En la refriega verbal,
comercial y migratoria con Donald Trump, el gobierno mexicano se encuentra
prácticamente sin aliados internacionales, a la deriva, sin una estrategia clara
al tener a un canciller “aprendiz” y un flamante embajador –Gerónimo Gutiérrez-
proclive al uso de “balas de goma” contra migrantes y con un discurso de unidad
nacional que más nos recuerda el episodio de la llamada “Guerra del Futbol”
entre Honduras y El Salvador, ocurrida en 1969 en el marco de las eliminatorias
para el Mundial de México 70.
El periodista polaco
Ryszard Kapuściński escribió en aquellos años el reportaje sobre esta breve
guerra entre los dos países centroamericanos que detonó a partir de un partido
de futbol, pero que en el fondo fue una estrategia de los presidentes y
dictadores de esas naciones para desviar la atención de la crisis social,
pobreza y desempleo que aquejaba a la mayoría de sus habitantes.
Nada como buscar un
enemigo externo, al otro lado de la
frontera, para olvidar que la población no tenía empleo, alimentos y vivían en
la miseria extrema. Los presidentes de los dos países apelaron la soberanía, el
patriotismo y la unidad nacional. La refriega militar duro sólo cuatro días pero
tuvo un saldo trágico de más de 5 mil muertos y 15 mil heridos. Los mandatarios
se afianzaron en sus sillas presidenciales como verdaderos patriotas.
Hoy parecería que en
México y Estados Unidos vivimos una nueva “Guerra del Futbol”, pero ahora la
cancha es el TLCAN y las porterías el muro fronterizo. Los soldados, del lado
mexicano, son los migrantes. Y lo que se trata de ocultar en nuestra cancha, de
este lado del Río Bravo son la crisis económica, la devaluación del peso, el
gasolinazo, la violencia y el crimen que han repuntado, el desempleo y la
pobreza que afecta a más de 60 millones de mexicanos.
El técnico-rudo Donald
Trump también buscar sacar raja mediática y política con su “guerra” contra
México y los migrantes, lo mismo nuestros paisanos que los latinoamericanos y musulmanes. De esa forma
afianzará su naciente gobierno buscando al enemigo afuera de sus fronteras. Los
delincuentes, los violadores, los que les roban los empleos son migrantes
ilegales, dice en sus discursos.
Es una apuesta peligrosa
que puede derivar, además lo ríspido de un juego donde se incluyen de redadas y
deportaciones masivas, en un clima de hostigamiento, xenofobia, racismo y
linchamiento hacia los mexicanos, centroamericanos y musulmanes que viven en
Estados Unidos.
El balón lo están pateando
Trump y Peña. El magnate marca los tiempos, las reglas del partido, incluso se
ha convertido en el árbitro que expulsa y el “hoolligan” que se enoja e
insulta. El presidente Enrique Peña, sin un equipo eficiente conformado sólo por
amigos habilitados como cancilleres, secretarios o embajadores. Sin aliados en
Latinoamérica y con una tibia defensa de las naciones europeas, apela la unidad
nacional, la soberanía y la defensa de los intereses nacionales.
Es la nueva versión de “La
Guerra del Futbol”, en tiempos de Trump
y Peña. Tal Cual.