Roberto Santos Salvador |
Se acerca el inicio del proceso electoral y dos son los personajes que
han empezado a sufrir el embate de sus contrincantes políticos.
Se trata de Adela Román Ocampo y de Luis Walton Aburto.
Ambos han recibido, como nunca, un golpeteo mediático constante durante
estos meses de pandemia.
Los dos son aspirantes a la gubernatura por Morena, donde hay otros
más–y algunos no pasan de ser simples suspirantes– por ocupar el lugar que
dejará Héctor Astudillo Flores.
En el caso de Walton, vemos una campaña en redes sociales para intentar
descalificarlo. La intención es obvia, se trata de sacarlo de la competencia
electoral, después de que se comentara que tiene posibilidades de ser ungido
candidato por Morena.
Además, porque se cree que tiene la confianza del presidente de México,
quien le habría pedido que saliera de MC e intensificara su movilidad en el
estado para poder ser competitivo.
Lo mismo pasa con Adela Román, quien ha estado expuesta a una guerra
sucia, aprovechando que está ocupada atendiendo la crisis de salud generada por
la pandemia por Covid-19.
Y es que tradicionalmente gobernar Acapulco representa una catapulta
hacia la gubernatura del estado, como lo consiguiera René Juárez y Zeferino
Torreblanca, gracias a que el número del listado nominal del municipio es más
del 50 por ciento en el estado.
Cierto es que la presidenta municipal del puerto ha dicho que sí aspira
a participar en el proceso interno de elección de su partido.
Pero también dice que primero se abocará a gobernar su municipio,
redoblando esfuerzos, sobre todo ante la crisis de salud que se vive
actualmente y que ha pegado duramente en la ciudad de Acapulco.
Adela es de esas autoridades que ante el problema de la pandemia no se
ha echado para atrás y ha sabido coordinarse con el gobernador del estado y con
el federal, haciendo posible el incremento del número de camas covid en el
puerto, una vez que los hospitales estaban acercándose al punto de saturación.
Gestionó despensas con el gobierno del estado y con empresarios de
diversa índole, quienes se solidarizaron con el gobierno y el pueblo de
Acapulco.
Aun así, la guerra sucia en su contra continúa.
A sus adversarios no les importa el número de comedores que instaló y el
número de comidas que ha servido en las mesas de miles de acapulqueños.
Y no les importa porque en lugar de reconocer su labor, están
promoviendo el rechazo a su gobierno mediante la generación de percepciones
negativas a su administración.
Los ataques o campañas negativas o sucias, tienen alrededor de diez años
utilizándose y vemos que con el crecimiento de las redes sociales, éstas son
cada vez más sofisticadas y constantes, cuyo fin es derrotar al aspirante o
candidato y dejarlo fuera de participación, pero todo a partir de crearle
descrédito.
Pero contrario a desequilibrar la psique de la presidenta municipal de
Acapulco, ésta se muestra serena y adelanta que de no ser candidata, se sumará
a quien favorezca su partido, porque no saldrá a buscar otro instituto político
para que la elija.
Sugiere que la dirigencia nacional, no solo debe tomar en cuenta las
encuestas sino también el trabajo que haya desarrollado cada uno de los
aspirantes a gobernar Guerrero, así como el conocimiento del terreno, entre
otros aspectos porque “Guerrero no está para experimentos”.
La exmagistrada sostiene que si a Morena en Guerrero le toca mujer por
equidad de género, con mayor razón va a entrar al proceso de selección.
Será en este escenario donde competirá con la senadora Nestora Salgado,
y probablemente con Beatriz Mojica, quien ya perfila como la candidata del PT,
y busca encabezar una candidatura de ambos partidos: PT y Morena.
Habrá que recordar que el PT es aliado de Morena y como tal, promueve
encabezar la candidatura en algunos estados, entre éstos se encuentra Guerrero.