Desde su llegada a la Diócesis Chilpancingo-Chilapa (20 de junio de 2015), Salvador Rangel Mendoza se ha caracterizado como un obispo que genera polémica.
Hay quienes no comparten su estrategia para lograr la paz en las regiones Centro, Montaña Baja, Norte, Tierra Caliente y la Sierra, en donde por años los criminales se han enfrentado por el control de territorios; pero un buen sector de la sociedad está de acuerdo con él.
¿Y cuál es la estrategia del señor obispo Rangel? Dialogar con los criminales.
En ocasiones ha logrado que los jefes del narcotráfico que operan en los municipios de Leonardo Bravo (Chichihualco) y Gral. Heliodoro Castillo (Tlacotepec) no cierren escuelas, hospitales y establecimientos comerciales.
También ha logrado que durante las fiestas decembrinas no haya derramamiento de sangre en Chilpancingo, municipio en donde dos grupos criminales se disputan a sangre y fuego el control de la plaza.
Algunos miembros del gobierno lo han cuestionado por sus encuentros con jefes criminales, alegando que incurre en graves delitos. De hecho, la Secretaría de Gobernación anunció hace meses que lo sancionaría, pero no fue así.
Desde el año 2005, Guerrero vive una grave crisis de inseguridad. Los operativos militares y policiacos no han frenado los levantones, secuestros, ejecuciones y balaceras.
Lo más lamentable es que durante el pasado proceso electoral varios candidatos y dirigentes partidistas fueron asesinados. Y hubo quienes fueron obligados a renunciar a sus candidaturas.
Los órganos de inteligencia del gobierno federal también han dado mucho que desear.
A finales del año 2014 y después de los hechos lamentables de Iguala, las autoridades federales, los partidos políticos y el Instituto Nacional Electoral (INE) se comprometieron investigar a los candidatos que participarían en 2015 para evitar otro José Luis Abarca Velázquez.
Los partidos políticos (todos, sin excepción) siguen postulando a personajes cuestionados por sus vínculos con la delincuencia organizada.
El obispo Salvador Rangel anhela la paz en Guerrero y se arriesga en recorrer las comunidades de la Sierra y Montaña Baja, considerados focos rojos por la Secretaría de Gobernación.
La pérdida de valores en la sociedad actual también ha contribuido en el recrudecimiento de la violencia. O sea, no solamente el gobierno ha fallado. La sociedad también tiene vela en el entierro.