Todo indica que el alcalde de Acapulco, Luis Walton, emprenderá la
huida de la alcaldía para contender el próximo año como gobernador, abanderado
por su partido Movimiento Ciudadano (MC) donde es dueño y señor. Tal acción se
convierte en un “deja vu”, para quienes recordamos que Manuel Añorve Baños hizo
la misma acción para contender por el mismo cargo, que al final perdió.
Con frecuencia se escucha, ¿por qué votar siempre por los mismos? ¿A
caso no hay más opciones? La respuesta es no, los partidos políticos, de
acuerdo a lo que mejor les convenga a sus intereses, deciden dentro de un
círculo muy cerrado quien queda de candidato a los cargos . Lo ideal sería una
decisión más encaminada a la opinión ciudadana, y no con el respaldo sólo de un
grupo sectario.
Motivar esa participación social en aras de ser incluyentes con
aquellos sectores sociales que no ven la luz, marginados y desprotegidos. Con
la necesidad urgente de un gobierno carente de simulación, que no venda
“ilusiones", así como coadyuvante y comprometido con un cambio sustancial.
Por tal motivo, vemos personajes políticos contagiados del síndrome
del “chapulín”. Es así como la sociedad se queda sin opciones para elegir, una
sociedad hastiada de las mismas prácticas,
que ve llegar las oportunidades para los mismos de siempre.