¿Andrés Manuel López Obrador miente usted como estrategia política, porque se le pega la gana o por desconocimiento de las facultades y obligaciones del Presidente de la República? ¿Será que le fallan o temen sus asesores, la secretaria de Gobernación, el secretario de Educación y sus alfiles en la Cámara de Diputados?
Veamos, licenciado, desde que la CNTE le complicó su iniciativa de Reforma Educativa, amagó con aplicar todo el peso de su investidura para poner orden donde generó desorden cuando, en campaña, prometió el maná al magisterio disidente. ¿Lo recuerda? Los profes de la 22 votaron por usted y hoy le cobran la factura, friéguese quien se friegue, menos ellos.
El pasado lunes 8 de abril, la diputada federal poblana Martha Tagle Martínez se lo dijo muy claro: El Presidente de la República debe saber que no hay manera de que pueda abrogar por decreto la Reforma Educativa aprobada en el sexenio pasado para retornar a la vigente de antes del año 2013.
Pero es evidente que le importó un pito la ilustración que le hizo la legisladora de Movimiento Ciudadano y el sábado último, 13 de abril en Campeche, volvió a amagar con aplicar su imperial voluntad.
¿Por qué blofea presidente López Obrador con la amenaza de abrogar a la que califica Mal llamada Reforma Educativa? Sin duda sabe que ese acto de poder sería inconstitucional porque entre sus facultades no está la de suspender o dejar sin vigor a ninguna reforma constitucional y la educativa lo es.
No mienta Presidente, no mienta. Usted, incluso, ha invocado a la Biblia y con ese desdén hacia quienes profesan una religión diferente a la suya, ha dicho que mentir es pecado y, por ende, no puede entrar a ninguna parroquia, ningún templo. ¿A Palacio Nacional tienen acceso los pecadores?
Por lo menos la ministra en retiro y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ya le habrá recomendado leer (no ler) el artículo 89 constitucional relativo a las FACULTADES Y OBLIGACIONES del Presidente de la República, para haber entendido, desde la semana pasada lo que le dijo la diputada Tagle Martínez de que, abrogar la Reforma Educativa de la era Peña Nieto, sólo puede hacerse mediante una nueva reforma y esa le concierne al Poder Legislativo.
Y que el pasado lunes 15 de abril con amplia información jurídica le subrayaron diputados federales del PRI, especialmente la diputada Dulce María Sauri Riancho, a quien usted, licenciado López Obrador, llamó integrante de la Casta Divina yucateca, pero nunca esperó lo increpara y le diera una lección de aseo político en Mérida.
Un punto elemental refirió Tagle Martínez: mientras no se apruebe el proyecto de reforma educativa consensuado, está vigente la de Peña Nieto, como incluso lo ha citado recurrentemente el coordinador de los diputados federales de Morena, su alfil, licenciado, el maestro en economía Mario Delgado Carrillo.
Por ello, licenciado López Obrador podrá pontificar en sus mañaneras, pero la Secretaría de Educación Pública está obligada a continuar con evaluaciones para el ingreso, promoción o reconocimiento de maestros. Nada ha cambiado, ¿estamos? O será que…
El colimense Mario Delgado Carrillo, licenciado en economía por el ITAM y maestro en economía por la Universidad de Essex, Inglaterra, secretario de Educación del entonces Distrito Federal en la gestión de Marcelo Ebrard, no sabe decir no. Y le encanta que usted le sonría y le dé palmadas en la espalda. ¿Brody?
¿Será que la diputada federal morenista Adela Piña Bernal, integrante de la CNTE y presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara baja le debe la curul, licenciado López Obrador, porque es plurinominal por la cuarta circunscripción y no quiere desmentirlo?
¿Qué le debe Esteban Moctezuma que no le ha frenado en esa terca apuesta a aparecer como dictador?
Presidente, no mienta. Mire usted, ayer lunes la bancada del PRI en la Cámara de Diputados en una nota, le recordó que el sábado 13 de abril, en su visita el estado de Campeche, señaló textualmente:
“También les digo a los maestros que voy a cumplir mi palabra, se va a cancelar la mal llamada reforma educativa, no tengan ninguna duda; ya se envió una iniciativa de ley de reforma a la Constitución, pero hay grupos en el magisterio que no ven con buenos ojos esta propuesta.
“Nosotros vamos a estar dialogando con todos hasta que haya un acuerdo, pero si se tarda mucho y no hay ningún acuerdo, voy a sacar un decreto abrogando, quitando la mal llamada reforma educativa en tanto se aprueba la nueva reforma.”.
No mienta, Presidente. La diputación federal del PRI le acotó: “(…)es importante señalar que el Titular del Poder Ejecutivo Federal NO tiene facultades para abrogar o derogar reformas constitucionales o leyes de ningún tipo.
