México.- El control de la Dirección General de Comunicación Social de la Cámara de Diputados está a disputa entre la presidencia de la Mesa Directiva y la coordinación de Morena. La decisión de Porfirio Muñoz Ledo se da a partir de los usos y costumbres. Si bien la posición corresponde al grupo mayoritario en San Lázaro, el nombramiento toca a quien encabeza la presidencia de la instancia legislativa, de acuerdo con la conferencia para los trabajos parlamentarios, donde convergen los coordinadores.
Así, en medio de ese intento de arrebato quedó el coordinador de prensa Óscar Argüelles, quien desde el inicio de la 64 Legislatura desempeñó su cargo, marcado por el ostracismo.
El jueves de la semana pasada, Muñoz Ledo citó a Argüelles a su oficina. Ahí le recordó –como relató el mismo coordinador– que él aprendió de Luis Echeverría Álvarez que todo funcionario, que se precie de serlo, debe procurar a tres funcionarios que le sean leales: su jefe de prensa, su secretario particular y su administrador.
En aquella conversación, el presidente de la Cámara sujetó el antebrazo de Argüelles, y le dijo, ¿está usted triste? El coordinador de prensa, tras la solicitud de que pusiera sobre la mesa su renuncia, le replicó: ¡sí, estoy triste!, porque para mí significa un compromiso y una ilusión trabajar en la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, de ahí mi trabajo institucional con la izquierda política.
A raíz de la solicitud de renuncia, el jefe de prensa de la Cámara de Diputados le comunicó el mensaje, a través de un texto por celular a Mario Delgado, coordinador de Morena, y éste le respondió por el mismo medio, no te vayas, quédate. Y se quedó.
Ayer, Argüelles y su equipo trabajaban con incertidumbre. El personal de comunicación social, desde los monitoristas hasta los de logística, comentaban que ya había un arreglo para que su jefe se quedará hasta diciembre, y una vez pasada la ceremonia de toma de posesión presidencial, se decidirá si se mantiene.
No obstante, desde la oficina de Muñoz Ledo, su secretario técnico, Ricardo Álvarez, le llamó a Argüelles, le exigió que presentará la renuncia de inmediato porque ya había confrontado a su jefe y a Mario Delgado.
Argüelles le replicó que él no había incurrido en eso, que simplemente le había informado al coordinador de Morena y que él sabría qué hacer.
El jefe de prensa buscó a Mario Delgado, se le acercó hasta su curul en el salón de pleno y ahí conversaron por algunos minutos. Óscar Argüelles regresó a su oficina donde por la tarde continuó trabajando.
Mario Delgado apoya al actual titular de la oficina: Óscar Argüelles
Texto: Enrique Méndez y Roberto Garduño | La Jornada