que en vez de que crezca el país, será todo lo contrario.
Las causas son muchas,
aunque todas tienen que ver con el mal manejo de la economía del país. Por
supuesto, el gobierno federal lo niega y apunta que todo está bien.
Hay que decirlo. Como bien
lo dice el gobernador Héctor Astudillo Flores, el 2021 será difícil y complejo,
pues se prevé una limitación de recursos para carreteras, agua potable y el
campo, al informar sobre la eliminación de los recursos para el Fortalecimiento
para la Seguridad, con el que seis municipios, incluidos Chilpancingo y
Acapulco podían distribuirse una bolsa de 250 millones de pesos para equipar y
capacitar a sus policías.
Lo anterior es solo un
ejemplo. Pero lo mismo ocurre para el rubro de carreteras, agua potable y el
campo, del que dijo: “el campo está casi sin nada”, lo que indica que el año
próximo, cuando serán las elecciones por las que se elegirá entre otros cargos el
de gobernador del estado, será muy complicado, no para el gobierno estatal,
sino para los guerrerenses a quienes están dirigidas las acciones de gobierno.
Sí. Será complicado el 2021
para Guerrero, pues al no haber recursos suficientes, y ni siquiera los que se
ejercen este año, el gobierno del estado actuará con menos, y en consecuencia,
habrá menos obra pública en carreteras y agua potable, y menos acciones en
materia de seguridad pública y en apoyos al campo y a los campesinos.
Lo hemos dicho. Guerrero,
como en Oaxaca y Chiapas es de los más pobres de los pobres del país; en
consecuencia, según el discurso del Presidente López Obrador, debería tener más
apoyo. Sin embargo, a dos años de gobierno, no hay apoyos extras para el estado
como para que se diga que se trabaja para los más pobres.
Así es, diría el Maestro.
Mientras a los estados del Norte y del Sur-sureste el actual gobierno canaliza
recursos para proyectos de gran impacto, a Guerrero le quitaron la zona
económica especial que colindaba con Michoacán, la cual detonaría el desarrollo
de esa región del estado.
El país, habrá que
puntualizarlo, tiene una gran deuda con el estado. Sin lo que hoy es el estado
de Guerrero, no se entendería la Guerra de Independencia, La Reforma y la
Revolución Mexicana. Tampoco se entendería el avance democrático de México sin
el aporte de los guerrerenses.
Cierto, el gobierno del
Presidente López Obrador entrega en Guerrero becas a los estudiantes y apoyos a
los jóvenes, a las personas de la tercera edad y a los discapacitados, y dicen
que también canaliza a recursos a través de otros programas como el de
Sembrando vida que nadie ve, o a las escuelas que quién sabe dónde estén; sin
embargo, son programas que se llevan a cabo en todo el país, de tal forma que
no hay apoyos extras para el estado.
Y ahora, con la reducción
del presupuesto los recursos serán menos.
EN OTRO ASUNTO, TODO QUEDÓ
en llamarada de petate del rector. Con más de cuatro años de promocionarse para
candidato a gobernador, al rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán,
finalmente no le alcanzó para enlistarse como aspirante a candidato a través
del PRI, aunque hay que decir que también lo intentó por otros partidos
políticos.
Por supuesto, hay que decir
que no es lo mismos aspirar a ser candidato a gobernador del estado, que a ser
candidato a rector de la UAGro, y menos aún, construir una gran alianza para
ser candidato de unidad a la gubernatura del estado, como lo ha hecho den la
Universidad. Al final de cuentas, Saldaña Almazán nunca pudo pasar de seis
puntos porcentuales en las encuestas en las que una y otra vez aparecía.
Hay que decirlo. El gobierno
del estado no es un gran pastel como el que los diversos grupos de poder se
reparten en la máxima casa de estudios del estado. Al final, a lo más que le
alcanza es a reelegirse en el cargo de rector, aunque lejos de parecerse a
Rosalío Wences.
¿Y cómo es que no creció el
rector? Fácil. Por los señalamientos de corrupción. De eso sabe mucho el
exgobernador.
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