Para Jonathan Swift, quien
a principios de siglo XVIII escribió “El Arte de la mentira política”, señala
que “el mentir bien a los ciudadanos no es cosa que se improvise; es un arte
con todas sus reglas…”.
En efecto, mentir es un arte. Y en política, mentir es una vieja práctica.
Swift reflexiona sobre si
conviene ocultar la verdad al pueblo por su propio bien, ya que el arte de la
mentira política es también, "el arte de hacer creer al pueblo falsedades
saludables con vistas a un buen fin".
Todos
los políticos utilizan el arte de la mentira para hacerse con el poder y
conservarlo, así sean de izquierda, de centro o de derecha.
México
no escapa de las mentiras de su clase política.
Todos los partidos (y algunos independientes) han gobernado municipios, pero
ningún alcalde ha cumplido con todas sus promesas de campaña.
Los
gobernadores y los presidentes de la República, tampoco están exentos de mentir
a sus gobernados. Enrique Peña Nieto, es un claro ejemplo.
En 2012 le mintió a los mexicanos, a tal grado que en este momento su
popularidad está por los suelos. Más del 90 por ciento reprueba su gestión.
Vicente
Fox Quesada chamaqueó a los mexicanos en el año 2000
con el cambio que prometió. Su único logro fue sacar al PRI de Los Pinos y hacer posible que el PAN
llegara por primera vez al poder.
En 2018 se corre el riesgo
que otro mentiroso llegue al poder, alguien que presume ser honesto y el salvador
del pueblo de México.
Por supuesto, me refiero a
Andrés Manuel López Obrador, el jefe
absoluto de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el que no tolera la
crítica y que desprecia a las instituciones del país.
En 2012 prometió una
república amorosa, pero al no ganar la elección sacó todo su veneno. Nuevamente
alegó fraude, el cual no pudo comprobar.
Dos años después, el
Instituto Nacional Electoral (INE) le otorgó el registro a Morena como partido
político. E ahí su incongruencia. Primero se pronuncia en contra de las
instituciones, pero bien que acepta dinero público a través de su franquicia
para recorrer el país y hacer campaña adelantada (lleva 17 años) sin
competencia interna.
En su lógica todos son
corruptos, menos él ni los ex priistas y ex perredistas que lo siguen
ciegamente.
Si
uno de sus seguidores o colaboradores es exhibido recibiendo dinero a su
nombre, le echa la culpa al ex presidente Carlos
Salinas de Gortari y a los demás integrantes de la “mafia del poder”.
Olvida que René Bejarano Martínez, su ex
secretario particular en la Jefatura de Gobierno del otrora Distrito Federal,
fue videograbado recibiendo billetes para respaldar campañas de candidatos de
la “izquierda” en 2013.
Y en 2004, su secretario
de Finanzas en el gobierno capitalino, Gustavo
Ponce Meléndez, fue grabado mientras apostaba fuertes cantidades de dinero
en una mesa de juego en el casino Bellagio, en Las Vegas, Nevada, y que además
era investigado por un fraude de 31 millones de pesos en la delegación Gustavo
A. Madero.
Este lunes fue exhibida Eva Cadena Sandoval, candidata de
Morena a la alcaldía de Las Choapas, Veracruz, recibiendo 500 mil pesos en
efectivo con la encomienda de entregárselos a Andrés Manuel López Obrador.
Obviamente que el eterno
candidato presidencial y sus fanáticos seguidores iban a culpar del video a la
mafia del poder.
Lo
cuestionable del asunto no es quién grabó o chamaqueó a la “honrada” militante
de Morena, sino su conducta, quedando en evidencia que también en
su partido aceptan dinero de dudosa procedencia para financiar campañas
políticas. ¿No qué muy santos en el
partido de AMLO?
El pasado 8 de abril,
López Obrador defendió en un mitin que realizó en Las Choapas a Eva Cadena, ya
que un grupo de manifestantes cuestionó que su candidatura era una imposición.
Terminando el evento, alguien le pregunta si ella es corrupta, a lo que él
responde: “Lo que diga mi dedito” y
hace un ademan negativo. ¡Zas!
En 2012 apoyó a José Luis Abarca Velázquez como
candidato a la presidencia municipal de Iguala, pero cuando ocurrió la
desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, el tabasqueño se deslindó de él,
argumentando que no lo apoyó. Pero existen notas periodísticas e imágenes de
ese entonces que echan abajo su mentira.
Lo
peor de todo es que el político tabasqueño sigue gritando a los cuatro vientos
que es incorruptible y que es como los plumajes –parafraseando
a Salvador Díaz Mirón– que cruzan el pantano y no se manchan. El cinismo en su máxima expresión.
AMLO
presume honradez en Morena cuando no la hay, ya que es igual que los demás
partidos que cuestiona constantemente. Es cuanto.
Comentarios:
E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com;
Facebook: Efraín Flores Iglesias;
Twitter: @efiglesias