Tortuoso resulta acudir a
los módulos Covid de la capital.
Primero. La cita es a las diez de la mañana.
En ayunas deben ir quiénes
presente síntomas relacionadas con este padecimiento, y enviado por su médico
de confianza, acude a tomarse la prueba para, una vez teniendo el resultado,
pueda recibir tratamiento.
Pero no saben qué les
espera.
Después de que el personal
de salud municipal le toma los datos, deben buscar donde esperar largas dos
horas para que los químicos inicien su trabajo.
Es decir, a las doce del
día es cuando, uno a uno, les toman la muestra; dos horas después de que les
pidieran sus datos y expresaran la sintomatología que presenta cada persona.
Para quien ya padece
molestias tiene que soportarlas, porque alguien estableció esos horarios tan
burocráticos. Tan inhumanos.
Hoy es jueves 9 de junio,
y para quienes fueron a realizarse la prueba el día viernes de la semana pasada
aún siguen en espera de los resultados, pese a que les dijeron que en tres días
se los mandarían por redes sociales, y la persona no saben si cuando les llegue
estará en condiciones de recibir tratamiento ambulatorio o tendrán que
internarse en algún hospital.
¿Cuál es el problema? que
cada día que pasa las molestias se agudizan porque el coronavirus avanza
inexorablemente en el cuerpo del infectado.
Ya han pasado siete días y
las personas seguramente son vistas por alguien de este equipo como números o
estadísticas, no como entes de carne, hueso, sentimientos y emociones, que
sufren y saben que su vida cada día que pasa está más en riesgo.
Y es que para recibir
tratamiento, los médicos consultados piden el resultado de la prueba Covid.
Deben saber si están infectados o no para poder administrar medicamentos.
Pero alguien pasa por alto
la urgencia de entregar resultados, no le importa que estamos en crisis por
esta enfermedad y cada día que pasa puede significar la muerte para los
enfermos.
Pese a la buena
disposición del gobernador y del presidente municipal de Chilpancingo de
ofrecer esas pruebas gratuitas para la gente de la capital, que llevaría a
tener un diagnóstico oportuno y la atención expedita, esto no es así porque
alguien le miente al gobernador y al presidente municipal, y también le falla a
quienes han confiado en ellos al acudir a realizarse la famosa prueba Covid.
Hoy una de esas personas
llamó al laboratorio Covid de la UAGro para preguntar por su resultado.
Le contestaron que no
sabían de esas pruebas y que de eso se hace cargo la Secretaría de Salud
estatal.
¿Será cierto esto?
¿En qué cajón de
escritorio estarán esos resultados?
Digo: si es que de verdad
las están haciendo.
Sin duda, el doctor Carlos de la Peña debe llamar a cuentas a esos funcionarios negligentes.