• La justicia, como instrumento de paz
• La visión de Raymundo
Casarrubias
CIERTO. LA CONFIANZA DE LA CIUDADANÍA depende mucho
de la eficacia en la administración e impartición de la justicia. Y en este
sentido, al Poder Judicial que hoy encabeza el magistrado Raymundo Casarrubias
Vázquez, como presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado de
Guerrero, no sólo le hace falta renovarse, sino también actualizarse,
capacitarse, y lo mejor aún, eficientarse.
Eso, indudablemente lo sabe
y lo entiende el magistrado presidente del TSJ, de ahí que, si bien señala que
en Guerrero se tiene una justicia funcional, “a pesar de ello, hay mucho por
hacer, mucho por mejorar, mucho por corregir. No hay ni puede haber conformidad
ni autocomplacencia”.
Raymundo Casarrubias Vázquez
tomó protesta del cargo, como magistrado presidente del Tribunal Superior del
estado, el pasado 01 de diciembre, precisamente para el periodo comprendido del
01 de diciembre al 30 de noviembre del 2024, es decir, por tres años. Sucedió
en el cargo al también magistrado Alberto López Célis, y a la sesión pública y
solemne del pleno del TSJ del Poder Judicial del Estado, asistieron, entre
otros, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y la presidente de la Mesa Directiva
del Congreso local, Flor Añorve Ocampo.
Casarrubias Vázquez, hay que
decirlo, no sólo fue elegido democráticamente, sino que es el primer presidente
del TSJ que proviene genuinamente de la izquierda, o lo que es más, del pueblo.
En consecuencia, no solo conoce su situación, sino también sus exigencias de
justicia pronta y expedita.
En este sentido, no fue
casual que en su mensaje, en su primer mensaje como presidente del TSJ haya
reconocido las deficiencias del Poder Judicial, de sus necesidades, pero
también lo que le ha quedado a deber a los guerrerenses. No fue, pues casual su
convocatoria a un compromiso por la justicia en Guerrero.
Dijo: “La función de juzgar
es esencial en la preservación y consolidación del Estado de Derecho, y pieza
fundamental en la construcción de la gobernabilidad democrática. Los jueces
son, en la mayoría de los casos, la última oportunidad de la justicia. Su
función inicia cuando otros instrumentos de contención social formal han
fracasado. Si fallan los jueces, falla la justicia. Sin justicia no hay paz
social, ni libertad, ni desarrollo.
“De manera recurrente la
sociedad cuestiona, algunas veces con razón y otras sin ella, las acciones en
materia de justicia, concretamente resultados que a la vista se presentan;
desde las decisiones equivocadas hasta las francas y deliberadamente parciales,
pasando por la lentitud con que se resuelven los asuntos, y hasta por el mal
trato que se recibe de algún sector del personal jurisdiccional y
administrativo”.
Por ello, agregó ése 01 de
diciembre pasado, debe modernizarse la justicia en Guerrero. Obvio, tras un
diagnóstico en el que se especifiquen, pero también se reconozcan las
omisiones, desaciertos y resistencias que impidan mejorar la justicia. Aunado a
ello, también deben reconocerse los aciertos y fortalezas, lo que permitirá
diseñar programas, estrategias y acciones a favor de la justicia, toda vez que,
como bien dijo en su toma de protesta Raymundo Casarrubias, la confianza de la
ciudadanía depende mucho de la eficacia en la administración e impartición de
la justicia.
Dijo también que la calidad
de la justicia pasa necesariamente por su profesionalización integral y
especializada, además de que la calidad de ésta está estrechamente vinculada
con la carrera judicial, de ahí que hizo el compromiso de que quienes integren
el Poder Judicial serán los mejores, en un marco de transparencia, rendición de
cuentas, prevención y el combate a la corrupción.
Y fue también enfático al
señalar que se fortalecerá la igualdad de género, así como juzgar con
perspectiva de género, atendiendo además, de manera prioritaria a las personas
indígenas, afromexicanos y demás grupos vulnerables, sin dejar de lado la
consolidación del sistema de justicia penal acusatorio, y la justicia en
materia familiar, para lo cual se proyecta la creación de la segunda sala
Familiar con residencia en Acapulco, pero siempre, en todo el Poder Judicial,
atendiendo a los principios de austeridad, racionalidad y disciplina en el
gasto público.
En fin, dijo el magistrado
presidente del TSJ, bajo su dirección, se aspira a una justicia efectiva, al
alcance de todos, pues en el fondo, la justicia es un instrumento de
transformación de escenarios de conflicto, en escenarios de paz. “Ésta es la razón de ser de la ley”.
Concluyo. Es posible que lo
logre, aunque sin duda no será nada fácil. Raymundo Casarrubias Vázquez tiene
el compromiso, la experiencia y la fuerza de la convicción. Sin embargo, es una
tarea de todos. Y ojalá y ahí, en el Poder Judicial, lo entiendan todos.
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