jueves, 15 de febrero de 2018

FORO POLITICO. Por Salomón García Gálvez. ASTUDILLO-CLERO: DESTENSAR RELACIÒN.

Héctor Astudillo Flores, mandatario de Guerrero, operó personalmente el encuentro con el Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa  Salvador Rangel y el Arzobispo de Acapulco, Leopoldo González. Más que oportuna la entrevista de ayer entre el gobernador con los jerarcas de la Iglesia Católica en esta entidad.

El objetivo: Restablecer relaciones con la Iglesia tras el homicidio de dos sacerdotes ocurrido en el municipio de Taxco (5, febrero, 2018) a manos de la delincuencia. El 90 por ciento de la población nacional y estatal son católicos y les duelen esos hechos.

La fugaz crisis política entre la Iglesia Católica y el gobierno es producto de la espiral de la violencia que abate al país.

Guerrero, no escapa al flagelo de la inseguridad, pero ahora golpeó donde a la población le duele: Contra sus representantes, los dos sacerdotes victimados.

Germaìn Muñiz García e Iván Añorve Jaimes, fueron los sacerdotes victimados en un lugar y a una hora donde jamàs debieron estar. Los curas NO pertenecían a la delincuencia organizada. Esto ya fue corroborado por las autoridades.

Muy lamentable y condenable -por amplios sectores de la ciudadanía- el doble homicidio de los dos jóvenes sacerdotes; pero también criticable que éstos hayan participado en una fiesta a altas horas de la noche y madrugada cuando las bandas delincuenciales operan en la penumbra.

El encuentro entre el gobernador Astudillo con los jefes de la Iglesia Católica –Salvador Rangel y Leopoldo González- tiene gran importancia y es calificado como altamente positivo para la gobernabilidad en Guerrero.

Sirve –la reunión Astudillo y jefes de la Iglesia Católica- para apagar focos rojos como es el municipio de Chilapa donde han ocurrido aberrantes y dolosos asesinatos no solo entre miembros de cárteles sino que existen daños colaterales irreparables entre la población civil.

Sin embargo, otro segmento de la población reprueba la actitud del prelado Rangel, cuando él mismo acepta haber tenido  contacto con miembros de la delincuencia bajo el argumento de que “eso sirve para pacificar”.

Se espera que el polémico Obispo Rangel, rectifique su conducta, sea mesurado en declaraciones a la prensa  y recomiende a sus discípulos -sacerdotes- evitar asistir a jolgorios públicos como el ocurrido en Juliantla donde desafortunadamente estuvieron los dos clérigos victimados.

De cualquier manera -se insiste- la reunión entre el mandatario Astudillo con el Obispo Rangel y el Arzobispo de Acapulco González sirve para romper la tensión entre la Iglesia y Estado.

No fue un “Diálogo en el Infierno”, sino una charla entre seres terrenales que dirigen dos poderes, uno el Ejecutivo estatal, y los dos de la Iglesia Católica.

El encuentro se realizó  en casa Guerrero, y tras de ello el gobernador Astudillo a través de su cuenta de Twitter, admitió:

“Abordamos diferentes temas de interés para la sociedad y de la propia Iglesia. Acordamos dar puntual seguimiento al caso de los sacerdotes que lamentablemente perdieron la vida en Taxco”… Punto.