MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
En aquellos días en que el
Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP) era la principal
organización gremial de México, agrupaciones de periodistas surgieron con la
intención de defender los derechos de quienes ejercemos este oficio, aunque
sólo fuera epistolarmente y con excesos protagonistas que anunciaron
tempranamente su desaparición, porque nunca se preocuparon por organizar,
formal y legalmente, a estas representaciones.
Cuando Manuel Bartlett
Díaz, entonces secretario de Gobernación erigido en Torquemada sirvió a
intereses para acallar voces como la de la revista Impacto, primero con un acto
intimidatorio que incluyó la toma de las instalaciones de Publicaciones Llergo,
en la colonia Industria Vallejo, de la ciudad de México y, después, la
desaparición del SNRP, hubo un elemental cuanto cómplice silencio de aquellos
que invocaban respeto a la libertad de expresión y no alzaron una protesta
siquiera enunciativa para abogar por un grupo importante de reporteros,
fotógrafos y trabajadores de redacción del diario El Universal que fue
despedido por negarse a pertenecer a un dizque “Sindicato Progresista de
Trabajadores de Bienes y Servicios Justo Sierra”.
Cada cual quedó en su
sitio en una lucha interna de un grupo afín a la dirección general de El
Universal y el otro al SNRP. Se perdió un importante contrato colectivo frente
a una embestida empresarial. Lo preocupante, es que fueron pocas, muy pocas,
las voces que apoyaron a los sindicalistas derrotados y echados del diario.
Las aguas volvieron a su
cauce y la década de los años 80 cerró con los cambios previstos en la vida
política nacional y en el ejercicio del periodismo en México, principalmente en
el interior del país donde trabajar en los medios de comunicación ha implicado
una suerte de sobrevivencia. No es nuevo el escenario en el que los colegas
desempeñan su labor con salarios francamente miserables y desprovistos de
mecanismos de protección social y legal frente a los cacicazgos primero y luego
el crimen organizado.
¿Qué hacer frente a estas
condiciones que llevan de la mano al miedo en el ejercicio periodístico y en
los medios que viven de la publicidad que no se paga, que se regatea en esa
mezquindad de quienes la contratan y luego amenazan cuando se les cobra?
Se sabía de los
desaciertos, excentricidades y pillerías de César Horacio Duarte Jáquez,
político que cuando se hizo de la gubernatura del estado de Chihuahua tendió
una red de complicidades en cuyo tejido coqueteó y pretendió seducir a
periodistas profesionales; a los gacetilleros de a cuánto la plana y dizque
prístinos columnistas los llenó de publicidad y pagos bajo cuerda, pero a los
más engañó y dejó endeudados porque ofrecieron sus servicios bajo promesa de
pago.
Hoy es prófugo de la
justicia. Y, mire usted, si Javier Corral Jurado, el gobernador que se alzó
justiciero mas ha comenzado a andar en esos caminos que apisona el poder y el
dinero, el del erario público, lo tiene en la mira más como sujeto de venganza
política, lo cierto es que se sabe hoy de esas deudas contraídas con medios de
comunicación que, tal es el caso del periódico Norte de Ciudad Juárez que ayer
domingo cerró su edición impresa, después de 27 años de editarse diariamente.
Transcribo el texto
firmado por el director del diario, preocupante y evidencia de hartazgo y
miedo, no temor, de ejercer el periodismo en tierra de nadie, a merced de
sicarios, desprovisto de los recursos de protección a que está obligado a
disponer el Estado a todos, todos los ciudadanos, no sólo a los periodistas, so
riesgo de incurrir en preferencias sectarias porque no somos los periodistas
ciudadanos de excepción; somos, sí, ciudadanos con una enorme responsabilidad
de informar, analizar, opinar y orientar.
Tal vez ése sea nuestro
plus que diferencia del resto de los mortales nos ofrece solitarios y hasta
débiles frente al poder que se siente agredido cuando cuestionado en elemental
posición del que es público pero reacciona como reptil arrinconado. Va el
texto:
“La trágica y sentida
muerte de Miroslava Breach Velducea –colaboradora nuestra– el pasado 23 de
marzo, me ha hecho reflexionar sobre las adversas condiciones en que se
desarrolla el ejercicio del periodismo actualmente. El alto riesgo es el
ingrediente principal.
