En el PRI prevalece la
incertidumbre. Sus dirigentes no saben qué hacer. Ni el triunfo que obtuvieron
en el Estado de México –con artimañas, por cierto– los tiene optimistas.
Sienten que se les va el poder de las manos.
Hace seis ya tenían un pie
dentro de Los Pinos, pero ahora es
todo lo contrario: tienen un pie fuera. Y no es para menos, Enrique Peña Nieto ha sido un pésimo
presidente de la República; un presidente que excluyó a importantes
liderazgos de su partido; un presidente que ha solapado a ex gobernadores corruptos y, sobre todo, un
presidente que tuvo que pedirle perdón a los mexicanos por el escándalo que
originó la Casa Blanca (propiedad de
su esposa Angélica Rivera).
El PRI se esforzó para
regresar al poder luego de 12 años en la fría banca. En 2006 ganaron con su
candidato de telenovela, quien presumió ser el rostro del nuevo PRI y de
compromisos claros.
La mayoría de las encuestas
que se han realizado últimamente ponen al tricolor en tercer lugar, muy por
debajo del PAN, que va en segundo lugar. El puntero es Andrés Manuel López
Obrador, el eterno candidato.
El gran temor del PRI no
solamente es que gane el dueño de Morena, sino que el PAN y el PRD concreten
una alianza. Además, el priismo no tiene
un prospecto que pueda darle batalla a López Obrador y al Frente Amplio
Democrático (PAN-PRD).
El secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,
es el puntero de los presidenciables al interior de su partido, pero sus posibilidades son escasas. Ser
parte del gobierno de Peña Nieto, es su mayor desventaja.
México atraviesa por una
grave crisis de inseguridad. Los criminales operan con total impunidad en el
país, evidenciando de esa manera que no hay una estrategia clara para
combatirlos. Los aparatos de
inteligencia han fracasado, pues.
Los actos de corrupción
cometidos por los ex gobernadores Javier
Duarte de Ochoa (Veracruz), César
Duarte Jáquez (Chihuahua), Roberto
Borge Angulo (Quintana Roo) y Tomás
Yarrington Ruvalcaba (Tamaulipas) le pegan severamente a la imagen del
tricolor. Y, no olvidemos, que el PAN les arrebató varios espacios en las
elecciones de 2016 y la de este año.
El
PRI tuvo todo para gobernar bien al país, pero Peña Nieto prefirió empoderar a
su familia y a sus cuates.
Así las cosas en el
partido que un día quisieron cambiar Carlos Alberto Madrazo Becerra, Luis
Donaldo Colosio Murrieta y José Francisco Ruiz Massieu.
ENTRE
OTRAS COSAS… La tarde de este jueves fueron ejecutados el
ex candidato a alcalde Eduardo Neri (Zumpango), el priista Francisco Torres Rendón y su chofer Antonio “N”.
Fuentes policiacas
refieren que los hoy occisos fueron levantados horas antes. Sus cadáveres
fueron encontrados en la carretera federal México-Acapulco, muy cerca de la
Unidad Deportiva de Zumpango.
Torres Rendón fue
derrotado hace tres años en las urnas por el perredista Pablo Higuera Fuentes,
y para el 2018 se perfilaba nuevamente para disputar la Alcaldía de Eduardo Neri.
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