Esta columna no pretende ser de mal agüero pero parece que Beatriz Mojica, Bernardo Ortega y Estrella de la Paz Bernal van a quedarse solos en su aprobación del dictamen para la despenalización del aborto.
Evelyn Salgado Pineda acudió
este día tres de mayo a la misa en la capilla de la Santa Cruz, donde departió
con los vecinos y con el obispo de la diócesis Chilpancingo–Chilapa.
El mensaje fue claro:
construir una buena relación con el obispo, porque "tiene buenas
intenciones para Guerrero" y que en el intercambio de puntos de vista
habrá una buena comunicación.
Convivir con los vecinos del
Barrio Santa Cruz es algo que debemos hacer todos los días, de estar en
contacto con nuestro pueblo y yo agradezco esta hermosa invitación",
expresó Evelyn Salgado Pineda.
Ver a la gobernadora y al
obispo charlar tranquilamente hace pensar que pueden surgir puntos de
entendimiento antes que de desencuentro.
Aunque Morena se diga de
izquierda y algunos de sus miembros sean más radicales que otros, la población
de Guerrero es mayoritariamente religiosa.
Incluso la mayoría de
quienes por Morena votaron, pertenecen a cierta religión y la despenalización
del aborto puede marcar distancia ideológica con muchos seguidores.
Quizá sea necesaria esa
agenda para escuchar a todos los sectores que se interesan en la
despenalización del aborto, antes que asumir la postura que adoptaron Bety
Mojica, Bernardo Ortega y Estrella Paz.
Para el día miércoles la
grey católica de Chilpancingo está convocando a una gran marcha para rechazar
esta iniciativa, que se ha convertido en una papa caliente en manos de Bety,
Bernardo y Estrella.
Y existe la amenaza de que
los obispos de Guerrero marcharán en contra de la misma.
Claro está que en esto no
hay mano de la gobernadora ni de su equipo, y ni las dos diputadas ni Bernardo
se relacionan con ella, así que sepa que va a pasar con la iniciativa, si es
que no hay consenso entre las fracciones políticas.
Este controvertido tema está
en la agenda desde hace muchos años atrás y nomás no se ha podido aprobar.
La negociación que algunos
esperaban es conseguir que se pudieran acercar las posturas contrarias en una
sola meta: proteger la salud de las mujeres y niñas víctimas de violación
sexual y puedan interrumpir su embarazo sin interponer denuncia y sin que
ningún juez la criminalice, como mandata la Suprema Corte de Justicia.
Que eso permita que dejen de
abortar en lugares insalubres y de riesgo para su vida.
Es menester entonces
convencer a quienes se oponen, que esto representa un avance en los derechos de
las mujeres, que tarde o temprano se va a aprobar, y que más vale hacerlo ya,
para impedir embarazos por violaciones y muertes prematuras de mujeres por
abortos realizados clandestinamente.
¿Será que estas dos posturas
son y serán por siempre irreconciliables?