“Las agresiones mortales,
así como la impunidad contra los periodistas, han quedado en evidencia,
impidiéndonos continuar libremente con nuestro trabajo.
“A lo largo de casi 40
años de promover la prensa libre, 27 de ellos desde Periódico NORTE de Ciudad
Juárez, tratamos de informar con la mayor veracidad, objetividad, honestidad y
transparencia.
“Tomamos infinidad de
causas, de riesgos que se convirtieron en batallas, unas más duras que otras,
respetando siempre los valores de libertad, justicia y Estado de Derecho;
movidos por la convicción y el amor a la ciudad y a sus ciudadanos, en la
búsqueda incansable de la anhelada calidad de vida.
“Este día, estimado
lector, me dirijo a usted para informarle que he tomado la decisión de cerrar
este matutino debido a que, entre otras cosas, no existen las garantías ni la
seguridad para ejercer el periodismo crítico, de contrapeso.
“Este ejemplar que tienen
en sus manos será la última edición impresa que NORTE de Ciudad Juárez
publique.
“En estos 27 años, con sus
muy honrosas excepciones, se nos dejó solos. Luchamos contra corriente,
recibiendo embates y castigos de particulares y gobiernos por haber evidenciado
sus malas prácticas y actos de corrupción, que sólo jugaron en detrimento de
nuestra ciudad y de quienes habitamos en ella.
“El irresponsable
incumplimiento de las administraciones públicas de los tres niveles de Gobierno
también nos orilla a tomar esta decisión, ante la soberbia negativa de pagar
los adeudos contraídos por la prestación de servicios.
“Satisfecho me siento de
haberle entregado a esta frontera cientos de empleos, de haber sido escuela y
semillero de personalidades que se foguearon en este medio y que ahora ocupan
puestos públicos o ejercen sus carreras profesionales con éxito.
“Cumplí como ser humano,
como ciudadano, como creí conveniente hacerlo, con convicción y amor por mi
ciudad; luché acompañado de colaboradores leales hasta el final, a quienes les
estoy infinitamente agradecido.
“Todo en la vida tiene un
principio y un fin, un precio que pagar. Y si éste es la vida, no estoy
dispuesto a que lo pague ni uno más de mis colaboradores, tampoco con mi
persona.
“Muy agradecido estoy con
aquellos anunciantes y lectores que nos acompañaron a lo largo de este viaje.
“Por mi parte, soy un
hombre de combate que seguirá luchando desde otras trincheras, aportando
siempre, siendo leal a mis ideales y a mi ciudad.
“Gracias Lic. Oscar A.
Cantú Murguía”. Digo.
LUNES. Por cierto. Es tal
el nerviosismo de las aerolíneas privadas ante la posible modificación a la Ley
de Aviación Civil, promovida desde la Cámara de Diputados, que las obligaría a
compensar a los usuarios por retrasos o cancelación de vuelos imputables a sus
propias operaciones, que están divulgando dolosa y falsamente entre los
pasajeros que dichas demoras o cancelaciones se deben a operaciones de carácter
oficial. Ante esto, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha reaccionado
rápido y con firmeza y los ha apercibido para que dejen de difundir esa
versión, so pena de aplicarles las sanciones correspondientes con base en la
normatividad respectiva. En las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional
de la Ciudad de México, los usuarios pueden observar en pizarrones electrónicos
y en lonas ubicadas en pasillos gráficas con la siguiente información: En 2016,
el 64% de las demoras en operaciones comerciales fueron responsabilidad de las
líneas aéreas, 27% por condiciones climatológicas y 9% imputables a la
infraestructura aeroportuaria. Veremos cómo reaccionan las líneas aéreas en
éste estira y afloja, aunque la mejor respuesta que podrían dar es ser
eficientes y cumplir con los horarios que el AICM les asigna para la ejecución
de sus operaciones. No se pueden llamar sorprendidos, ya que el secretario
Gerardo Ruiz Esparza personalmente les ha enviado misivas a los directivos de
las aerolíneas advirtiéndoles de las sanciones a que estarán sujetos si
continúan mal informando a los usuarios. Conste.
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