Del tamaño del rencor es el de la venganza.
Y el inquilino de Palacio la
saboreó el sábado último. Apoltronado bajo la sombra del cedro que debe tener
67 años de haber sido plantado en ese rancho llamado “La Chingada”, sito en el
municipio de Palenque, Chiapas, festejó el fracaso político de Felipe Calderón,
a quien tiene especial odio y rencor desde 2006.
Sí, odio y rencor que se
refleja en cada palabra que dedica a Calderón Hinojosa lo mismo en sus homilías
de las mañaneras palaciegas que en los mensajes improvisados en actos públicos,
en su periplo de campaña permanente que, sin duda, tienen ese condimento del
temor de perder el poder.
El licenciado López Obrador
presume que su pecho no es bodega y dice lo que siente, pero igual sus rencores
no tienen dique, por más que insista en asumirse cristiano y comulgar con la
palabra del papa Francisco, aunque falaz como ha sido cuando oculta su riqueza
y se asume austero juarista, pero sus trajes bien cortados, aunque mal
portados, lo denuncian machuchón de lavanda.
Pero, vaya, estaba con el
festejo sabatino, desplegado sin rubor porque el Instituto Nacional Electoral
negó el registro de partido político a la organización México Libre, comandada
por Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala, quien luego
puntualizaría que ella y sólo ella encabeza a México Libre.
Andrés Manuel y su sonrisa
de malicia insultante, aderezada con ironía recomendó a Calderón proceder como
él en 2006 y emprender la lucha por el registro de México Libre, incluso que
acudiera a la OEA donde tiene amigos de la derecha y, vaya, hasta los
empresarios que identificó como sus apoyadores en aquellos comicios de hace 14
años.
Pero, la recomendación
entraña mucho del voluntarismo del señorpresidente y el alto nivel protagonista
y dictatorial con el que se ha conducido desde el mismo momento en que llegó a
la conclusión de que la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, lo
mismo que la presidencia del PRD le habían quedados chicos y lo suyo, lo suyo,
era la Presidencia de la República.
Proceder como López Obrador
en julio de 2006 con la arenga “voto por voto, casilla por casilla”, sería un
despropósito de la pareja Calderón-Zavala. Le platico.
Cuando el domingo 30 de
julio de 2006 en consulta entre simpatizantes y fundamentalistas, es decir, sin
posibilidad de hacerse a un lado y menos perderse entre la muchedumbre que
gritaba “¡voto por voto!, ¡casilla por casilla!”, Andrés Manuel López Obrador logró respaldo a
su personal propuesta, no del PRD, el partido que lo había nominado candidato a
la Presidencia de la República, para iniciar ahí, en el Zócalo capitalino, un
plantón que luego se extendería a Paseo de la Reforma durante 45 días.
Mire usted, después del 2 de
julio de ese año, con una votación reñida en la que Felipe Calderón logró 35.91
por ciento de la votación, es decir, 14.91 millones de sufragios contra 14.68
millones obtenidos por Andrés Manuel (candidato presidencial de la coalición
Por el bien de todos), que implicaban 35.29 por ciento de los votos, la
reacción del tabasqueño fue exigir el famoso recuento.
Pero, como el entonces
Instituto Federal Electoral, el Partido Acción Nacional y por supuesto Felipe
Calderón se negaron a la exigencia, entonces la reacción fue una protesta que
se disfrazó de resistencia civil y que, durante 47 días puso de cabeza a la
capital del país, en perjuicio de todo el mundo, empleados públicos y del
sector privado, pero en especial de comerciantes y prestadores de servicios
turísticos en el Paseo de la Reforma y la zona perimetral.
Y la decisión, reitero, fue
apoyada a mano alzada por simpatizantes y seguidores de Andrés Manuel. “Les
propongo que nos quedemos aquí, en asamblea permanente (…) que permanezcamos
aquí, día y noche, hasta que se cuenten los votos y tengamos un presidente
electo con la legalidad mínima que nos merecemos los mexicanos", planteó
ese día el licenciado López Obrador.
