Han transcurrido cuarenta días que entró en funciones la LXII Legislatura local. Y Morena es la fracción parlamentaria con más diputados. Para ser precisos, 24.
El partido de Andrés Manuel López Obrador es mayoría absoluta en el Congreso local, pero atraviesa por una crisis política interna, ya que Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros (Ciudad de México, 2 de julio de 1976), coordinador parlamentario y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), ha demostrado ser un dictadorzuelo.
Sus actitudes lo delatan.
Si algún integrante de su bancada quiere subir a tribuna tiene que pedirle permiso antes, sino nomás no sube.
La mayoría de los legisladores morenistas temen recibir represalias por parte del multichambas Sandoval Ballesteros, quien además de ser coordinador parlamentario de Morena y presidente de la Jucopo, es dirigente de su partido en Guerrero y a partir del 1 de diciembre asumirá el cargo de delegado único del gobierno federal.
Y eso no es todo. Pablo Sandoval III -así le llaman algunos- fue candidato a gobernador en la elección de 2015 y pretende contender por el mismo cargo en 2021.
Pero, ¿quién es Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros?
Vayamos por partes.
Sandoval Ballesteros es nieto del doctor Pablo Sandoval Cruz, luchador social y fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Guerrero, quien en 1987 contendió por la gubernatura a través de Unidad Popular Guerrerense (conformado por partidos de izquierda), pero perdió la elección ante el priista José Francisco Ruiz Massieu.
Asimismo, es hijo del fallecido Pablo Sandoval Ramírez, ex diputado federal de 1997 a 2000, presidente del Congreso de la Unión en 1998 y fundador del PRD en Guerrero. Antes del surgimiento del PRD, Sandoval Ramírez fue miembro del Partido Comunista y amigo de Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa Salazar y el maestro Othón Salazar Ramírez.
Cabe destacar que Pablo Sandoval Ramírez fue abogado y brazo político de la guerrilla de Lucio Cabañas Barrientos.
Personalmente no conocí a Pablo Sandoval Ramírez, pero sí traté a Cuauhtémoc -su hermano, también fallecido- y, desde luego, conozco al Dr. Pablo Sandoval Cruz, quienes participaron en diversos hechos históricos y que durante un tiempo fueron perseguidos por sus ideales.
Se entiende que Pablo Amílcar ha aprovechado muy bien su condición de nieto e hijo de dos personajes emblemáticos de la izquierda, pero es evidente que es un novato en política y que le gana el hígado. La confrontación es lo suyo.
También es necesario precisar que la familia Sandoval es muy cercana a López Obrador.
Norma Eréndira y Netzaí (hermanos de Pablo Amílcar) colaboran desde hace un buen tiempo con el presidente de la República electo. De hecho, la primera será la próxima titular de la Secretaría de la Función Pública del gobierno federal y es esposa del investigador y uno de los asesores de López Obrador, John Ackerman.
Mientras que Netzaí, el menor de los Sandoval Ballesteros, es abogado de profesión y del 2007 al 2010 estuvo adscrito en la Coordinación de Asesores de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y hace unos días fue contratado como asesor por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien en 2019 podría presidir el máximo tribunal.
El nombre de Netzaí empezó a figurar en 2011 cuando presentó una denuncia en la Corte Penal Internacional de La Haya contra el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa por crímenes de guerra y de lesa humanidad. El 15 de marzo del año pasado acompañó a López Obrador a la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington, para presentar una denuncia contra las órdenes giradas por Donald Trump para construir el muro en la frontera norte.
Luego entonces, Pablo Amílcar está “bien agarrado” allá arriba. Por eso actúa como dictadorzuelo.
Lo que no entiende el legislador de marras es que la política no se hace con el hígado, sino con la cabeza fría.
Eso de premiar a dos tránsfugas (Celeste Mora Eguiluz y Servando de Jesús Salgado Guzmán) para presidir dos importantes comisiones y hacer a un lado a tres legisladores que sí llegaron al Congreso local a través de Morena, es cuestionable.
Que los diputados Teófila Platero Avilés, Marco Antonio Cabada Arias y Carlos Cruz López no coincidan con su forma de hacer política, no le da derecho a excluirlos. La política es para lograr acuerdos, no para generar conflictos.
Pero es tanta su ambición por el poder que quiere tener el control de los militantes de Morena en Guerrero desde el Congreso local y muy pronto desde el gobierno federal como súper delegado. ¿Acaso no era eso que tanto le cuestionaron al PRI antes del 1 de julio?
Es un mal mensaje a la sociedad que el poder se concentre en una persona, sobre todo, de alguien que presume ser de izquierda y diferente a los políticos tradicionales.
También es cuestionable que quiera prohibir a los alcaldes de su partido sostener encuentros con el gobierno del estado y miembros de otras fuerzas políticas.
No cabe duda que Pablo Amílcar anda mareado de poder. Ya se siente el mandamás en Guerrero sin haber contendido en las urnas. No entiende que todavía falta para el 2021. Y del plato a la boca…
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