AUNQUE TARDE, LA APROBACIÓN por unanimidad del presupuesto 2019 del
Gobierno del estado, no solo habla de que finalmente los diputados de la 62
Legislatura local antepusieron los intereses de Guerrero por sobre los
partidarios, sino que también pone de manifiesto que en el caso de la fracción
parlamentaria de Morena, que tiene la mitad más uno, se quitó el yugo y las
cadenas que significaba tener sobre ellos a Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros,
quien desde la superdelegación que encabeza ya se cree el próximo gobernador de
la entidad.
Y es que hasta el domingo pasado, la presión del diputado local con
licencia por sobre sus compañeros de partido, era tal que generaba incomodidad
y molestia en la mayoría de ellos, y más porque en vez de convencerlos sobre
cómo deberían actuar en el análisis y discusión de la propuesta de presupuesto,
pretendía imponer sus puntos de vista, nada más porque se cree el jefe y dueño
de Morena en Guerrero, y porque presume tener el apoyo del Presidente de la
República,
Esa intromisión de Sandoval Ballesteros, quien por cierto maneja como
títere al actual coordinador de los diputados morenistas en el Congreso local,
por el hecho de que él lo puso en el cargo, según dice entre sus cercanos,
generó que la fracción parlamentaria se dividiera aún más de lo que ya estaba
por la forma caciquil con la que se conduce, de tal forma que el presupuesto
del gobierno estatal no se aprobó en diciembre como siempre se había hecho,
sino que se trasladó hasta el 8 de enero pasado, hasta que finalmente sus
compañeros de partido entendieron que su intervención era nociva para ellos.
En efecto, mientras el superdelegado del gobierno federal en Guerrero
pretendió modificar el presupuesto, con el asesoramiento de Carlos Alvarez Reyes, exsecretario de
Finanzas en el Gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo, haciendo a un lado e
ignorando a su compañero de partido, el presidente de la Comisión de
Presupuesto y Cuenta Pública del Congreso local, Alfredo Sánchez Esquivel, el
documento de referencia no sólo dividió a los morenistas, sino que los enfrentó
con el resto de las fracciones parlamentarias, principalmente las del PRI y
PRD, e incluso atrasó su aprobación, con el riesgo de que no se aprobara.
Esa situación no solo generó críticas en contra de los diputados de
Morena, haciéndolos ver cómo inexpertos e ignorantes, sino que puso en entredicho
su responsabilidad y compromiso con los guerrerenses, al anteponer las
ambiciones personales de Pablo Amílcar que ya se siente gobernador del estado a
partir del 2014, cuando nunca ha ganado una elección, ni siquiera la de
comisario municipal. Pero además, generó inconformidad al interior de la
fracción parlamentaria morenista, principalmente en aquellos que ganaron su
diputación por la vía del voto directo.
Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, en su momento era un diputado más,
por el que ni siquiera habían votado por él, y sin embargo, pretendía manejar
la fracción como si fuera suya, y como si tuviera autoridad sobre ella. “Sólo
es un activo más de Morena, como cualquier militante, y si no fuera por su
herma y su cuñado, no sería nadie”, señalan en corto algunos diputados locales
de su partido, y sin embargo, no podían liberarse de él, hasta que finalmente
entendieron que su intromisión, además de dividirlos, los perjudicaba.
La aprobación del presupuesto, de manera unánime, es decir, con el visto
bueno de todos los diputados, empezando por los de Morena, que estaban
divididos, así como por los del PRI, PRD, PAN, PVEM, MC y PT, es, hoy por hoy,
el resultado. Tras mandar a la goma a Pablo Amílcar, sus intereses personales y
las propuestas de Carlos Álvarez Reyes, los diputados morenistas no solo
lograron consensar los acuerdos para aprobar un presupuesto con el voto
favorable de todos, sino que antepusieron los intereses del estado por sobre
los partidistas, dejando de lado la mezquindad de quien pretendía pastorearlos
cual borregos.
Y es que, hay que decirlo, entre la fracción parlamentaria de Morena en
el Congreso local, hay diputados no solo honorables, sino también de prestigio
por su preparación profesional y compromiso con los guerrerenses. Ahí están,
por ejemplo, Jesús Villanueva Vega, Norma Otilia Hernández Martínez, Arturo Martínez Núñez,
Ossiel Pacheco, Mariana García Guillén, y Marco Antonio Cabada, quienes más que
trabajar por intereses partidistas y particulares, de verdad están viendo por
los intereses del pueblo guerrerense.
Por último. Cierto es que Sandoval Ballesteros a partir de ahora ya no
tiene el control de la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso local,
sin embargo, tampoco quiere dejar la dirigencia estatal de ese partido aunque
renunció a ella, pues pretende recuperarla a través de Sergio Montes Carrillo,
quien desde la representación que tiene en el IEPC, se ha dado a la tarea de
insultar a diputados morenistas, sin importar que sean mujeres. Un tipo nefasto
que también divide en el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador,
pero que con el apoyo del superdelegado federal se siente la madre de Tarzán.
¡A ver qué dice el mandamás, ahora que esté en Tlapa!
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