La caída de la popularidad
del presidente Andrés Manuel López Obrador, es más que evidente. Y eso que
apenas lleva 15 meses al frente del poder.
Cada
día que pasa pierde adeptos. Es por eso que en los últimos días se le ha visto
agobiado, cansado y, por momentos, ausente.
Tal vez algunos de sus
seguidores –los fanáticos– no se percaten de ello, ya que lo siguen viendo como
el todopoderoso, el gran líder y el ejemplo a seguir en lo que respecta a
honestidad.
Lo cierto es que las
encuestas no mienten.
El presidente López
Obrador sigue cometiendo errores y echándose en contra a importantes sectores
de la sociedad, incluso, a miles de personas que votaron por él.
En marzo de 2019, el
periódico Reforma publicó una
encuesta que le otorgaba un 78 por ciento de aprobación. En ese entonces, los
militantes y dirigentes de Morena festejaron y se burlaron de “los
neoliberales”.
Un año después, el mismo
medio de comunicación dio a conocer que la aprobación del presidente López
Obrador había caído 19 puntos (59 por ciento).
Los resultados de Reforma coinciden con la de otra casa
encuestadora: De Las Heras Demotecnia,
que este 2 de marzo indicó que, en 15 meses de su gobierno, López Obrador ha
perdido 18 puntos de aprobación, pues pasó de 80% al inicio, a 62% actualmente.
Los encuestados afirmaron
que lo mejor que ha hecho este gobierno es apoyar con pensión a las personas de
la tercera edad (18 por ciento) y combatir la corrupción (12 por ciento).
Al preguntárseles sobre lo
peor de esta administración, la mayoría destacó el combate a la inseguridad.
Asimismo, Buendía y Laredo dio a conocer una
encuesta que realizó a estudiantes universitarios y las comparó con la del año
pasado.
En febrero de 2019, el 79
por ciento de la comunidad estudiantil universitaria aprobaba el trabajo del
presidente. Ahora, un año después, López Obrador percibe solamente el 43 por
ciento de aprobación.
¿Y
por qué cae la popularidad del presidente?
La mayoría de los
encuestados expresaron su desaprobación por el incremento de la violencia, los
feminicidios, el desabasto de medicamentos en los hospitales y el nulo
crecimiento de la economía en el país.
El mismo López Obrador
reconoció en su conferencia matutina del lunes que ha sufrido un “desgaste”
como presidente de la República. Y lo dijo un día después de que fuera
abucheado en una gira que realizó en su natal Macuspana (Tabasco), en donde
amagó con suspender su discurso en el mitin, ya que algunos pobladores le
reprocharon no haber cumplido algunas de sus promesas.
AMLO
está acostumbrado a que todos aprueben lo que dice en un evento público o
privado. Y si alguien se atreve a contradecirle, se enoja inmediatamente y lo
descalifica.
El
encanto se está acabando. La Cuarta
Transformación es pura faramalla.
No todos los 30 millones
de mexicanos que votaron por un cambio verdadero en 2018 están contentos con
las incongruencias de AMLO, que un día señala que gobernar “no tiene mucha
ciencia” y al otro que no es fácil gobernar, porque “no crean que son tamalitos
de chipilín”. Y peor aún, que ahora salga que siempre sí se subirá al avión
presidencial.
Las ironías que aplica
desde que inició su mandato ya no les cae bien a todos los que votaron por él,
ya que lo perciben como un gobernante poco serio y que le quedó grande la
Presidencia.
En efecto, no todos sus chistes o frases coloquiales
caen bien en el ánimo de millones de mexicanos, mucho menos de sus adversarios
y de todos aquellos que no votaron por él.
Eso
de “fuchi, guácala” o “fuchi, caca” le restan seriedad a nivel internacional.
En su edición del lunes,
el diario inglés The Economist
publicó una crítica al mandatario mexicano, al tacharlo de “maestro del
espectáculo”.
“Muchos mexicanos más
pobres lo ven como honesto y de su lado. Su potencial talón de Aquiles es el
crimen y la inseguridad, es probable que su remedio sea un teatro más político,
en el que es un maestro”, refiere el rotativo.
Y vaya que es un maestro del espectáculo y el rey de
los pretextos para dar resultados como gobernante.
PREPOTENCIA
EN CONAFE-GUERRERO
La que llegó con la espada
desenvainada en la Coordinadora Operativa Territorial del Consejo Nacional del
Fomento a la Educación (Conafe) en Guerrero, es Aidee Becerra Sen.
Resulta que la funcionaria
federal ordenó que a Domitila Cruz
Peralta, una trabajadora de base con más de 16 años de antigüedad en la
dependencia, no se le permitiera el acceso en su centro laboral y le avisó que
estaba despedida.
Cruz Peralta acudió la
mañana de este lunes a laborar de manera normal en las oficinas que se ubican en
la avenida José Francisco Ruiz Massieu de Chilpancingo, pero su sorpresa fue
que el personal de seguridad le avisó que no podía pasar porque así lo había
ordenado Aidé Becerra Sen.
En entrevista, la
trabajadora hizo un llamado al presidente de la República para que sus
funcionarios no se comporten de manera insensible y no violenten los derechos
laborales de los trabajadores del Conafe, ya que recordó que en diciembre
pasado seis trabajadores eventuales fueron despedidos en esas mismas
condiciones.
Cabe destacar que Becerra
Sen fue funcionaria en el sexenio pasado. O sea, una herencia del peñanietismo,
ya que en 2016 fungió como subdirectora del Programa de Empleo Temporal de la Secretaría de Desarrollo Social
(hoy Secretaría del Bienestar) en los estados de Puebla y Tlaxcala.
Comentarios:
E-mail:
efrain_flores_iglesias@hotmail.com
Twitter:
@efiglesias