“… Fidel Deloya Rodríguez es, en el ámbito pueblerino, una
persona a quien el vulgo llama muchacho viejo por aquello de que no ha dado su brazo a torcer con alguna hembra en edad de merecer.
“… La gente lo conoce por el sobrenombre de “Güero barretas”
porque supuestamente encontró un tesoro constituido por barras de oro. A tal
manera de ser, se suman sus expresiones y extravagancias impregnadas de
fantasías e ingenio. Frecuentemente emite relatos en los que se ubica como personaje principal. Verbigracia, lo
manifestado a uno de sus vecinos:
“… Eran las cinco de la mañana cuando estaba entrando a mi
casa. Me empecé a desvestir, y cuando me disponía a dormir, oí la voz de mi
padre: “hijo… Fidel... mi´jito.
¡Cabroncito! Ya te divertiste ¿Verdad?, pues ahora tienes que ir a ordeñar las
vacas”. Y ahí tienes valedor que aunque no quería moverme, me levanté medio
dormido en medio de la oscuridad, ensillé mi bestia, le cargué los picheles, me
monté en ella y enfilé rumbo a Chaltepetla en donde está el rancho de mi papá
que viene a ser casi mío. El amanecer me sorprendió por el paraje de Santa Rosa
en donde todavía no quería despertar pero me avivé al escuchar que mis amigos
me alcanzaban y después de decirme: “güero… güero barretas, ¡cuñado..., vas que
vuelas!”, se reían hasta más no poder. Dado que soy brioso, abrí los ojos para
ver por qué se carcajeaban. Y que voy viendo: ¡hermano...! No cabalgaba sobre
mi caballo. Iba montado sobre un guajolote
que mis hermanas tienen en el patio de la casa. Cuando me di cuenta que
le temblaban las piernas al animal, me dije para mis adentros: “No seas mula,
güero…, vas a matar a este pobre pípilo”. Como de rayo me bajé de él. Ni tardo
ni perezoso le quité la carga: picheles, machete, tenates, tiliches,… y lo
desensillé. En eso estaba cuando escuché a lo lejos los gritos de mi padre que
llevaba mi caballo retinto al tiempo que decía: “¡Güero, güero, güero cabrón!,
eso te pasa por bailador, borracho y mujeriego”. Por eso me ves así, hermanito,
todo agüitado, y porque están bravas mis hermanas, las que no han parado de
sermonearme diciendo que por poco y mato de cansancio a su pinche avestruz, que
dizque es ave fina. ¡Pa´ mí que ellas están equivocadas porque a leguas se nota
que no lo que dicen sino un guajolote grande que tarde o temprano nos comeremos
en mole verde con tamales tololoches”.
“…Si esto fuese escuchado por alguien que no conoce al
“Güero barretas”, posiblemente terminaría por convencerse de que está ante un
hombre de costumbres y haberes mundanos, pero da la casualidad que Fidel no es
poseedor del tesoro que supuestamente encontró, tampoco es aficionado al baile
ni consume bebidas embriagantes. Y, por si fuera poco, quienes lo conocen y
conviven con él, afirman que en su haber pasional no figura alguna dulcinea.
Es, contrario a lo que él confiesa y aparenta, un personaje probo inmerso en
sus quimeras que lo hacen poseedor de felicidad
que irradia entre sus coterráneos. ¡Es un soñador que crea, esparce y
disfruta sus fantasías!..”
*Fragmento:
Libro, “Personajes pueblerinos”, mismo autor.