Alfredo Guzmán |
“Hombres necios, que acusáis a la …” fue un grito que desde el claustro, único lugar de refugio que permitimos a las mujeres, para evitar su influencia y aún encerradas, no se quedaban quietas.
Leí al amigo y jurisperito Arturo Bedolla, escribir un texto sobre las mujeres a quienes la Inquisición mataba por placer. Pero la justificación de su muerte, está escrito en un texto que guía el pensamiento de nuestros líderes religiosos y políticos, actuales. Amlo es Cristiano.
La mujer es la encarnación del mal. La religión que rige al mundo occidental es machista. El papel de las mujeres es accidental en la forma de dar vida a Cristo. Las utiliza, sólo para justificar que su papel es dar vida, y sin siquiera tenerles qué pedir permiso.
La mujer es objeto para establecer que Dios se molestó por guiar al imberbe de Adán a comer el fruto prohibido. Y culpable de que no vivamos en el paraíso.
Sin mujeres no hay vida. Pero no es objeto. Tiene derecho a decidir, pero les negamos todo.
Hoy que hay una revolución feminista, me regocijo al ver a algunos hombres, quienes han vivido en una zona de confort, utilizando a las mujeres para su placer. Y reclamar, que el papel de la mujer está en la cocina, en el lavadero y en la cama, es de pena ajena.
La revolución feminista, es de conciencias. Se niegan a ser objeto. Se capacitan, estudian y ridiculizan al machismo, que les niega todo. Y lo hacen con herramientas que los hombres suponen únicas de su utilización.
La inteligencia de las mujeres es mucho mayor que la que quieren aceptar o adjudicar los machos.
Los expone y los exhibe y eso molesta. Hoy los machos han perdido la batalla. Están pasmados. Me incluyo. Pero tomo partido, estoy con mi madre, con las hijas y con la compañera.
Su lucha, ya es exitosa. No hay forma de detenerla, aunque justificaciones como ser parte de una conjura contra AMLO, es la peor inocentada que he leído.
Ya en 1910 y en la construcción de un México más actual y moderno, diseñamos por medio de la violencia revolucionaria, una lucha que derivó en la mejor y más avanzada Constitución social y política, antes que naciera la revolución Rusa.
Un poco antes la Revolución Francesa, irrumpió convertida en mujer simbólica, al tomar la bandera de la libertad y sus derechos.
En ambas hay constancia de que ante la ley y ante Dios, somos iguales. Pero en la práctica les negamos todo. No somos iguales y entiendo que las mujeres no quieren ser hombres.
El mundo machista rige todo. Diseña, establece y determina roles de la mujer. Quietecita y calladita se ve mejor. Y eso nace en el hogar. Desde ahí se niega la libertad.
Un mundo sin mujeres, no es posible. México se colapsó este 8 y 9 de marzo del 2020.
El problema es que si en México cae el mundo machista, se jodió ese mundo. Hoy hasta los musulmanes están temblando. Igual los Asiáticos. O sea, la influencia es mundial.
México, es ejemplo de que sus mujeres, reclaman ser libres, independientes, responsables de su destino y de sus acciones. Aunque haya algunas que con conciencia machista, se oponen y las acusan de ser instrumentos del Neoliberalismo y del Conservadurismo. Cuando es al revés.
La conciencia machista, quiere otorgarles algo, pero dosificado. Sin gritos y sin pintar las paredes ni romper vidrios. Se han rebelado y quien no lo entienda, podrá rabiar y exigir, que todo siga igual y se quedará llorando, porque nadie le hará caso.
México es grande y sus mujeres, serán los que lo conviertan en potencia mundial.
Los hombres perdimos la batalla y la oportunidad de establecer que sin ellas, podríamos convertir este mundo en algo mejor. Con ellas, sí, pero como las escopetas.
Quien no lo entienda, se quedará como aquel hacendado, que exigía a los indios huarachudos que no pisarán el pasto de sus predios.
La revolución feminista, es algo que sin que les otorguemos permiso, ocurrió y sin disparar un solo tiro llegó y tomó la plaza de la Constitución.
Bueno, si hubo unos petardos y la barda de Madero, que fue tumbada a patadas.
Luego entonces, porqué negarse a aceptar que el mundo machista, se fue por la alcantarilla.
Lo lamento también por aquellas mujeres que con conciencia machista, se oponen y las acusan de ser instrumentos del Neoliberalismo y del Conservadurismo. Cuando es al revés.
Concluyo con algo quizá innecesario. Las mujeres que viven cerca de mí, son libres y actúan con criterios a los que no otorgo permiso.
Viven su libertad y no sé si son felices, pero al menos serán responsables del mundo que quieren tener. Las apoyo y si me quieren reclamar algo que no hice bien. Me siento en el sillón de los acusados.
Bienvenida la revolución feminista.
Y pensar que el reclamo de ellas es que los machos no las maten. Y nadie hizo caso. Enhorabuena.