ES CÍNICO, PERVERSO, mezquino, y contradictorio, el que hoy griten, exijan y demanden lo que no hicieron, o no pudieron hacer, cuando estaban en el poder. Claro, eso no es nuevo, pues no es lo mismo gritar que hacer. No es lo mismo exigir estando fuera del poder, que cumplir, estando dentro de él.
En efecto, quienes hoy
exigen, gritando a todo pulmón que el Gobierno federal declare la alerta de
género en Guerrero, ciertamente no la implementaron en su momento cuando desde
el gobierno del estado podían hacerlo. Un ejemplo de ello es la esposa de Rogelio
Ortega Martínez, quien fuera gobernador del estado, es decir, Rosa Icela Ojeda.
Prefirió mejor sus conferencias y llevar las representaciones del gobierno del
estado.
No es que la alerta de
género que ahora buscan con tanto esmero, sea una especie de castigo para el
estado de Guerrero, o un señalamiento en contra del actual gobierno, sino lo
que extraña son los gritos por la exigencia de que se implemente en el estado,
cuando como gobierno nunca hicieron nada al respecto.
¿Entonces, por qué ahora
gritan y se desgañitan? ¿Cómo es que ahora se indignan por la violencia que
alcanza a las mujeres, si ésta también existía cuando ellas eran funcionarias
de gobierno? ¿O es que acaso ahora que son simples mortales, fuera del
presupuesto, se dieron cuenta de la realidad existente?
Hay que decirlo. La alerta
de género no es más que un conjunto de acciones gubernamentales de emergencia
para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio
determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad,
situación que sin ser decretada se lleva a cabo en el gobierno del estado.
Y sí. Hay que decir
también que la violencia existente en Guerrero, incluida la que alcanza a las
mujeres en el estado, producto de la inseguridad y el enfrentamiento entre los
grupos del crimen organizado no se generó en este gobierno, sino que proviene
como consecuencia de lo que no se hizo, por incapacidad o negligencia, o
simplemente porque no se quiso hacer en el pasado reciente.
Cierto. El gobierno
actual, el que encabeza Héctor Astudillo Flores debe responder
institucionalmente por lo que ocurre ahora. Es su obligación y su
responsabilidad. Pero, cómo va hacerlo por lo que ocurrió años atrás, como
parece ser la exigencia de quienes hoy piden al Gobierno federal decretar la
alerta de género, e investigar los casos ocurridos desde el 2009, como señala
la solicitud presentada por la Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia
las Mujeres?
Es, pues, cínico, aunque,
claro, en política prácticamente todo lo es. Por supuesto, si el Gobierno
federal declara la alerta de género contra las mujeres, será contra las
administraciones encabezadas por el PRD, de las que algunas formaron parte,
como ya lo dije.
Por supuesto, la alerta de
género contra las mujeres en el estado no es una acusación contra el actual
gobierno. De declararse, se abre la posibilidad de trabajar con orden. Donde el
objetivo fundamental sea iniciar a organizar los datos, tener mejor estrategia
para atender la violencia hacia las mujeres, uniformidad en las estadísticas y
garantizar la seguridad de las mujeres y niñas, a partir del cese de la
violencia en su contra, y eliminar las desigualdades producidas por una
legislación o política pública que vulnere sus derechos humanos, a través de la
determinación de un conjunto de medidas que permitan a las autoridades públicas
federales, en coordinación con el estado de Guerrero, enfrentar y erradicar la
violencia feminicida.
Es decir, hacer lo que no
hizo ningún gobierno perredista. Claro que eso no exime al actual gobierno, de
cosas que no ha logrado hacer, como es tener datos precisos sobre las distintas
muertes de mujeres y sus circunstancias. Y es que uno de los aspectos de la
solicitud, se refiere a la inexistencia de un banco estatal de datos e
información, sobre datos de violencia sobre las mujeres, el cual requiere de
datos de la Secretaría de Salud, Seguridad Pública, y Fiscalía estatal, entre
otras.
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