• La gira de Amlo, y su único compromiso
• Y ahora, el pueblo alejado del presidente
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LA INVERSIÓN DE 2 MIL 100
MILLONES DE PESOS para la construcción de caminos estilo Oaxaca, es decir, con
pico y pala, en favor de los 21 municipios de la región de la Montaña, es, sin
duda, lo mejor de la última gira de trabajo del Presidente Andrés Manuel López
Obrador por Guerrero. No obstante, hay que decir que como dice una cosa, el
mandatario federal también dice otra, de tal forma que habrá que esperar que
cumpla lo prometido, como aún estamos esperando que baje el precio de las
gasolinas, se acabe la corrupción y el país crezca ya no al seis por ciento,
sino siquiera al cuatro.
Y es lo mejor porque en las
otras tantas giras de trabajo que ha realizado por Guerrero, como la anterior
de cuatro días, ni siquiera hubo anuncios de parte de su gobierno, pues se
centró en supuestas evaluaciones a los programas sociales que se llevan a cabo
en el estado, como también se llevan en otras partes del país, y sin que
constatara o verificara que lo que le dicen sus secretarios, como ocurrió
también en esta última, pues programas como Sembrando vida y la Escuela es
nuestra, no aparecen por ningún lado.
Así es, diría el Maestro.
Durante la gira de trabajo de tres días de este fin de semana, como la anterior
de 4, el presidente escuchó de sus funcionarios lo que quiso oír, pues más que
una evaluación de los programas fue un informe de lo que dicen están haciendo,
sin que nadie haya constatado lo que le dijeron. Por supuesto, el mandatario
federal dice que les cree a sus funcionarios, mientras los presidentes municipales,
salvo la bienvenida que dieron, fueron testigos de palo de lo que dijeron los
secretarios y el propio Presidente.
En efecto, los alcaldes
invitados a las reuniones del presidente de la República y sus secretarios,
incluida la que se realizó en Chilpancingo, fueron precisamente eso, quienes
solamente escucharon lo que les vinieron a decir. No hubo intercambio de ideas
como tampoco presentación de propuestas de los ediles; en la reunión de Tlapa,
por ejemplo, el presidente municipal sólo tuvo la oportunidad de plantearle dos
proyectos: un hospital de especialidades y el encauzamiento del río Jale,
cuando el mandatario federal ya estaba arriba de su camioneta.
En San Luis Acatlán,
Acapulco y Chilpancingo, ocurrió lo mismo, según los videos difundidos de la
gira de trabajo. Los presidentes municipales fueron simplemente convidados. Y
es que si bien era una gira de trabajo del presidente Andrés Manuel, los
alcaldes eran anfitriones, y quién más que ellos para conocer la problemática
de los pueblos. Sin embargo, fueron los secretarios y subsecretarios de
despacho los que presentaron la problemática, mientras que el Ejecutivo federal
dijo lo que tenía que hacerse.
Es decir, al mismo estilo de
los gobiernos anteriores, o lo que es lo mismo, del PAN y del PRI, a los que
tanto odia el presidente, a pesar de que viene de este último partido, al que
señala de corrupto y de vender el país a las trasnacionales. Más aún, contrario
a sus tiempos de campaña, cuando no sólo se dejaba tocar y se bajaba en los
pueblos, comiendo en puestos humildes, en esta ocasión sólo se bajó de la
camioneta blindada en los puntos de las reuniones, mientras el pueblo, ése que
una y otra vez aparece en sus discursos, estuvo alejado, separado por las
vallas, afuera de las reuniones, igual que en los tiempos del PRI que tanto
critica.
Hay que decirlo con todas
sus letras. El único acercamiento real que tuvo el presidente de la República
con la Montaña fue cuando hizo el recorrido, junto con la gobernadora Evelyn
Salgado, por la carretera Tlapa-Marquelia, en donde constató el estado en que
se encuentra esa vía de comunicación, con baches y derrumbes, de ahí que en San
Luis Acatlán haya anunciado 2 mil 100 millones de pesos para la construcción de
caminos en esa parte del estado, pero al estilo Oaxaca, es decir, de manera
artesanal, con pico y pala, y con revolvedora, al fin que a su juicio no es
nada difícil y no tiene ninguna ciencia; sólo le faltó decir que es tan fácil
como hacer un hoyo y sacar petróleo.
Cien millones de pesos para
cada uno de los 21 municipios, para que al año construyan un promedio de 20
kilómetros de carretera, eso sí, con concreto hidráulico, para lo cual tanto la
Secretaría de Obras Públicas del gobierno del estado, como los alcaldes,
tendrán que ir a Oaxaca para aprender cómo se hacen los caminos, sin necesidad
de ingenieros, topógrafos, arquitectos, y claro, sin necesidad de tecnología,
que sólo sirve para encarecer las obras y que además son inservibles.
Claro, falta que lleguen a los municipios esos
2 mil 100 millones de pesos, porque como dice una cosa, el presidente dice
otra. Ya ven, dijo que a su llegada al gobierno bajaría la gasolina a 10 pesos,
que se acabaría la corrupción y que el país crecería anualmente al menos 4 por
ciento. ¿O quién no se acuerda que se comprometió con Héctor Astudillo, el hoy
ex gobernador, a inaugurar juntos el parque Papagayo, y se lo fue llevando, con
palmaditas, hasta que aquel dejó el cargo?
En fin. Así fue la última
gira de trabajo del presidente López Obrador por Guerrero. Con más ruido que
nueces, como con la supervisión del Libramiento Poniente de Acapulco, al que su
gobierno sólo le pondrá la caseta de cobro para inaugurarlo como una obra suya,
cuando en Acapulco, la mayoría sabe que su construcción la hizo el gobierno de
Enrique Peña Nieto.
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