• A seis años de la noche de Iguala
• Iñaki Blanco, el primero en investigar
• Con Navarrete, iniciaron la búsqueda
A SEIS AÑOS DE LO OCURRIDO
EN IGUALA, en donde además de seis muertos, entre ellos tres normalistas,
fueron desaparecidos 43 de ellos, lo único sostenible, jurídicamente, son las
investigaciones que sobre el caso realizó el entonces procurador de Justicia del
estado, es decir, que en los hechos participaron policías municipales, en
coordinación con miembros de la delincuencia organizada que en ese tiempo
estaba coludida con las autoridades.
Y es que, hay que decirlo,
de todas las detenciones realizadas en su momento sobre el caso, únicamente las
que en su momento llevó a cabo Iñaki Blanco Cabrera, continúan firmes, pero
además, las investigaciones y las diligencias realizadas por el entonces
procurador han servido de base incluso para la actuación de organismos
internacionales que se han sumado al esclarecimiento de los hechos.
No es pues exagerado decir
que si Iñaki Blanco, ya como procurador de Justicia del estado, o como
procurador federal especial del caso, si hubiera continuado la investigación de
los hechos, es indudable que estaría resuelto, pues incluso desarrolló
hipótesis o líneas de investigación que hoy están siendo retomadas por el
gobierno federal, luego de desechar lo que se denominó como verdad histórica.
En efecto, no es casual que
a Blanco Cabrera se le consulte una y otra vez sobre los hechos de Iguala y
sobre las primeras investigaciones del caso, precisamente encabezadas por él; y
es que no solo se hizo presente en el lugar de los hechos a escasas horas de
haber ocurrido, sino que también encabezó un operativo de búsqueda de
estudiantes cuyo paradero se desconocía en ese momento.
Al hoy exprocurador, se
debe, hay que decirlo, el que muchos normalistas fueran encontrados con vida la
madrugada de aquel 27 de septiembre del 2014, como también se le debe, hay que
reconocérselo, al presidente de la Comisión de los Derechos Humanos del estado,
Ramón Navarrete Magdaleno, que también llegó a Iguala en los primeros minutos
de ese día, el que otros más fueran encontrados, en medio de la tensión y del miedo
que habían provocado los hechos.
Poco se sabe, y menos se ha
dicho, de la actuación del entonces procurador de justicia del estado, como del
presidente de la Comisión de los Derechos Humanos, quienes cada quien por su
lado encabezaron una intensa búsqueda de estudiantes cuando todo era caos,
miedo y zozobra entre los propios normalistas, y cuando los habitantes de
Iguala, hay que puntualizarlo, se encerraron a piedra y lodo en sus domicilios.
¡Claro, no era para menos!
Mucho se ha escrito sobre
Iguala sobre aquella larga noche en que, así está documentado, policías de ese
municipio, y de otros, actuaron como brazo armado de un grupo delincuencial en
contra de estudiantes que fueron engañados para tomar autobuses, cuando en
realidad fueron utilizados para apoderarse de uno en particular, de ahí la saña
con la que fueron atacados a balazos, y algunos de ellos desaparecidos,
mientras la policía estatal, la policía ministerial, la policía federal e
incluso el Ejército ahí asentado, prácticamente desapareció cuando ocurrían los
hechos, dejando actuar de manera impune a los homicidas.
En efecto, esa noche del 26
y 27 de septiembre de hace seis años, salvo el procurador de Justicia, Iñaki
Blanco Cabrera, como el ombudsman del estado, Ramón Navarrete Magdaleno, nadie
más se hizo presente en Iguala con el fin de parar la barbarie, y si hubo
algunos, fue para participar como parte de la masacre y de la desaparición de
estudiantes, todos de primer año, es decir, sin ninguna experiencia en marchas,
mítines y secuestro de autobuses supuestamente para transporte hacia la ciudad
de México, en una conmemoración más de la matanza de Tlatelolco ocurrida en
1968.
“Mucho de lo que se ha
escrito, incluso en libros realizados por periodistas de la Ciudad de México
son verdades a medias; vienen a Iguala un día o dos y creen que con eso ya
descubrieron el hilo negro”, me dice un viejo reportero que esa noche vivió los
hechos de cerca. Algunos otros, como él, fueron amenazados posteriormente por
quienes, hoy se sabe, cometieron la barbarie. Hay quienes fueron de
Chilpancingo, “y creen conocer la verdad que es mucho más de lo que se ha
dicho, porque incluso tiene relación con la muerte de un síndico y un luchador
social”, añade.
Y dice el que fuera
procurador de Justicia del estado en esos días respecto a los hechos: hay todo
tipo de comentarios. Y es que hay versiones no oficiales, incluso las que
vienen de organismos diversos, incluida la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos. Hubo servidores públicos que contaminaron la investigación de los
hechos. Hay responsables por acción y omisión. Hay una narrativa oficial, y
otra de organismos sociales. Hay incluso “escuchas legales de la DEA”.
Este sábado se cumplen seis
años de aquella negra noche. Mucho se ha dicho. Poco se sabe del paradero de
los 43. Lo único cierto son las investigaciones que hizo Iñaki Blanco en su
momento.
Por cierto. ¿Dónde estaban
los padres de familia de los estudiantes, precisamente los que hoy los buscan?
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