“Lo más terrible no era que
le mataran a uno por pensar de otro modo, sino que pudieran tener razón”.
-George Orwell-
Desde el año 2018, desde la
más alta investidura del país, las frases, oraciones y adjetivos de odio,
rencor, la repulsión y la malquerencia se han dejado sentir en contra de varios
sectores productivos, instituciones y personas de nuestra sociedad. Enemistad.
Morena, el organismo nacido
de corrientes diversas de militantes y simpatizantes que han sabido usar la intimidación,
la bravata y la violencia como llave de extorsión y perjuicio para obtener su
botín socio-político. Morena ha sido sinónimo de una guerra declarada en contra
de quienes no piensan, actúan o profesan los mismos absurdos, tergiversaciones
y aberraciones que nacen de un núcleo ambicioso e inestable emocional y físicamente,
para ser impuestas o asumidas como una realidad social.
Los Morenos realizan acciones
o juicios de valor sin tener en claro cuáles son las cosas que debería tomar en
cuenta y las consecuencias que habrá de acarrear actuar sin razón, pero con una
irrefrenable pasión de dañar y perjudicar. Carecer de criterio, se llama.
2018, tenemos un gobierno contradictorio,
tanto en el personaje que lo representa, como en las acciones y hechos
plasmadas en libros, encuestas, estadísticas, revisiones y resultados caóticos que
han llevado al país a un caos financiero. Cierra y emplazamiento de empresas,
por ende, desempleo ascendente; El Producto Interno Bruto, en retroceso sin que
haya un punto de vuelta o de frenar esa caída libre.
La distopía de Andrés Manuel
López Obrador de su llamada 4T, insinúa y sugiere un mundo imaginario que no se
considera ni es ideal, sino que más bien al contrario es considerado arriesgado,
peligroso e indeseable. Todas las decisiones emanadas de ese imaginario han
conducido al país a tomar decisiones arbitrarias, injustas e ilegales, como la
construcción si terminar; pero ya inaugurado de un aeropuerto que costo el
triple de una inversión fantasma, pero multimillonaria real y ajena al
escrutinio de la sociedad y de las propias autoridades sancionadoras. La
constitución en manos de un émulo de Porfirio Díaz Mori.
Somete a quien llama e
indilga el término de pueblo (para la 4T, pueblo significa una fracción que no
piensa, que no razona, que es envilecida con programitas limosneros) y que
conforman una porción de los miserables mexicanos que se les amenaza, intimida
y chantajea con retirarles éstos “apoyos”. El terrorismo se ejerce a diario. La
amenaza a cada momento a estos ciudadanos sin voz, se deja sentir. Pervive la
represalia por esta secta gubernamental, a través de sus llamados “sicarios de
la nación”. Grupos que son y han sido preparados para chantajear y ser espiados
para ofrecer lealtad incondicional a quien les “otorga” un billete. Los
asalariados gubernamentales, como el magisterio, es parte de esa infamia que
azota la humanidad mexicana. Tal cual la novela “1984” de George Orwell. Los
criminales, ladrones e inescrupulosos representantes populares, se han agendado
a Morena, bajo la sutil sugerencia de llevarlos a la cárcel, por sus fechorías
cometidas, estibadas en gruesos expedientes en oficinas fiscalizadoras y
jurídicas, listas para su ejecución.
La otra sociedad que trabaja,
produce, que no vive de un salario gubernamental que busca mejores estadios y
campos de desarrollo de vida, profesión, salud y anhela el beneficio colectivo,
también sufre la represalia dictatorial de un sistema enfermo y caduco. La
represión está vigente y constante. Ahí la lucha es intelectual, de ideas y
contrasta con la pereza mental junto a la mediocridad de una 4T, encapsulada y
entrampada.
Que nunca se nos olvide que
la libertad es el poder ilimitado para expresar libremente que dos y dos son
cuatro. Si se confiere esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados. . .
@GradoCero_Gro