Dícese que la carrera por la sucesión presidencial comienza en el mismo momento en que el Presidente electo rinde protesta ante el Congreso de la Unión.
En ese tenor, la pléyade
morenista que se siente con las calificaciones más sobresalientes para
contender por la Presidencia de la República en 2024, se reagrupa y pretende
apoderarse de Morena para dictar línea y desbarrancar a los enemigos.
En este tenor vale
preguntar: ¿quién es John Ackerman? ¿Periodista, doctor, jurista, investigador?
¿Cabeza de playa del grupo político que endulza el oído al inquilino de
Palacio?
A la luz de lo que ha
ocurrido y de lo que se la ha demostrado documentalmente, su nivel es de
saltimbanqui de la política. Y no, no es peyorativo, porque su tarea se ha
ceñido a ejecutar acrobacias, ejercicios, saltos y equilibrios políticos ante
el público y la familia política nacional.
Es el bravucón y golpeador
del grupo, con influencia y respaldo tal del equipo fundamentalista que hasta
programas de televisión tiene, por supuesto en los canales públicos, desde los
que desempeña a plenitud ese papel de saltimbanqui, que no tiene relación con
los payasos cuyo oficio es respetable.
Veamos. Se asume
periodista y ofende al gremio periodístico, a los reporteros especialmente
porque si lo fuera respetaría a quienes ejercemos este oficio-profesión.
Y, por lo demás, sus
títulos carecen de los sellos que los validarían y no ha mostrado la cédula
correspondiente para presumir ese nivel profesional por el que cobra en la
Universidad Nacional Autónoma de México.
Dice ser político moderno
y en cada paso que da se parece más a uno de los priistas más rancios y mañosos
de los tiempos idos. Es, como citó Beatriz Paredes Rangel, uno de esos
políticos que lleva a un pequeño priista dentro, porque del priismo aprendió como
aprendieron todos los políticos contemporáneos, incluso los que se asumen de
izquierda, con la que golpean y cobran con la derecha.
Mire usted, el deporte
favorito de la 4T es la intriga palaciega. Porque perseguir y culpar a los
gobiernos priistas y panistas de todos los males del país, es asunto personal
del inquilino de Palacio; sin este cliente, al que llama de diferentes formas y
descalifica peyorativamente, su gobierno no tendría sentido.
Además, por lo menos
públicamente soslaya lo que ocurre en su entorno, en su equipo cercano, entre
sus hermanos de sangre y jurados seguidores, rechaza exista pleito alguno
dentro de su primer círculo y, en cambio, ve al enemigo afuera, atisba indicios
de golpe de Estado incluso de asonada; llama golpistas, conservadores y
fantoches a sus críticos y contrincantes, a quienes no simpatizan con su credo,
olvidándose que ése es factor básico de la democracia.
Y, mire usted, es
inocultable que, para el licenciado López Obrador Ricardo Monreal Ávila como
coordinador de la bancada senatorial de Morena y presidente de la Junta de
Coordinación Política del Senado de la República, es un factor toral en su
relación con aquellos personajes políticos y empresariales de los que se ha
distanciado e incluso ha maltratado.
Así que Ricardo Monreal,
como citábamos en otro artículo de entresemana, para este grupo fundamentalista
que tienen una célula radical en la bancada de Morena en el Senado, es el
enemigo a vencer, es el político más sólido y con las mejores credenciales de
experiencia, al que ven como el perfil sucesor de Andrés Manuel López Obrador.
Y no se equivocan, mas
proceden con ese tiento del elefante encima del hormiguero y su estrategia
política es de primaria, básicamente ñoña con el ¿licenciado? Ackerman como
cabeza de playa, golpeador que nada pierde porque nada tiene, porque no es
político y junto con su cónyuge vive los días de vino y rosas de la 4T
--alejados del bullicio y de la falsa sociedad, con fondo de la Sonora
Santanera—en la nube de la impunidad, intocables y trovadores del elogio hacia
el señorpresidente.
¿Alguna duda? Leamos
fragmentos de singular confesión de John Ackerman, en la entrevista que le hizo
Fernando del Collado en su programa Tragaluz, transmitido el domingo último.
--Por cierto, ¿qué es Morena?—preguntó
Del Collado a Ackerman.
--El Movimiento de
Regeneración Nacional—respondió el dizque erudito y sedicente periodista
--¿Qué quieren en Morena?
--¡Újule!, pues Morena es
un archipiélago de muchas cosas, no creo que haya una sola voluntad.
--¿Y usted que trae con
Monreal?
--¡Újule! Pues Monreal es
el principal cáncer de Morena
--¿Sí?
