El
doble asesinato de dos sacerdotes -Iván Añorve Jaimes y Germaín Muñiz García-
se suscitó en el contexto de la inseguridad existente en el país; no es
exclusivo de aquí. Ambos, no eran santos ni demonios: Seres terrenales. Para
que nadie se confunda.
Las
relaciones entre la Iglesia Católica con el Gobierno que encabeza Héctor
Astudillo han sido de respeto, principalmente del mandatario hacia el obispo
Salvador Rangel, éste crítico sistemático radical por la inseguridad.
Tras
el doble asesinato de los dos curas, se filtró información que dejó mal parada
a la Iglesia pues a través de redes sociales publicitaron la fotografía de un
clérigo portando un fusil “cuerno de chivo”, en compañía de hombres armados.
Ninguna
instancia de gobierno hizo escarnio por la mala propaganda del mismo sacerdote
(Germaín) quien supuestamente tenía vínculos con la delincuencia.
Ante
ello, el Obispo Rangel hizo mutis. Se ve que el jefe máximo de la iglesia no
tiene control ni pone disciplina entre su propia gente. El buen juez, por su
misma casa empieza.
Xavier
Olea Peláez, Fiscal General del Estado, tras una investigación logró establecer
cómo se registraron los lamentables hechos que enlutaron a la grey católica y a
los familiares de los dos sacerdotes victimados.
Respetuoso,
el titular de la FGE explicó de qué manera operaron los sicarios que atacaron
el vehículo donde viajaban los dos curas junto con otras personas que
resultaron heridas.
Sin
decirlo, pero se interpretó, que los dos clérigos se fueron a meter a la boca
del lobo; al poblado de Juliantla, donde se llevó a cabo una fiesta-baile donde
participaron miembros de grupos delictivos.
El
trabajo realizado por la FGE, a cargo de su titular Olea Peláez, fue eficiente
para establecer pormenores del ataque donde perdieron la vida dos sacerdotes,
cuya nota es relevante a nivel nacional, pero no se trató de ningún atentado
por parte del gobierno astudillista contra la Iglesia Católica.
Quizás
la labor de la FGE no le complazca al Obispo Salvador Rangel, quien durante
meses se la ha pasado criticando duramente la inseguridad que permea; en
contraparte, el gobernador Héctor Astudillo ha hecho todos los esfuerzos por
mantener relación cordial con la Iglesia Católica, que en las últimas horas
sufrió dos bajas.
La
labor para pacificar a Guerrero no solo le corresponde a los tres niveles de
gobierno sino también a la Iglesia Católica y al resto de religiones y sectas
que proliferan en Guerrero.
MAL,
CÍNICO Y SE VICTIMIZA.
Como
en Chilpancingo ya es muy repudiado por la ciudadanía, el defenestrado ex
alcalde Marco Antonio Leyva (MAL), cambió su estrategia: Desde la Ciudad de
México lanza su veneno y ataca a quien supone lo destituyó del cargo, el
gobernador Héctor Astudillo. Eso, es mentira. MAL, se destituyó solo.
El
sinvergüenza ex edil se victimiza ante periodistas de la CDMX, a quienes
sorprende con una sarta de mentiras, culpando de sus garrafales errores a
otros. MAL, es un ridículo show-man.
En
el colmo de su desfachatez, pretende que los diputados lo reinstalen en la
alcaldía. ¿Para que siga robando el poco dinero de la comuna, o para que saquee
todos los bienes muebles o inmuebles?
MAL,
ya no tiene fuero constitucional; lo perdió luego que solicitó licencia por
todo el tiempo que restaba de su administración; por tanto puede ser
aprehendido y enviado a prisión.
El
Auditor Superior del Estado (ASE), Alfonso Damián Peralta confirmó que existe
demanda penal ante la Fiscalía General del Estado (FGE) contra MAL, porque éste
sustrajo documentación y malversó más de 24 millones de pesos.
Si
MAL decide retornar de la CDMX, volver a usurpar la alcaldía y sentarse en la
silla que ocupa Jesús Tejeda Vargas, lo que provocará el arrogante y corrupto
ex munícipe es movilizar a todo el pueblo de Chilpancingo… ¡Pero en su
contra!... Punto.