Chilpancingo, Gro., 8 de agosto de 2017.- Los campesinos de Guerrero tienen en el gobierno del estado un firme aliado que trabaja día a día para superar los problemas y limitantes que afronta el campo guerrerense, para que la gente más necesitada tenga niveles de vida digna y generar un clima de paz y justicia social, afirmó el subsecretario de Agricultura, Héctor Ocampo Arcos, en la ceremonia conmemorativa al 138 aniversario del natalicio del general Emiliano Zapata.
En el evento que se realizó frente al Instituto Tecnológico de Chilpancingo en la estatua alusiva al Caudillo del Sur, donde se colocó una ofrenda floral y se montó guardia de honor, el funcionario estatal destacó que Guerrero está de pie “con la expectativa de que vamos avanzando con el empeño y entrega al trabajo del gobernador Héctor Astudillo Flores”.
Ante funcionarios de los gobiernos federal, estatal y municipal, así como de dirigentes de organizaciones sociales y campesinas, Ocampo Arcos señaló que hablar de Zapata es rememorar su lucha y su causa por la reivindicación de los campesinos más pobres de México.
“La causa de Zapata fue, a fin de cuentas, la que retomaron los gobiernos emanados de la Revolución para impulsar el programa de reparto de la tierra en el país y la consolidación de su propiedad social con el ejido y la tradicional propiedad comunal”.
No obstante, dijo Ocampo Arcos, la deuda con los campesinos de estas tierras aún no está saldada, pues las mayores condiciones de pobreza y marginación social se encuentran en el medio rural, sector por el que luchó y dio la vida el llamado Caudillo del Sur.
Al hacer una semblanza alusiva a la vida del general Emiliano Zapata, el ex dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina, Bertín Cabañas López, recordó que fue uno de los líderes militares más importantes durante la Revolución Mexicana, así como un símbolo de la resistencia campesina en México.
Nació en el seno de una familia campesina en Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879. Su infancia se desarrolló en el contexto del latifundismo porfirista, realizó sus primeros estudios con el profesor Emilio Vara, quien había sido un viejo soldado juarista. A sus 9 años, al presenciar el despojo de tierras a campesinos ocasionadas por hacendados de la zona, y después de escuchar a su padre que le respondía que nada podía hacerse, le dijo: ¿No se puede? Pues cuando yo sea grande, haré que las devuelvan.