PREOCUPANTE. POR ESTAS
FECHAS, hace un año, los campesinos del estado, los que se encontraban en el
padrón del fertilizante, ya lo habían recibido o lo estaban recibiendo. Y lo
que es mejor, en su propia comunidad, y más aún, completamente gratis. Y nada tenía
que ver el gobierno federal, si el del estado, y los gobiernos municipales.
Eso era hace un año. Hoy
en cambio, con todo y que el programa del fertilizante lo opera el Gobierno
federal, es decir, el del presidente Andrés Manuel López Obrador, el insumo ni
siquiera se encuentra en los llamados centros de acopio, es decir, en las
bodegas que con oportunidad se establecieron, para desde ahí llevarlo a las
cabeceras municipales y luego hasta los pueblos donde se encuentran los
productores.
En efecto, mientras hace
un año para estas fechas el fertilizante ya estaba entre los campesinos, ahora
ni siquiera se encuentra en las bodegas, con todo y que el gobierno federal a
través de su delegado en el estado, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, hizo
todo un evento para anunciar la llegada de los trailers a los centros de
acopio.
Lo grave del asunto es que
las lluvias ya llegaron al estado, y los campesinos, tras preparar sus parcelas
con todo y los incendios, están a la espera de sembrar sus tierras, mientras el
gobierno del presidente López Obrador ni siquiera tiene integrado el padrón del
fertilizante, pues de acuerdo al responsable del programa, apenas están
revisando las solicitudes de los 401 mil guerrerenses para ver si les entregan
el abono.
Es decir, los 401 mil
campesinos inscritos en el programa, no tienen la seguridad de que se les
entregue a todos el fertilizante, dado que su solicitud está en revisión, de
tal forma que, hoy por hoy, se encuentran en la incertidumbre. No por nada
diversos alcaldes de la Tierra Caliente y de la región Norte, por citar dos
ejemplos, están exigiendo a la voz de ya las listas de beneficiarios del abono.
Hay que decirlo también.
De no ser por el gobierno del estado, difícilmente se tendría el padrón de
solicitudes para acceder al programa de fertilizante gratuito, del que hay que
decir que ya se entregaba en Guerrero. Han sido las autoridades estatales,
encabezadas por Héctor Astudillo Flores, quienes han coadyuvado para que el
programa camine. Y es que, como sabemos en el estado, son los funcionarios del
gabinete estatal, empezando por Juan José Castro Justo, Mario Moreno Arcos y
Tulio Pérez Calvo, quienes tienen experiencia en este asunto.
OTRO ASUNTO QUE TAMBIÉN
PREOCUPA EN Guerrero es el paro laboral de trabajadores del Congreso del
estado. Como todos los trabajadores, los del Poder Legislativo exigen
incremento salarial, el cual, de acuerdo a los diputados de Morena y el
presidente de la Junta de Coordinación Política, es decir, el que maneja el
presupuesto, se oponen a concederlo, aduciendo que está fuera de la ley.
No habrá tal aumento, han
señalado de manera contundente diputados de Morena como Norma Otilia Hernández,
mientras que el presidente de la Jucopo, Antonio Helguera Jiménez, ni siquiera
ha establecido contacto con la dirigencia del sindicato de trabajadores en
paro, y que encabeza Lenin Hernández, quien pese a buscar el diálogo con quien
administra el Congreso, ha sido ignorado una y otra vez.
Triste papel el del
diputado de Morena, quien desde su llegada al cargo ha sido motivo de pleitos
incluso entre la fracción parlamentaria que encabeza, y más aún, entre los
diputados del resto de los partidos representados en el Congreso. No lo bajan
de ser el causante de los problemas existentes, e incluso, de permitir los
destrozos en el recinto legislativo causados por maestros de la CETEG.
Y triste papel también
porque al representar al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador,
quien llegó al cargo enarbolando la consigna de “primero los pobres”, se opone
junto con el resto de los diputados de Morena, a aprobar un incremento salarial
en favor de los trabajadores, cuando por otra parte hace gastos superfluos e
innecesarios como el tablero electrónico de casi 10 millones de pesos y que
hasta la fecha no se utiliza.
No es posible, hay que
decirlo, que una fracción de diputados se oponga a mejorar las condiciones
salariales de los trabajadores sindicalizados, cuando hay recursos para ello, y
por otra parte hasta fiestas hace con tal de gastarse el presupuesto aprobado
por ellos mismos. Es una contradicción que mientras los diputados, todos, ganan
mensualmente 300 mil pesos, algo que es un insulto para un pueblo pobre como lo
es Guerrero, por otro lado les nieguen a los trabajadores un incremento
salarial que no pasa de los 100 pesos a la quincena.
Triste, lamentable y
condenable, pero así son los diputados de Morena.
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