“Solo en el caso de emergencias que enfrente la Nación, el Ejecutivo puede expedir leyes que restrinjan las garantías individuales en los términos previstos por el artículo 29 constitucional y aún en estos casos la constitucionalidad de las disposiciones que emita serían revisadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Y lo ilustró, licenciado López Obrador: “La imposibilidad jurídica del Presidente para derogar o abrogar cualquier disposición que haya emitido el Congreso de la Unión se establece en tres artículos constitucionales: el 49, el 72 inciso F y el 89 fracción I.
¿Entenderá señorpresidente o insistirá en esa postura políticamente comercial, que gana adeptos? No mienta, Presidente; no viva en pecado porque se le va a aparecer el chamuco.
DEL VERBO INTIMIDAR
Y, bueno, ya entrado en ese plan de hacer y decir lo que su voluntad le dicte, incluso intimidar, estigmatizar y descalificar amén de echarlo a la jauría de youtuberos y AMLOvers, usted aprovechó que un filibustero del periodismo, mercenario en el mejor de los casos, de nombre Marco Antonio Olvera, ex reportero de espectáculos en El Universal Gráfico, integrante del equipo encabezado por Jesús Ramírez y empleado del diputado federal petista Benjamín Robles Montoya, le ofreció el espacio para atacar al colega Jorge Ramos y de pasada dejar una severa advertencia a los compañeros que, éstos sí reporteros de verdad, cubren sus mañaneras.
Olvera le recordó, con esa cortesana genuflexión que, “el viernes pasado estuvo aquí (en Palacio Nacional) un reportero, yo le diría cirquero, del Grupo Televisa, filial de Univisión, increpándole por el tema de la inseguridad en el país.
“Yo no recuerdo (presumió Olvera), yo revisé, que el señor no haya hecho reportajes por los miles de muertos que hay en Libia, que hay en Irak, que hay en Haití, consecuencia de las invasiones ordenadas por Bush y Barack Obama.
“Tampoco recuerdo que haya hecho un reportaje sobre los miles de pesos que recibió Televisa por publicidad cuando acallaron la violencia durante los gobiernos de Fox, Calderón y Enrique Peña Nieto.
¿Qué opinión le merece, presidente, o qué sabor de boca le deja que reporteros vengan a increparle y que acallen la violencia que existe en el país a cambio de publicidad?
Y usted se sirvió con la cuchara grande, licenciado: “Miren, lo mejor es la libertad, el que nos podamos manifestar. Yo le tengo mucha confianza a los ciudadanos, creo en el pueblo, creo en la sensatez de los mexicanos, siempre he dicho que el verdadero cambio se ha dado porque ya cambió la mentalidad del pueblo. Esa es la transformación.
“Hay veces que hay revoluciones, enfrentamientos armados y la gente sigue manteniendo la misma mentalidad. Lo extraordinario de ahora es que, sin violencia, sin una revolución armada, con una revolución de las conciencias se ha avanzado muchísimo, es otra la mentalidad del pueblo (sic).
“Entonces, esto nos ayuda mucho para que los ciudadanos sean al final de cuentas los que pongan a cada quién en su lugar (sic), que nos pongan tanto a los ciudadanos como a las autoridades, a los medios en nuestro lugar para que todos aprendamos a respetar al pueblo, no pensar que el pueblo es menor de edad o que el pueblo es tonto. Tonto es el que piensa que el pueblo es tonto.
“(…) Entonces, era controlar así hasta hace poco. Tenía uno que cuadrarse, bueno, los políticos tradicionales o corruptos se tenían que subordinar o cuadrarse ante los medios, porque una campaña en un periódico en contra de un político o en la televisión no la resistían. No existían las redes sociales, por eso hablo de las benditas redes sociales. Ahora es distinto, la gente está muy consciente de las cosas.
“El otro día vi con motivo de esta entrevista, vi a un columnista diciendo que los que venían aquí no eran buenos periodistas, que Jorge Ramos sí era muy buen periodista. No. Yo pienso, con todo respeto discrepo, creo que ustedes no sólo son buenos periodistas, son prudentes porque aquí los están viendo y si ustedes se pasan, pues, ya saben lo que sucede”.
“Entonces, pero no soy yo, es la gente; no es conmigo, es con los ciudadanos, que ya no son ciudadanos imaginarios. Hay mucha inteligencia en nuestro pueblo, antes se menospreciaba a la gente.
“Entonces, ¿qué digo? Pues que vamos a garantizar las libertades, diálogo circular, debate, cuestionamientos con respeto y mensajes de ida y vuelta, porque también eso es importante.
“Dicen: ‘Es que el presidente no debe de desacreditar a los medios’. ¡Ah!, los medios sí pueden desacreditar al presidente y el presidente no se debe de defender, se tiene que quedar callado. Eso sí no. Voy a ejercer mi derecho réplica siempre, con respeto”.
¿Intimidar señorpresidente? Su tribuna nadie la tiene, su poder menos. ¿Qué sucede si nos “pasamos”? ¿Qué? Digo.
@msanchezlimon