Agotada la agenda del primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, nadie puede negar que el Pacto por México ha cumplido el objetivo básico de sentar en torno de la mesa de negociaciones a los principales actores políticos del país, incluso por encima de diferencias en lo interno de cada organización partidista.
A quién conviene, entonces, finiquitar al Pacto cuando hay una agenda pendiente para apuntalar e impulsar a las reformas constitucionales aprobadas en el primer año legislativo del Congreso de la Unión.
Lo cierto es que el Pacto por México cumplió el objetivo diseñado por los estrategas del equipo de Enrique Peña Nieto que, indudablemente, previó el escenario de convertirse en una suerte de moneda de cambio de legisladores y dirigentes del PAN y del PRD, para presionar las negociaciones con el partido en el poder, el PRI, finalmente interesado en reconstruir la casa que, en doce años de infructuoso aprendizaje, derruyeron los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.
De acuerdo con la información disponible, al cierre de 2013, de los 95 acuerdos integrados al Pacto por México, se han cumplido 25, es decir, 26.3 por ciento; 58 acuerdos están en proceso y, de los 12 restantes no hay evidencia alguna de que, por lo menos, hayan sido abordados con cierta prioridad.
Así, esos 58 acuerdos que están en proceso, se suman a la agenda pendiente del gobierno de Enrique Peña Nieto, en un esquema de prioridades antes de que irrumpa el año 2015 con el proceso de las elecciones intermedias que implicará, entre otros asuntos de alta importancia política, la elección de cinco gobernadores (Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora), amén de la renovación de la Cámara de Diputados y los ayuntamientos y/o legislaturas locales de 15 estados de la República.
Por ello, el Pacto por México tiene garantizada vigencia por lo menos durante este año, porque así conviene al PRD, al PAN y al PRI, cada cual con sus prioridades pero igual en un esquema de acuerdos que les permitan consolidar una plataforma electoral para ofrecerla en el proceso electoral 2014-2015.
Y usted estará de acuerdo en que han sido meros desplantes mediáticos las declaraciones de, por ejemplo, el coordinador de la diputados federales del PRD, Silvano Aureoles Conejo, de disciplinarse a la decisión de su dirigente nacional partidista, Jesús Zambrano Grijalva, de abandonar al Pacto por México por múltiples razones.
Al PRD no le conviene abandonar un espacio de civilidad y negociación política del que, quiérase que no, se han derivado los acuerdos para impulsar a las reformas constitucionales, combatidas desde la ala derecha, unas, y desde la atomizada izquierda, otras, pero finalmente aprobadas incluso con el aval del Constituyente Permanente.
El PAN, en su momento, cuando le tocó ir a contracorriente de la Reforma Hacendaria, asumió esa postura de abandonar al Pacto, de no cumplirse con ciertos ajustes en el dictamen legislativo, como fue el caso de la aplicación del IVA en 16 por ciento en la franja fronteriza.
¡Ah!, pero en la discusión de la Reforma Energética, olvidó los acuerdos, abrazos y juramentos de hermandad opositora que tuvo con el PRD. Y, en tribuna, panistas y perredistas, se destrozaron verbalmente.
De estas diferencias y desencuentros, el PRI ha acarreado la ganancia del río revuelto y se apresta a impulsar las reformas a leyes secundarias que posibiliten consolidar y hacer viables reformas como la energética, educativa, laboral, hacendaria y hasta la político-electoral que, con mucho, respondió a presiones de panistas y perredistas.
No, no, a nadie conviene desaparecer al Pacto por México. La agenda pendiente del gobierno de Enrique Peña Nieto necesita de éste.
Panistas y perredistas, que están en proceso de renovar dirigencias nacionales y, además, tienen enfrente la obligación de pelearle al PRI plazas importantes como Coahuila, Nuevo León y el mismo Estado de México, no están en condiciones de despreciar un foro de negociación que les ha permitido obtener prebendas que históricamente les fueron negadas en el Congreso de la Unión.
Y no lo dude. Esta semana veremos en encuentro de amigos para la foto y el mensaje mediático, a César Camacho, Jesús Zambrano y Gustavo Enrique Madero.
¡Ah!, dizque retorna Andrés Manuel López Obrador. Qué curioso, cuando en eso de la reforma energética sólo le queda la bandera de denostar contra quienes la aprobaron. ¿Cumplirá con los requisitos de ley para obtener el registro del Morena? ¿Le cederá el registro el PT? Porque dicen que anda muy peleado con Dante Delgado, tanto que ex convergentes se quitaron el sello de Movimiento Ciudadano y trabajan para la causa de Ricardo Monreal, coordinador de los diputados federales emeceístas. Y como dijo el filósofo de Siempre en Domingo: ¡Aún hay más! Conste.