En la naturaleza, casi nada
se produce por azar y todo está ligado a una serie de normas y conductas
basadas en los instintos de supervivencia. Esto ocurre en todas las especies,
menos en los humanos, que aportamos más bien poco a los ecosistemas y que
basamos nuestra supervivencia en la destrucción del resto de especies (si no
hay depredadores, no nos comen)… en fin, pero eso ya es otro tema. La cosa es
que dentro de la perfección que otorgan unos cuantos millones de años de
evolución encontramos sociedades tan evolucionadas que hasta para suicidarse
son organizadas, y no, no hablamos de los japoneses, hablamos de las hormigas.
En realidad, el termino
suicidio no estaría bien aplicado, ya que por supuesto, es un concepto que las
hormigas desconocen. La cuestión es que según parece, las hormigas se comunican
y se guían por feromonas, una especie de códigos olorosos que se utilizan para
transmitir datos muy básicos. Cada grupo de hormigas tiene una tarea designada,
y uno en especial es el que se encarga de marcar los caminos que deben seguir
el resto desde el hormiguero hasta las fuentes de alimento. ¿Pero qué ocurre
cuando las hormigas que tienen esta función se pierden?
El primero en comprobar la
respuesta fue Charles William Beebe, que en 1921 observó una espiral de
hormigas de 265 metros de longitud en la que los insectos tardaban más de dos
horas en dar una vuelta completa. Según Beebe, la espiral de la muerte duró más
de dos días durante los que murieron paulatinamente
la mayoría de hormigas, presuntamente por agotamiento. Curiosamente, al romper
la espiral e interrumpir el circulo vicioso de las hormigas, estas consiguieron
encontrar de nuevo su camino y volver al hormiguero.
Desde entonces, varios naturalistas
han estudiado este fenómeno que tan solo se da
en unas especies concretas de hormigas. Pero la verdad es que pocos
resultados han tenido esos estudios por el momento. Lo único claro es que por
alguna causa desconocida, las hormigas guías pierden el norte y se desorientan,
comenzando a dar vueltas en círculos. El resto las van siguiendo hasta que se
crea una masa homogénea con prácticamente toda la totalidad de hormigas del
hormiguero, que en ocasiones pueden llegar a ser cientos de miles de ejemplares.
De este modo, si no actúa ningún elemento exterior que rompa la espiral, esta
continúa hasta que todas las hormigas mueren.
La verdad es que la cosa
tiene su lógica, porque dentro de lo malo, mantiene a todo el grupo unido. Si
al desorientarse no dieran vueltas, todas las hormigas se desperdigarían por
doquier y las posibilidades de volver de nuevo al hormiguero serían bastante
bajas. De este modo, si el azar hace que vuelvan las encargadas de ello vuelvan
a encontrar el camino, el resto estarán ahí para seguirlas. Vamos, digo yo…
(Se cuenta que este
comportamiento también se ha observado en los participantes de Gran hermano al
privarles de tabaco y edredones)
Fuentes:
http://www.youtube.com
http://www.rtve.es
La Rosa de los vientos