Con él participio en el
Atlas sonoro del español que organizó el medio impreso español “EL PAÍS” con
motivo del VI Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Panamá
En México, “pinche” canceló
su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo, las características de un
epíteto derogatorio que sorprende por su omnipresencia y durabilidad.
El más amplio catálogo de
acepciones lo consigna el excelente Diccionario del español usual en México de
Luis Fernando Lara en su segunda edición de 2009. Lara advierte que se trata de
una grosería:”Pinche” 1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja
calidad, de bajo costo o muy pobre.
“Pinche” puede ser un
empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una
casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo
que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que
toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos
ofende y humilla pero no podemos cambiar.
Admite grados y
amplificaciones: “Esa novela me pareció un poco pinche.” “El racismo es una
actitud pinchísima.” A veces puede ser un sustantivo inapelable: “No te lleves
con él: es un tipo de lo más pinche.” Puede adquirir el rango de injuria
máxima: “No me vuelvas a hablar, hijo de tu pinche madre.”
No sé cuándo empezó a
emplearse y nunca he leído nada sobre su origen. Ya que “pinche” en español
común es “el ayudante de cocina”, sin ninguna pretensión ni autoridad, se me
ocurre que el término se originó en tiempos de la hacienda y el latifundio.
Nació entre los peones obligados a trabajar la tierra para beneficio de los
amos y que veían con explicable resentimiento a quienes laboraban en
ocupaciones serviles dentro de la casa grande.
Si el uso está restringido a
México, resulta algo anecdótico e insignificante frente al hecho de que, a
diferencia de tantos otros idiomas, quinientos millones de personas podamos
entendernos en nuestra lengua materna. Es una “pinche” desgracia que muy pocas
veces tengamos conciencia de este prodigio.