En el siglo XVIII, una época dominada por el
pensamiento científico y los grandes avances en materia de la relojería, se
crearon autómatas mecánicos de una increíble perfección movidos por complejos
engranajes y palancas. Androides, animales o pueblos enteros fueron realizados
por relojeros-mecánicos con la finalidad no tanto de divertir como de permitir
el progreso de la ciencia.
Los científicos adoptaron una visión biomecánica
del ser humano. Descartes consideraba que el cuerpo era una máquina, compuesta
de hueso y carne, y el alma un espíritu pensante. Creía que las personas eran
máquinas fabricadas por el "artesano divino" y, por tanto, más
perfectas que las hechas por el hombre, pero que, en última instancia, la única
diferencia entre unas y otras era el grado de complejidad.
La fabricación de autómatas, ya fuesen androides
o animales mecánicos, ponía de manifiesto la obsesión existente en la época por
intentar reproducir lo mejor posible en las máquinas los movimientos y
comportamientos de los seres vivos.
Sin embargo, estos autómatas terminaron
empleándose fundamentalmente para entretener a las familias de clase alta y a
la corte regia en sus lujosas fiestas, pues sólo las clases pudientes se podían
permitir unos "juguetes" tan caros.
María Antonieta |
Cada autómata realizaba una acción propia del ser
humano con gran perfección: escribir, dibujar, jugar al ajedrez, tocar algún
instrumento... Su apariencia también se cuidaba mucho: elegantes ropas,
cabellos, ojos, pestañas.... La verdad es que, a pesar de su belleza, a mí
siempre me han resultado algo siniestros: parecen personas en movimiento pero
"sin vida".
María Antonieta, la esposa de Luis XVI que murió
guillotinada en la Revolución francesa, compró uno de estos autómatas, una
androide que se conoce con el nombre de la Tocadora de tímpano, realizada por
el relojero Pierre Kintzing y el ebanista de la Reina, David Roentgen.
La autómata tiene la forma de una joven, vestida
con un bonito traje de seda de la época que, según cuentan, se realizó con la
tela de un vestido de la propia reina. La androide golpea con unos palillos las
46 cuerdas de un tímpano y puede interpretar 8 melodías diferentes.
El mecanismo más importante de la autómata, que
se encuentra bajo el taburete, está integrado por un cilindro de latón movido
por un muelle.
La reina quiso regalar la androide a la Academia
de las Ciencias. Su médico personal relató algunos detalles de esta historia:
Esta máquina fue construida en Alemania para la
Reina en persona por artistas hábiles que ya crearon para el Rey de Francia un
escritorio muy grande cuyo trabajo es sorprendentemente perfecto y en el que se
pueden esconder secretos; y también crearon otras obras. La Reina desearía que
esta figura autómata fuese examinada por algunas personas de la Academia de las
Ciencias; y si se la juzgaba digna de estar puesta en el gabinete de esta
Compañía en el que se sitúan las máquinas, su Majestad estaría dispuesta a
ofrecerla a la Academia
Tras la Revolución, la autómata fue abandonada.
En el año 1864, Robert Houdin la restauró. Actualmente, la Tocadora de tímpano
se encuentra en el Museo de Artes y Oficios de París.
Enlaces: automates-anciens.com, Wikipedia,
autómata.cps.unizar.es, quizma.