domingo, 12 de enero de 2014

Rogelio Martínez Faz/Obamawhocares/Cartas desde Chicago

Rogelio Martínez Faz/ Si para los ciudadanos y residentes legales en Estados Unidos es incierta la política del gobierno Federal con respecto al programa de salud conocido como Obamacare y la extensión de benéficos al desempleo, entre otros, para los inmigrantes indocumentados es seguir navegando en las mismas aguas.
Mientras que se habla de las deportaciones y que el Presidente Barack Obama es el campeón de éstas, lo que es cierto, pero también lo son proporcionalmente al mismo flujo migratorio. Y es que la inmigración no documentada llegó a niveles de tsunami en las últimas décadas. Por lo tanto, también el número de repatriados.
Rogelio Martínez 
No es que se trate de justificar a Obama, pero esto demuestra que el problema migratorio realmente existe. Argumento que se usa para no legislar sobre la ley de inmigración ‘quebrada’. Una reforma comprensiva no detendrá la inmigración indocumentada.

La reforma resolverá el problema solo para los que tienen méritos comprobados y aun así se tomará tiempo su procesamiento. Sobre todo ahora que se sabe de la falta de jueces de inmigración, de personal administrativo y por consiguiente de horarios para atender los casos. Entre más deportados menos carga; es como querer ajustar la demanda a la capacidad de los servicios y no a la inversa. Buena excusa para restregárselo a Obama.
En lo que respecta al cuidado de salud, ahí sí que estamos fritos: los indocumentados no estamos incluidos hasta que se resuelva lo anterior. Pero incluso quienes utilicen un seguro social chueco, si acaso pueden –ya saben cómo se las gasta la raza-, se expone a quedar navegando en EU hasta que los cachen sin posibilidades de arreglar. Es más, los que pueden y deben ajustarse a la ley de Obamacare -mandato humanitario socialista- verán en sus cheques la contribución al programa y en su mayoría están inconformes. Con cargos sin que necesariamente se vea reflejado en la calidad del servicio.
El Obamacare dentro de las buenas intenciones, que es brindar prevención y asistencia médica a “todo mundo”, no es así. El mismo gobierno no lo puede implementar satisfactoriamente en lo práctico, están ‘hechos un ocho’. Ni los mismos estadounidenses tienen certidumbre en cómo utilizar el programa para que sea equitativo con lo que pagan. No confundirlo con los servicios de emergencia u otras atenciones médicas a las que sí tenemos acceso los sin papeles.
Sobre los benéficos de desempleo para los indocumentados ni para que buscarle. Hay que llenar papeles y dar santo y seña del historial laboral, es decir, una mentirita piadosa podría poner en riesgo la posibilidad de calificar para la reforma. Como quiera, los desempleados esperan recibir en sus casas durante otras semanas más el chequecito mientras consiguen otra chamba; que no es diferente a una imposición socialista y sin recortes en otros rubros asistencialistas.
Obama ahora quiere implementar otra cruzada que dirima los problemas y lo exhiban como salva pueblos. Pretende llevar a cabo una promesa estilo campaña electoral: atacar la desigualdad económica en EU.  
En otras palabras, en la política se pueden decir muchas cosas como prometer una vida ideal, y para eso están los políticos sin saber tan siquiera como aplicarlo. Pero son promesas rentables, mientras que los despatriados, sin papeles y deportables no estamos ni en el umbral de la justica de los derechos civiles y humanos de Obama. A quién le importa si los ‘mojados’ no tenemos un plan médico o si nos dieron “laid off” en el trabajo. Como quiera, los programas sociales tienen deficiencias como para satisfacer a todos, lo único real son las intenciones y las deportaciones. Así que “who cares” si Obama hace una promesa más para no cumplirla y los republicanos le hacen la vida de cuadritos.