ENTENDIDA COMO LA OPINIÓN
FAVORABLE en la que una persona o grupo es capaz de actuar de forma correcta en
una determinada situación, la confianza es la seguridad que alguien tiene en
otra persona o en algo. Y en sociología
y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo
será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y
pensamientos, que se verá más o menos reforzada en función de las acciones.
La sociedad civil reposa
en una relación de confianza entre pueblo y autoridad. Las autoridades son los
depositarios de la intimidad, de tal forma que las bases del gobierno civil son
la confianza y el consentimiento de la mayoría de los que son parte de la
sociedad.
La confianza tiene, entre
otros sinónimos, el de seguridad, y es precisamente en ésta, que conlleva
capacidad para hacer las cosas, y entregar los resultados deseados, la que,
pese a la situación actual, tiene el gobierno del estado. Precisamente por la
confianza que representa, es que Héctor Astudillo Flores ganó la elección para
ser gobernador del estado.
Es cierto. Muchos de los
problemas que tiene Guerrero no se han resuelto. La inseguridad, es uno de
estos. Y es indudable que no es por falta de empeño, trabajo y dedicación, sino
porque el problema de la inseguridad, y la violencia que ésta genera, es, además
de compleja, estructural, de tal forma que habrá de resolverse, o mejor dicho,
disminuirse, cuando las causas que la originan, sean resueltas.
¿Quién no quisiera que la
inseguridad y la violencia, que ha costado miles de vidas, incluyendo de niños
inocentes, y dejado también miles de familias enlutadas, se resolviera de la
noche a la mañana? ¿Quién estaría en contra de que la marginación y pobreza
fuera cosa del pasado, o de que todos los guerrerenses, por situarnos en el
estado, tuvieran empleos dignos y bien remunerados, educación y servicios de
salud de primer nivel? Ninguno, por supuesto.
Y en eso, sin duda, está
empeñado el gobierno del estado. Cierto es que por el nivel de violencia
existente en Guerrero hay preocupación, desesperanza y congoja entre la
población, y en consecuencia, es normal las demandas de mejores resultados. Eso
es entendible, como lo es también que, pese a todos los esfuerzos que se hacen,
la violencia parece no acabarse.
Todos, ni duda cabe,
aspiramos en Guerrero a un estadio mejor. Y todos, creo, confiamos en que las
autoridades de gobierno hagan su mejor esfuerzo. Sin duda, lo están haciendo, y
por eso es que el gobierno de Héctor Astudillo Flores aún tiene la confianza,
sino de todos, de la gran mayoría de los guerrerenses, de que con las acciones
que lleva a cabo, pronto habrá mejores resultados.
El “Yo confío en
Astudillo” que en las redes sociales se ha viralizado, más que ser un cheque en
blanco al mandatario estatal, principalmente en el tema de la inseguridad y la
violencia, que en los últimos días ha tocado a actores políticos, es la
confianza depositada en las autoridades de gobierno, encabezadas por Héctor Astudillo,
de que puede revertir la situación, en base al trabajo que ha realizado en
otros rubros de la administración estatal, como lo es la gobernabilidad social
y el funcionamiento de las instituciones públicas,
Hay que decirlo. Antes de
Astudillo Flores el estado de Guerrero estuvo al borde de la ingobernabilidad
por la violencia política y social, como consecuencia de malos gobiernos, que
desembocó en los hechos de Iguala. Antes de Astudillo Flores la toma de
carreteras, bloqueos de calles y toma e incendio de edificios públicos, así
como el saqueo de comercios, era la constante. Antes de Astudillo Flores, hay
que decirlo, el gobierno no funcionaba (me refiero al del estado), y los
ayuntamientos municipales estaban solos. Antes del gobierno de Astudillo
Flores, hay que puntualizarlo, no había obra pública.
Por eso, ciertamente, hay
confianza en su gobierno, a pesar, ya lo dijimos, de los hechos de violencia.
Su administración ha estado dando resultados en otros rubros, y sin duda, va a
entregar buenas cuentas en materia de seguridad. Ciertamente las voces que se
manifiestan por los hechos de violencia, tienen razón, pero es también muy
cierto que la descomposición del estado en que fue encontrado, hace difícil que
las cosas cambien en un mes o en un año.
Todos los guerrerenses
queremos vivir en paz, con orden y tranquilidad, pero es innegable que para
salir de este estado de cosas, falta mucho por hacer. Lo importante es que se
está trabajando en ello. En estos tiempos, hay que decirlo, parece difícil confiar
en las autoridades, pero si no confiamos en ellas, entonces ¿en quién?
Concluyo. En estos tiempos
de violencia, la tragedia, el dolor, la desesperación, si bien son motivos de
enojo y de división, hay que buscar el hilo conductor de la unión. El Estado,
como tal, hace su parte, y solo falta que la sociedad también ponga su
contribución. Quedarse expectante, y solo exigiendo, no parece ser el mejor
camino para acabar con el flagelo de la inseguridad.
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