miércoles, 23 de agosto de 2017

MIRADA INTERIOR LAS GALLETAS DE ÉXTASIS Y EL SOCAVÓN DEL PASO EXPRÉS Por: Isaias Alanís

Las galletas de éxtasis encontradas en Osnabrueck en Alemania que dieron un total de 5 mil pastillas de la droga con la efigie de Trump es un a señal de la personalidad mediática del presidente de EEUU que hasta en medio de su enajenación personal pretende llevar a una nación a un futuro violento, supremacista blanco y demente, porque el payaso de Trump a duras penas conmueve a sus futuros electores.
Lo que si lo mueve es amenazar, ofender y poner a temblar al mundo que ve venir más golpes del terrorismo como el de las Ramblas en Barcelona gracias al activismo racista de Trump y su corte de halcones siniestros.
Esta ventriloquia de locos, pone a México de espaldas al muro y a la renegociación del TLC con el gobierno gringo dada la docilidad del gobierno mexicano ante los embastes de Trump el bocón.

En esta misa en escena el totalmente equivocado Aurelio Nuño que además de no saber “ler”, se le hizo cocas la memoria bajo la influencia planetaria del eclipse y del éxtasis trumpiano que basado en un libreto desafortunado de sus asesores de imagen celestial,  confundió al astrologo de cabecera de televisa, Walter Mercado con la astrónoma Julieta Fierro. En la memoria de Aurelio Nuño, el viejo y anquilosado horóscopo presidencial, le confundió el camino y por no saber “ler” ni el libreto escrito por su escribidor de cabecera se volvió a meter en un asunto cuatro estrellas: Meade, Chong, Narro y él mismo .
Esta carrera coordinaba desde los Pinos por el primer couch principiante EPN, tiene a varios priistas al acecho, uno de los más visibles es el siempre prisionero de su pasado, Manlio Fabio Beltrones, representante del viejo PRI en pugna con el “nuevo” priismo totalmente ligh, nini y desdeñoso del pasado “chichimeca” de los mexicanos.
Y como de abrir socavones se trata o destapar las fosas del “pozolero”, el binomio Gerardo Ruiz Esparza-Graco Ramírez, da una muestra pública del tamaño del cinismo y de la impunidad reinante en México. La aparente reyerta entre ambos personajes ligados a los Pinos, no es otra cosa que tratar de blindar un ejemplo más de corrupción solapada en obra pública. Ruiz Esparza que no renuncia y Graco empeñado en doblar a la universidad de Morelos y esconder su nido familiar de corrupción palaciega.

Ruiz Esparza, mirando a futuro por la construcción del nuevo aeropuerto de la CdMex, pone a salvo a las empresas que harán otro de los grandes negocios del sexenio. Y antes de aclarar el papel de la SCT en el socavón del paso Exprés de Cuernavaca, Ruiz Esparza se lanza a defender a las emprezas, Aldesa y Epccor, en el sentido de que no tienen la culpa de la muerte de dos ciudadanos, padre e hijo, sino del gran fraude que representa el paso exprés o “Tlahuica” porque su presupuesto inicial se duplicó en dos años, le tira la culpa a Graco, Graco a Ruiz Esparza y en esas mentaditas y aunque hayan asistido a comisiones del senado a modo de ambos, el socavón de corrupción permanecerá abierto por los siglos de los siglos santos amén.

Y en ese batiburrillo doméstico, los embates de Graco, inculpando a EPN y a Ruiz Esparza, al afirmar que les avisó del desmadre del paso exprés y que no era apto para que se inaugurara previo a las vacaciones de Semana Santa, es fuego fatuo comparado con lo que debería ser una aclaración pertinente. Ambos personajes llevan el caso a oficios sin respuesta y a la negativa de escuchar, por ejemplo a los habitantes de Cuernavaca que a través de los ayudantes municipales, alertaron del grave peligro que representaba construir ocho carriles sobre una barranca tan antigua y anterior a la llegada de los tlahuicas al valle del Tamoánchan mitológico.

Sea este incidente para dimensionar el tamaño de la corrupción reinante en México y de la colusión de un gobernador perredista en declive, con un funcionario federal consentido que arrastra un caudal de lodo en obras, más siniestro que las toneladas de tierra que sepultaron a padre e hijo en el paso “Tlahuica” o “exprés”.
Y como se trata de echarse la culpa cínicamente, a sabiendas de que en el senado o las cámaras nada prosperará, imagino la escena de este fin des emana en la que Gerardo Y Graco, se sentarán a la misma mesa en un restaurante de lujo o en la casa de 2 mil metros adquirida por la esposa de Graco en Cuernavaca a reírse de las noticias y del verdadero resultado de las nulas pesquisas de la secretaría de la función publica y de los futuros negocios y de cómo doblegar a la UAEM y a su rector bajo amenazas de no cumplir a cabalidad con el ejercicio del presupuesto ejercido y escamoteado por el gobierno del estado de Morelos a la Universidad Autónoma, y de paso, acusar a Vera Jiménez de malversar los fondos destinados a la máxima casa de estudios del estado de Morelos. Basta con hacer un recorrido por la UAEM, para verificar en que se han gastado los r4cursos y en los claustros universitarios abiertos en todo el estado de Morelos.

El discurso de Ruiz Esparza y Graco Ramírez es otra muestra más de la corrupción reinante en obra pública en México, no existe diferencia, ambos personajes de oscuro pasado, presente y futuro, caen en lo mismo. Se podrán parar de cabeza como en el caso Odebrech, nadie saldrá perjudicado, al contrario al final del escándalo terminarán como siempre, fundido en un gran abrazo y palmaditas en la espalda como prueba de impunidad y orgullo de cómplices.