Delicado que hayan desalojado a los trabajadores del ayuntamiento de los carriles de alta velocidad y que algunos hayan resultado con algunas heridas y moretones.
Hasta parece que, semejante
a las acciones de los estudiantes de Ayotzinapa, el líder del sindicato
independiente del ayuntamiento capitalino, promueve escalar el nivel de
protesta para con ello incrementar su nivel de victimización.
Solo que a diferencia de los
trabajadores, los normalistas tienen muy estudiado el manual, porque hasta
cuando ellos aparecen a la vista de los demás como culpables, como fue el
fallecimiento del campeón de artes marciales y su acompañante, quienes fueron
embestidos con un camión y arrastrados varios metros, señalan que son víctimas
de una campaña de odio.
Domingo Salgado no debería
poner el riesgo a sus adherentes, salvo que la intención sea esa justamente, la
de provocar la agresión de las corporaciones policíacas para aparecer a los
ojos de la sociedad como víctimas, sin importar los daños infringidos a algunos
de sus compañeros, como ahora sucedió frente al Hotel Parador del Marqués, al
ser desalojados por la policía del Estado.
¿Será que el líder sindical
se hará responsable de las curaciones de quienes resultaron golpeados por los
policías, al ser él quien los condujo al bloqueo, y se negara a desalojar
cuando se lo pidieron, por ser una vía federal muy concurrida?
Todos los líderes deben saber que su
responsabilidad es cuidar la integridad física de sus agremiados, y para que
eso suceda deben diseñar las estrategias de lucha que no ponga en riesgo a
quienes se manifiestan.
Es cierto, ellos están en su
lucha, pero hay que entender la coyuntura, que claramente explicada por el
gobernador, quien dijo que no hay recursos porque la economía del país está
estancada por la pandemia del Covid-19, y su gobierno no tiene para prestar o
adelantar a los ayuntamientos y que el mismo gobierno del estado se encuentra
en una situación difícil para poder hacer frente a sus compromisos con la base
trabajadora en los últimos días que le quedan.
Aclaró que tampoco se pueden
hacer anticipos de participaciones, pues la correspondiente a fines de
septiembre le toca ejercerla las nuevas autoridades.
Habrá que recordar que las
autoridades municipales terminan el día 29 de este mes.
El presidente municipal de
Chilpancingo ha insistido “en la baja recaudación provocada por el COVID-19,
que ha generado insuficiencia presupuestal para poder cubrir al 100 por ciento
las demandas y prestaciones que los sindicatos aducen, además de haber firmado
minutas de acuerdos donde claramente se establecía que de acuerdo a las
condiciones presupuestarias serían atendidas.”
En entrevista, afirma que su
administración privilegió la salud de los trabajadores, quienes estuvieron
confinados por el Covid-19 y se les pagó su salario quincenalmente sin falta,
algo que sin duda debería ser reconocido por los trabajadores, por lo que suena
a trasfondo político que ahora se manifiesten y demanden la segunda quincena
del mes de septiembre, cuando esa le corresponderá pagarla a las nuevas
autoridades, pues el recurso llega el día 30 de este mes.
“El pago de la segunda
quincena del mes de septiembre que ellos reclaman, corresponderá realizarla a
la siguiente administración, puesto que los recursos de las participaciones
federales llegarán el día 30 de este mes, entre las 11:00 y 13:00 horas, es
decir, un día después de haber concluido oficialmente mi mandato
constitucional,” señala Toño Gaspar.
Entonces, surge la duda
acerca del propósito de Domingo Salgado al exigir una quincena que le
corresponderá atender a la próxima administración.
“Lamentamos –dice el
presidente municipal– que el dirigente de la Sección 14 del Sindicato
Independiente, Domingo Salgado Martínez, engañe a la base trabajadora y se
aproveche de su buena fe y voluntad para pretender beneficios económicos
personales, llevándolos al extremo en sus manifestaciones, cuando él ha sido
parte de este problema, pues su lucha de presión y chantaje ha provocado que
las anteriores administraciones cedieran a sus exigencias y hoy sufrimos las
consecuencias al no tener dinero para pagar todo lo que se exige.”
Gaspar Beltrán refrenda que
su gobierno “actuó siempre de buena fe y con el ánimo irrestricto de atender
las principales demandas y necesidades de la población, a la cual me debo,” y
acusa que “este movimiento laboral en particular, advierto intereses de índole
política orientados a desgastar la imagen del Gobierno de la Gente a unos días
de su culminación.
Finaliza “lamentando
profundamente que el diálogo, la tolerancia y el ánimo de preservar un ambiente
de madurez y cortesía, haya llegado a estos extremos.”
Y reafirma su convicción de
“seguir abierto al diálogo, a la rendición de cuentas y a seguir cuidando el
dinero del pueblo, que es para el pueblo y no solo para unos cuantos.”