Pero el plantón se extendió
y duró hasta el 15 de septiembre de ese 2006, diez días después de que los
magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
entregaron a Felipe Calderón la constancia de mayoría que lo nombraba
Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos.
Ese 5 de septiembre, de hace
14 años, cientos de simpatizantes de Andrés Manuel rodearon el edificio sede
del TEPJF en la avenida Carlota Armero y, con insultos y una lluvia de huevos,
agredieron a los magistrados y reporteros que cubríamos ese acto de unción del
candidato del PAN.
¿Cuánto costó en dinero
contante y sonante esa decisión de Andrés Manuel de presionar y chantajear a la
autoridad electoral (al IFE de entonces y al TEPJF)?
Las pérdidas que dejó el
plantón fueron cuantiosas. Para prestadores de servicios turísticos y
alimentarios, se registra que en 16 días el plantón había provocado pérdidas
por 3 mil millones de pesos; para el PRD no fue una bicoca la pérdida
económica.
De acuerdo con la sentencia
de un Tribunal Colegiado que ratificó la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, según consta en archivos, el PRD fue obligado a pagar 25 millones 134
mil 634 pesos por facturas de insumos diversos, logística y prestaciones de
servicios otorgados durante el plantón en el Paseo de la Reforma.
¿Ustedes estuvieron de
acuerdo con ese plantón?, pregunté hace poco a Jesús Zambrano Grijalva, hoy
dirigente Nacional del PRD.
“No, nunca estuvimos de
acuerdo. Le dijimos a Andrés Manuel que era un despropósito realizar ese
plantón, que el partido no tenía dinero para sufragar ese gasto. Pero Andrés
Manuel impuso su voluntad y ahora arrastramos deudas producto de ese plantón”,
respondió Zambrano.
Además, Zambrano me recordó
hace unos días que quien administraba todos los recursos que recibía el PRD,
los oficiales y las donaciones de cientos de millones de pesos, era única y
exclusivamente López Obrador. ¡Ah! Andrés Manuel ya no era el dirigente del PRD
cuando, en mayo de 2013, la Corte ordenó el pago de la deuda contraída en 2006
por el plantón.
¿Calderón tomaría el Paseo
de la Reforma? El señorpresidente, en pleno abuso del poder porque lo usa para
mofarse del contrincante, insultarlo y estigmatizarlo impunemente, recomendó a
Felipe:
“Que convoque a sus amigos
de antes, de las cámaras empresariales, ahí está Claudio X. González, a las
televisoras, a los medios de comunicación, que le ayuden y que salgan a la
calle a protestar pacíficamente y que si no hay justicia en México, que vayan
al extranjero, a Washington, ahí está la OEA, que no vaya a Nueva York porque
aunque ahí está la ONU, allá está (Genaro) García Luna, pero sí puede ir a
Washington con sus amigos de la OEA para ver si les ayuda, pero que siga
luchando como lo hicimos nosotros, no hay que rendirse”.
¿Es un triunfo del pueblo de
México la negativa del INE de otorgar registro como partido político a México
Libre como argumentó Andrés Manuel? Es una tomadura de pelo; quiso lavarse las
manos de este golpe de venganza.
El licenciado presidente
aludió a aquella convocatoria de 2006 a manifestaciones contra la resolución
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación luego de que
perdiera la presidencia. Hoy tiene el poder y lo usa para el cobro de facturas
y amagar; sin duda influye en el ánimo de los magistrados que habrán de atender
las quejas de quienes fueron bateados por los consejeros electorales con la
negativa de registro como partido a sus organizaciones políticas.
Quizá haya algo en este
proceder de los consejeros electorales respecto de lo ocurrido en la votación
del sábado último. Declaraciones de la consejera Adriana Favela Herrera, amén
de la reunión de Lorenzo Córdova y Mario Delgado generaron suspicacias. Es el
sospechosismo que nunca se irá de la praxis política.
¿A qué le teme Andrés
Manuel? Sí, del tamaño del rencor es el de la venganza pero el miedo a perder
el poder lleva a cometer excesos y no son menores en un gobernante perseguido
por los fantasmas que pretende exorcizar todas las mañanas después de
persignarse frente al espejo. Conste.
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