--Así es.
--¿Por?
--Pues porque tiene una
cultura política muy vieja, se mueve en la política a partir del dinero, del
chantaje, la presión. Y esa no es una cultura política que debería marcar las
nuevas épocas democráticas.
--¿Eso se lo ha dicho?
--Públicamente. Yo no hablo
con él personalmente.
--¿Doctor y qué se
requiere para ser militante de Morena?
--Está abierta la
afiliación de todos.
--¿Se requiere “ser servil
para obtener huesos”?
--No soy líder ni
dirigente de Morena, no me toca decidir.
--¿Que “se vayan los
lambiscones de Morena” ha dicho Porfirio Muñoz Ledo?
--Así es, pues, libertad
de expresión para don Porfirio.
--¿Entre sus principios
está la simulación?
--Al contrario: no mentir,
no robar, no traicionar, son los principios centrales.
--¿Eso que lo escuche
Ramírez Cuéllar?
--Ramírez Cuéllar está
haciendo un trabajo importante en este momento.
(…)
--Detengámonos, ¿su
escenario para el 2021?
--¡Morena va a arrasar!
--¿Polarizando?
--No. La polarización era
la de antes, la que Peña Nieto dividió.
(…)
--¿AMLO es la encarnación
de la voluntad nacional?
--Tiene un enorme mandato
popular y es un gran líder—enfatizó John.
Esas entrelíneas y las no
tanto, hacia las que llevó Del Collado al “licenciado” Ackerman son de lectura
obligada.
El objetivo es Ricardo
Monreal Ávila; desbarrancarlo y restarle puntos en la carrera por la
Presidencia de la República, porque por más que lo niegue el ex gobernador de
Zacatecas, éste sí doctor en Derecho y académico en la UNAM con todas las de la
ley, en su corazón late la banda tricolor.
Pero, ¿quiénes forman
parte de ese grupo al que pertenece y sirve John? Es fácil identificarlos. Uno
se llama Martí y se apellida Batres Guadarrama; de otra sus iniciales son
Yeidckol Polevensky. Y para completar el cuadro, Mario Delgado se imagina ya en
la presidencia de Morena, aunque su paso en la coordinación de la bancada de
Morena en la Cámara de Diputados ha dejado mucho, mucho, qué desear.
Y el priista que todos, en
especial los de Morena, llevan dentro lo refirió Beatriz Paredes Rangel, el
pasado 26 de febrero en el foro Diálogos, organizado por Junta de Coordinación
Política del Senado de la República y el ASPEN Institute México, con el tema
Desafíos actuales de la democracia.
Ese día, Beatriz habló sin
aspavientos ni apasionamientos partidistas, natural, autocrítica si usted
quiere. Ahí estaba Ricardo Monreal, cuya sonrisa acompañó con asentimiento a lo
dicho por Paredes Rangel, priista más que destacada. A saber:
“(…) La convivencia
democrática colaborativa –citó Paredes Rangel--, entonces, siguiendo el hilo de
la reflexión de mi querido senador Castorena, claro que la mayoría actuando con
legitimidad enriquece la democracia. Lo que es muy importante, es desterrar la
tentación de la restauración del modo priista de conducir el país.
“Es una enorme tentación
porque muchos, muchos, han sido priistas, ésa es su cultura política, es una
cultura política que ustedes mismos lucharon por transformar, en ese sentido
por eso creo que el gran desafío de nuestra democracia, en el tiempo, es que
logremos un mayor equilibrio entre los poderes y el que robustezcamos el papel
del Poder Legislativo; quizá, quizá una fórmula puede ser que las decisiones de
las comisiones sean vinculatorias.
“Miren, ¿cuántas veces
hemos citado a funcionarios y no han
querido venir? ¿Y qué ha sucedido? Nada, nada. Entonces, ojalá no comprobemos
en este tiempo de la historia de México que todos llevamos un pequeño priista
dentro”. Hasta aquí la cita.
Y estallaron risas y
aplausos. Ahí estaba, decía, Ricardo Monreal, por supuesto, en su calidad de
general en jefe de la bancada senatorial de Morena y presidente de la Junta de
Coordinación Política del Senado de la República.
Beatriz tiene razón.
Porque, lo dicho, en la 4T todos los días se esfuerzan para no parecerse a los
de antes, a los priistas, pero cómo se empeñan en superarlos. ¿Dónde está la
identidad propia de Andrés Manuel y su gabinetazo? Por lo demás, indudablemente
Ricardo Monreal se debe haber ido a dormir, la noche del domingo, con una
sonrisa y la expresión: ¡Estos muchachos no entienden! Conste.
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