EFRAIN FLORES IGLESIAS |
En 16 meses ha demostrado que le quedó grande la Presidencia municipal de Chilpancingo. Es mitómano,
soberbio, engreído e insensible.
No soporta que en reuniones de trabajo le cuestionen sus desatinos,
porque inmediatamente abandona el lugar.
No tiene un buen equipo de colaboradores.
Todos son soberbios e ineptos como él. Recordemos que similares a traen a
similares.
Por supuesto, me refiero a Marco
Antonio Leyva Mena.
El “Alcalde Chambitas”, motejado así en las redes sociales desde el
inicio de su administración, está
desarraigado del pueblo. No le importa Chilpancingo.
Y si llegó a la Presidencia municipal en 2015 fue por el efecto Astudillo, y por los votos que
le aportaron el ex alcalde Mario Moreno
Arcos y el ex diputado federal Jorge
Salgado Parra.
Ya se acostumbró a retener las quincenas, aguinaldos y otras
prestaciones de ley a los trabajadores del Palacio Municipal y de la Comisión de
Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (Capach). Por eso le protestan a
cada rato.
No ha realizado obras de impacto social y no le gusta gestionar recursos
en la Federación. Solamente está a la
espera de que el gobernador Héctor Astudillo Flores le resuelva todos sus
problemas.
El tema de la basura le reventó en los últimos días. No es un problema
nuevo, pero desde antes de asumir el cargo no diseñó ninguna estrategia para
solucionarlo. Prefirió confrontarse con el gobierno municipal de Tixtla para
instalar en la localidad de Matlalapa un relleno sanitario intermunicipal.
Sus operadores y él son malos para operar políticamente. Son cuadrados y
quieren imponer a la fuerza su voluntad. Y así pues no se puede.
Pero en lugar de aceptar sus errores, especialmente
su ineptitud, Marco Antonio Leyva le echa la culpa a sus adversarios.
No tolera la crítica. Le
gusta ser adulado por sus cuates y colaboradores, quienes le dicen que “va
bien”, que es “un excelente presidente municipal” y que “merece la reelección
en 2018”.
Lo cierto es que no solamente los trabajadores municipales le han
protestado en el Palacio Municipal. También lo han hecho transportistas,
colonos, comerciantes, recolectores de basura y pepenadores.
Incluso, ya ni en su partido (el
PRI) lo ven con buenos ojos. Lo consideran un lastre, un mal ejemplo de
gobernante.
Los ciudadanos que han acudido a plantearle
sus problemas lo han exhibido por mentiroso, ya que no cumple lo que promete. Y el más claro ejemplo
lo tenemos con los recolectores de basura, quienes la noche del lunes 30 se
trasladaron en la plaza cívica “Primer Congreso de Anáhuac”, donde estacionaron
sus camionetas repletas de basura, pues no tenían un lugar para depositarla.
El alcalde de marras recibió a una comisión en el Palacio Municipal para
cuestionarles su actitud y les dijo que no se preocuparan, que ya tenía un
lugar disponible al norte de la ciudad para que depositaran la basura. Los
inconformes le reclamaron incumplir acuerdos. Pero confiados en que ahora no
les iban a fallar, los recolectores de basura se dirigieron a la colonia
Industrial –ubicada entre las colonias Galeana y San Rafael Norte–, pero se
llevaron la sorpresa de que los vecinos de esa demarcación se habían organizado
para impedir que ya no se depositara ninguna tonelada más de basura, ya que el
sábado 28 habían acordado con el Ayuntamiento que se iba a respetar el lugar.
Marco Antonio Leyva envió como su representante en la citada colonia al
zumpangueño Roberto Ramírez Dircio,
quien fracasó en la negociación con los pobladores. Casi lo corrieron del
lugar.
Ante esa situación, los de “la basura jefa” se dirigieron nuevamente a
la explanada del zócalo. Estaban muy molestos. Cayeron otra vez en la trampa de “El Chambitas”. ¡Zas!
Si ya lo conocen como es, ¿por qué siguen confiando en él? Pero en fin, así se le gusta “gobernar” Marco Antonio
Leyva, a través de mentiras.
Lo que no se ponen a pensar sus asesores y aduladores es, que con tanta
basura al aire libre puede generarse un
grave problema de salud pública.
Queda claro que con gobernantes como Marco
Antonio Leyva no se pueden esperar buenas acciones.
Ha sido el peor alcalde que ha tenido
Chilpancingo y, lo peor
de todo, es que él cree que ha hecho un papel extraordinario. Ah, y ya se
prepara para reelegirse para otro periodo más.
2018 está a la vuelta de la esquina, pero eso no parece importarles a los
dirigentes del PRI, ya que prefieren seguir encubriendo a malos gobernantes
como Marco Antonio Leyva. Es cuanto.
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